En la temporada pasada, los focos de mira fueron y vinieron: los que entran sin pagar. Los colados. Pero con una consecuencia letal para los clubes, quienes DEBEN pagar esas entradas que no se hicieron efectivo en portería. La misión de la guardia de seguridad: contabilizar el número, abrocharlo al formulario, para que se radique como denuncia formal.
El delegado de Gladiador, Rodolfo Soto, replanteó la situación, «porque se nos vendrá la que nos duele a los clubes». Es que algunos clubes bien en concreto como Salto, Nuevo, Gladiador, Ceibal y Saladero, son los que más padecen la acción de los folclóricos colados.
EL TIEMPO DEL RETORNO
Aporte informativo clave de Juan Ramón Guarino, «porque de a poco la policía irá volviendo a las canchas». Se volvió a remarcar que Salto es «de los pocos lugares donde los espectáculos de fútbol no tienen la seguridad de la policía».
El retorno de los agentes no se pretenda que sea clave para dentro del campo de juego, «sino en la portería y en el control de los muros».
El delegado de Salto Nuevo, Deolindo Miquelarena, pautó la realidad «porque los muros bajos son una tentación a colarse», aludiendo a dos escenarios puntuales: Nacional (sobre todo el sector Este) y el Parque Carlos Ambrosoni (igualmente el mismo sector).
Desde el delegado de Nacional, José Luis Pertusatti, la suma de argumentos, «porque en el caso del muro Este, es imposible agregarle filas para elevarlo porque la base no resiste».
De lo que no hay dudas es que más allá de los casos específicos, se admite que el factor económico aleja de hecho determinadas soluciones. Y para evitar la profundización de los consabidos males, solo una alternativa surge determinante y a favor: la policía.
«Los muros bajos son una invitación a colarse»
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/druw
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/druw