Los seres humanos tenemos una sola
certeza en la vida y es que tarde o
temprano nos iremos de este mundo. Pero el temor que genera lo desconocido y el no saber a qué nos enfrentaremos cuando esto ocurra, nos lleva a que mientras tanto le rindamos tributo para tratar de aceptarlo.
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a muerte es el fin de la vida terrenal al menos, tal cual la conocemos y la concebimos. Algunos dicen que la única estadística cien por ciento exacta, es que todos los hombres nos vamos a morir algún día. Al tiempo que otros dicen que la muerte es la sal y pimienta de la vida, y que sino supiéramos que existe, tampoco disfrutaríamos tanto del hecho de vivir.
Pero asimismo, el hecho de saber que somos seres mortales, nos genera sentimientos muy profundos que hablan mucho de quienes somos en esencia y de nuestra manera de comportarnos en el mundo.
Por ejemplo, manifestando temor a que la muerte sobrevenga de pronto y nos quite la vida tal cual la conocemos, o el miedo a lo que podría venir después de ésta, algo que está en la mentalidad de cada persona según la fe y las creencias que llevemos. Pero objetivamente, qué hay más allá de la muerte, sigue siendo el único misterio que jamás podrá ser revelado.
Si hay algo que no ha cambiado con la evolución de la humanidad, más allá de culturas y civilizaciones, es la costumbre de ofrecer un ritual, una ceremonia, a la persona que parte de este mundo hacia lo desconocido. Y eso ha estado presente en toda la historia de nuestra humanidad y en la cultura de todas las civilizaciones que hoy confluyen en este mundo tan diverso.
Nuestra cultura no es ajena a este tipo de celebraciones y por lo tanto la despedida de un ser humano que deja esta vida, ha sido para la sociedad un motivo de realización de ceremonias tradicionales, las que se llevan a cabo con determinado rigor de solemnidad, según los valores que haya cultivado esa persona o su entorno, a lo largo de la vida.
En este caso, estamos hablando de un culto a lo oculto, a lo que todo ser humano teme, que es la muerte. Hasta ahora nadie encontró la receta de la inmortalidad y seguramente no habrá una explicación lógica, sino que las respuestas aparecen basadas en la fe. En la víspera del Día de los Difuntos, les presentamos una mirada sobre el culto que los seres humanos le ofrendamos a la muerte, en el siguiente informe de EL PUEBLO.
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25 cementerios en el departamento
Un bastión al culto a la muerte
Los cementerios son los lugres que representan como ningún otro, el lugar de ofrenda a los muertos. La palabra cementerio proviene del término griego koimetérion, que significa dormitorio. Es que según las creencias cristianas en el cementerio, los cuerpos dormían hasta el Día de la Resurrección. A los cementerios católicos se les llama también camposantos.
En Salto existen unos 25 cementerios entre los que pertenecen al municipio y los del ámbito privado. El Cementerio Central data de 1853 y posee en la actualidad unas 10 mil sepulturas, la mayoría de ellas permanentes.
Su arquitectura tiene una riqueza sumamente valiosa y en ese sentido se trata de uno de los cementerios más destacados del país. A juicio del escribano Enrique Cesio, integrante de la Comisión del Patrimonio Histórico y Cultural de Salto, quien fue consultado para este informe, los cementerios son parte importante de la manifestación del ser humano.
“La especie humana es la única que tiene conciencia de la muerte. En consecuencia está atada a ese vínculo tremendo entre vida y muerte, y lo asume de distintas maneras según su cultura. Hay culturas que tienen una manera muy especial a integrar un espíritu que supone la inmortalidad o la transmigración de las almas, lo cierto es que no hay ninguna cultura que escape al culto de sus muertos”, dijo Cesio.
“Pero el ingreso de la inmigración inglesa que se dio particularmente en Salto, es un reflejo del tradicional ritual, puesto que los ingleses que tienen como lema aquello de: ‘vienes de la tierra y en tierra te convertirás’, no admiten la sepultura en panteón y plantean el enterramiento donde el hombre se mezcla con tierra”, afirmó Enrique Cesio. Pero volviendo a la actualidad, el cementerio central de asco central del mismo, fue declarado Monumento Histórico Nacional, donde el remuy valiosa. entrada al casco central del cementerio desemboca en una capilla, pero al nacer en Salto en pleno Siglo XIX una de las logias masónicas más antiguas del país, su predominio se ha hecho notar con las construcciones que se erigen en el lugar. Así como también, esa forma de ofrecer une nuestra civilización, ha generado que las personas más acaudaladas de la ciudad hicieran exportar materiales desde el extranjero para levantar monumentos que le rindan tributo a sus muertos.
“Tal es el caso de la Sociedad Italiana que mandó traer mármol de la región de Carrara en Italia, para poder construir su panteón en este lugar”, afirmó. “Así como también la tumba de José Castaños y su esposa Catalina Harriague de Castaños, que tiene la característica de ser simplemente una tumba para los dos, algo hecho un poco a perpetuidad con esas esculturas de Edmundo Pratti que son de las últimas que hizo” el célebre escultor salteño.
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Crecen los pedidos de cremación
Pero en una sociedad plural como la uruguaya las costumbres se van decantando con el tiempo. Por ejemplo, Brasil ha introducido una influencia muy destacada en ciertos sectores sociales y religiosos de nuestro país con la celebración de ritos singulares.
Es el caso de la cultura afro umbandista que ha ganado buena parte de la sociedad y que en ella se celebra la partida de ese “ente espiritual hacia otro plano”. Por lo tanto, más allá del dolor que deja la despedida del “plano físico” se celebra “la ascendencia” de ese espíritu hacia “otro plano” a veces más elevado y se lo recuerda con festejos”, según pudo saber EL PUEBLO por fuentes vinculadas a la religión umbandista.
Sin embargo, también hay hechos puntuales que según indicó Enrique Cesio “cuestan ser asumido” por la sociedad y se pone como un hecho particularmente “difícil” de aceptación como es la reducción de restos. “Pero si no hubiera reducciones el cementerio tendría dimensiones impresionantes. O del que crema y guarda las cenizas o del que crema y pide que las esparzan y eso es algo creciente. Hemos tenido pedido de salteños que quieren ir al río Uruguay”, mencionó.