Una nota exclusiva de JUANJO ALBERTI, desde Montevideo
SENSUAL Y DRAMÁTICA
Entre sus películas más conocidas figuran: «Dancing», 1933, «La guerra gaucha», 1942, «Los ojos más lindos del mundo», 1943, «Nuestra Natacha, 1944, «Todo un hombre», 1944, «Camino del infierno», 1945, «A sangre fría», 1947, «La otra yo», 1949, «Danza del fuego», 1949, «Alfonsina», 1957, aunque hay muchas más que protagonizó muy bien. Su estilo sensual y a la vez dramático impactaba en la gran pantalla, poseedora de unos bonitos ojos brillantes que parecía iluminaban el panorama. El público la admiró hasta el último de sus días por las marquesinas en el que rodó «El día que cambió la historia» en 2010. Fue una gran actriz, una referente total del panorama cinematográfico y artístico de la vecina orilla. Dirigida en varias ocasiones por Daniel Tinayre y Luis Saslavsky, obtuvo el premio a la mejor actriz de la Asociación de Cronistas Cinematográficos y la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Argentina en múltiples ocasiones a lo largo de las décadas del cuarenta y cincuenta. Le ponía expresión a sus papeles. Triunfadora en el cine y el teatro, donde también realizó notables obras. Se llamó para los espectadores, Amelia Bence, siendo su verdadero nombre María Batvinik. Hace unos días, el 8 de febrero de 2016, en una clínica de Buenos Aires dejó de existir a la edad de 101 años. Más que una actriz, una «institución» del cine.
LA ENSEÑANZA DE ALFONSINA STORNI
Amelia Bence llegó a este mundo el 13 de noviembre de 1914, en una vieja casa en Pasaje del Carmen, Buenos Aires. Sus padres Ana Zager y Jaime Batvinik, inmigrantes judíos le dieron seis hermanos: Raúl, Mauricio, María, Elena, Aída y Esther; Amelia era la menor. Bence calificaría más adelante a su padre como un «Hombre muy sereno y tranquilo, con humildad y costumbres sencillas, disfrutaba con placidez de las cosas simples y calmas», y a su madre de «Un carácter fuerte».
Poco tiempo después, toda la familia se mudó a otra vivienda en la calle Paraguay, más al centro de la capital porteña. Desde temprana edad, Amelia se sintió atraída por la actuación y comenzó a practicarla junto a otros niños vecinos en los patios de sus casas. Fue así como conoció a las hermanas Paulina y Berta Singerman, quienes vivían frente a su casa, sugiriéndole a la mamá de Amelia que la inscribiera en Teatro Infantil Lavardén, una especie de academia actoral para niños que funcionaba en el Teatro Colón. Ya a los cinco años, debutaba oficialmente en «Juanita», bajo la enseñanza de la reconocida poetisa Alfonsina Storni. Al poco tiempo, la propia Alfonsina le comentaría bien suavemente en el oído… «Vas a ser una actriz increíble. Tienes pasta para actuar e interpretar. Continúa estudiando» Así lo hace y además de actuación, toma clases de piano junto a su hermana Esther en el Conservatorio Fontova, y comienza a trabajar como elevadorista de la conocida tienda de aquel entonces, Gath & Chaves, al poco tiempo de cumplir los diez años. Pero, algo había surgido, en la casa sus padres se estaban negando a que siguiera los pasos de una actriz. A pesar de la oposición de su familia, Amelia convenció a su padre y, a falta de vacantes en el Conservatorio Nacional de Arte Escénico, decidió aprender danzas clásicas junto a Mercedes Quintana en el Conservatorio Nacional de Música y Declamación, al cual concurrió breve tiempo. Con 18 años, Quintana la llevó a participar como parte de un ballet en el Teatro Ópera a la comedia musical «Wunder Bar», 1933, protagonizada por Armando y Enrique Discépolo. En una ocasión, inclusive, llegó a suplantar a la protagonista principal cuando ésta enfermó durante la temporada.
JUNTO A PEDRO QUARTUCCI
Su primer papel en el cine fue como extra en una escena junto a Pedro Quartucci en lo que fue la segunda película sonora argentina, «Dancing», bajo la dirección de Luis José Moglia Barth, quien a partir de ahí diseñó su nombre artístico, Amelia Bence. Luego llegaría «Tango» e inmediatamente es admitida por Enrique Susini para integrar el cuerpo de baile de su compañía de Teatro Odeón, y fue bajo su dirección que incursiona en las obras «Tu boca», «Superficies», «Los malos tiempos» y «Baile en el Savoy», que pertenecían al género de la comedia musical y la opereta, batiendo verdaderos récords de representaciones. En 1937, interviene con un importante papel en la cinta «La fuga», donde secunda a Tita Merello y Santiago Arrieta en la personificación de Sara. Luego de una larga temporada teatral con Luis Arata y una participación en «El forastero», filma «La vuelta al nido» con José Gola. Sobre fines de los treinta Leopoldo Torres Ríos, le da su primer protagónio en «Adiós Buenos Aires». En 1942, fue convocada para encabezar una de las películas más destacadas de la historia del cine argentino: «La guerra gaucha», junto a Enrique Muiño, Sebastián Chiola, Francisco Petrone y Ángel Magaña. Su actuación en éste filme le valió una propuesta de la Paramount Pictures para viajar a Estados Unidos y recibir una preparación de dos años para luego lanzarla como una estrella, pero Bence rechaza la oferta. Continuaría en Argentina, y más tarde en México y España, con sus largometrajes y obras de teatro. Desde ahí en más solamente protagónicos para ella.
SE CASÓ CON ALBERTO CLOSAS
La primera pareja de Amelia fue Roberto Fernández Beyró, con quien comenzó un noviazgo en 1941. La relación terminó en 1944, cuando Beyró le pidió que dejara su profesión para irse a vivir juntos y Bence desistió. Durante el rodaje de «María Rosa», 1946, conoció al actor español Alberto Closas, con quien contrajo matrimonio en 1950. Ambos formaron un rubro artístico y trabajaron en varias películas y obras de teatro juntos. Sin embargo, en 1953, al regreso de una estadía laboral en México, Bence se enteró de algunos amoríos de Closas y decidió separarse. Más allá de la nostalgia.