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viernes, 9 de mayo de 2025
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La educación, los talentos y las virtudes… esa es la receta

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Diario EL PUEBLO digital
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El Uruguay se enfrenta a grandes retos, ideológicos, económicos, sociales y, lo más importante, culturales. La Suiza de América continúa en el imaginario ciudadano pero, ha sido sumamente difícil conciliar dicha añoranza con la realidad.
Para algunos, el país batllista de inicios del Siglo XX podría retornar aplicando las mismas recetas, lo cual, va a contramano del camino hacia donde va el mundo, pues, cien años son cien años, y, afortunadamente, la humanidad ha evolucionado y progresado lo suficiente para entender que, no es verdad aquello que todo tiempo pasado fue mejor,
Parar otros, el mundo transita por un sendero en el cual, ya no existen límites fronterizos, ni de conciencia, y por lo tanto, las herramientas, principios y valores para construir el porvenir, son otros, lo que no significa que el gran objetivo a lograr, la dignificación del hombre por el simple hecho de serlo, no continúe siendo la principal tarea a realizar.
El mercado, la tecnología y la interconectividad, son, sin lugar a dudas, los grandes protagonistas del hoy. Ellos, ligados indisolublemente a la imperante educación de los pueblos, aspecto ese sí, no tan diferente al analizado y aplicado otrora, como la «locomotora», de la sociedad, al decir de José Pedro Varela, son esenciales.
El país de la meritocracia tiene la obligación moral y ética de retrotraerse a ese pasado virtuoso, y emprender para el mañana, el rumbo de invertir y transformar a la formación de las nuevas generaciones en el primer y más importante eslabón de la gran cadena de la construcción del futuro.
Más allá de los colores partidarios que ostente momentáneamente el poder, debe existir ya, una verdadera, firme, consolidada política de Estado, que afiance dicho concepto, sin miramiento alguno, teniendo que ser los dirigentes políticos y sociales sus principales impulsores, guiando a la ciudadanía hacia ese entendimiento esencial, si es que no se quiere quedarse a la vera del camino.
Contamos con una democracia consolidada; con instituciones fuertes y con una idiosincrasia tal que, aun con vaivenes, permite accionar de una vez por todas.
Enviemos a nuestros jóvenes al mundo, que lo vean, que se empapen en la realidad del mismo, y que regresen gustosos a servir a su país, uno que los reciba con los brazos abiertos, en vez de tenerlos, como hasta ahora, como mercadería de exportación.
La educación, sea esta primaria, secundaria o terciaria, debe, tiene que ser un punto de encuentro y no de división entre los orientales.
La educación, debe, tiene que aggiornarse a los tiempos, generando en las personas la base primordial para crear una cultura cada vez más indiferente, en un elemento que amalgame el concepto que, la competencia en igualdad de oportunidades, es la única manera de hacer una sociedad más justa, igualitaria y perdurable.
La educación no debe, no tiene que quedar solamente en un punto de los programas electorales que aparecen cada cinco años; debe, tiene que ser el norte que guíe a todas las demás realizaciones del país.
Leamos, consustanciémonos y apliquemos esa máxima que reza nuestra Constitución en su artículo 8, siendo esta en toda su concepción imaginable, la receta ineludible para fortalecer el mañana.
«Todas las personas son iguales ante la ley no reconociéndose otra distinción entre ellas sino la de los talentos o las virtudes»

Por: Dr. Adrián Báez

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