Rich Moore, uno de los «padres» de «Los Simpson», mano derecha de Matt Groening y director de los más famosos episodios de la revolucionaria serie de TV, debuta en el largometraje con ‘Ralph, el demoledor’, una aventura en 3D para niños donde el malo de un videojuego se plantea por qué no puede ser héroe. Algo que ya fue planteado desde otra perspectiva en la también cinta animada «Megamente».
«‘Los Simpson’ y ‘Ralph, el demoledor’ se parecen mucho más de lo que crees», apunta el director, porque «ambas muestran una cara divertida y crítica social, tratan temas muy contemporáneos y son muy coloridas».
Rich Moore explica que fueron sus amigos John Lasseter y Andrew Stanton (altos ejecutivos de Disney/Pixar) quienes,tras la fusión de ambas compañías en 2006 le invitaron a trabajar una idea que empezó a hacerse realidad en 2008.
Y la idea era dar vida al mundo de los videojuegos, los más primitivos, algo que, dice, «le encantó», porque pasó su infancia entre «arcades» (máquinas recreativas de salón) y se declara «enamorado» de los pequeños monos de 8 bites, así que le sedujo pensar «cómo sería la vida de los personajes».
Aunque ‘Ralph, el demoledor’ no existió nunca, la cinta está llena de guiños a los auténticos videojuegos y es un homenaje a todos los que amaron las máquinas recreativas; por eso, explica Moore, también les gusta a los padres que supieron estar horas en las clásicas maquinitas del salón de la esquina.
Ralph, villano del videojuego, lleva 30 años haciendo lo mismo y está cansado de ser el malo por lo que decide demostrar su valía y convertirse en héroe, aunque eso suponga invadir otros videojuegos.
Antes, Ralph pasa por un divertido grupo de autoayuda de viejos «malos» de otros videojuegos. Así, Ralph, que recuerda por su gran tamaño y sus manazas al clásico Donky Kong, huye y se mete en otro juego, el «Hero’s Duty» donde conoce a la sargento Calhouny (parecidísima a Lara Croft) para acabar en «Sugar Rush», un país de caramelo donde se corren carreras de coches fabricados con chucherías, en el que vive Vanellope von Schweetz.
La creadora de «Sugar Rush» es Lorelay Bové, una barcelonesa que empezó de becaria en Disney, donde aprendió animación durante siete años y despuntó en «La princesa y el sapo» para después trabajar en «Enredados» y «Winnie the Pooh». «Había que crear un entorno diferente; uno ya tiene demasiadas referencias sobre una ciudad de caramelo y por eso recurrí a (Antoni) Gaudí, nos fuimos a Barcelona y creamos nuestro propio mundo modernista», explica. «Esto no se puede hacer con cuatro personas», apunta Bové, una de los setecientos trabajadores de la fábrica Disney/Pixar que necesitaron dos años para construir ‘Ralph, el demoledor’, todos ellos «muy talentosos», cada uno de los cuales es especialista en una sola cosa, asegura.
La película, resume Moore, cuenta «la crisis existencial a la que enfrentan los personajes que están programados para hacer algo cuando se plantean qué pasa si no le gusta su trabajo».
Para Spencer, el productor, «vivimos tiempos muy difíciles y es importante contar historias positivas. Cada diez años surge una nueva generación que transformará el mundo», mientras Moore puntualiza que «por eso es tan importante que los niños vean finales positivos después de que los personajes pasen por dificultades, porque así ven que incluso en los peores momentos hay esperanza».
La historia.
«Ralph, el demoledor» anhela ser adorado como lo es «Repara Félix», el perfecto niño bueno de su videojuego. El problema es que nadie quiere a un chico malo. Pero sí a un héroe… de manera que, cuando aparece un moderno videojuego de disparos en primera persona con la dura Sargento Calhoun, Ralph ve en él su pasaporte al heroísmo y la felicidad. Se cuela dentro del juego con un simple objetivo en mente: obtener una medalla; pero pronto lo echa todo a perder y accidentalmente libera a un enemigo mortal que amenaza a todos los videojuegos de la galería. ¿Cuál es ahora la única esperanza que queda a Ralph?: Vanellope von Schweetz, un alborotador «fallo» de un videojuego de flamantes coches de carrera, quizás sea la única que pueda enseñar a Ralph qué significa ser un chico bueno. ¿Pero podrá Ralph darse cuenta de que es lo suficientemente bueno como para convertirse en héroe antes de que el juego acabe para toda la galería?
Esta película viene precedida de muy buena crítica, habrá que verla para saber si es tan así.