La importancia de retirar los carteles y propaganda política tras las elecciones
En Salto, la Lista 20115 de la Coalición Republicana, liderada por el ex Diputado Omar “Paco” Estévez, comenzó el retiro de su cartelería y propaganda electoral, asumiendo, de esta forma, el compromiso adquirido con antelación del inicio del ciclo proselitista.
Concluido el ciclo electoral en Salto y en todo el país, es momento de reflexionar no solo sobre los resultados en las urnas, sino también sobre la responsabilidad colectiva de cerrar esta etapa con respeto y compromiso cívico. Uno de los aspectos muchas veces olvidados —pero cruciales— es el retiro oportuno de los carteles, pasacalles, banderas y demás elementos de propaganda política desplegados durante la campaña.
Visual Contaminado
Durante semanas, las calles de Salto se vieron tapizadas de afiches en columnas, árboles, viviendas, espacios públicos y hasta monumentos. Si bien estos elementos son parte del folclore democrático, una vez finalizadas las elecciones, su permanencia genera contaminación visual, deterioro del entorno urbano y una sensación de descuido colectivo.
Además, muchos materiales se desprenden con el viento y terminan convertidos en basura dispersa, obstruyendo desagües, ensuciando plazas y generando un problema adicional para los equipos municipales de limpieza.
Impacto ambiental
Muchos de los carteles y pancartas están hechos con materiales plásticos, vinilo o estructuras metálicas, que no son biodegradables. Si no son retirados y reciclados adecuadamente, terminan acumulándose en espacios verdes, arroyos o baldíos, contribuyendo a la contaminación del ecosistema local.
La responsabilidad ambiental es también parte de la responsabilidad política. Los partidos que piden el voto de la ciudadanía deben ser también los primeros en dar el ejemplo en términos de cuidado del ambiente.
Responsabilidad de todos los actores
La legislación uruguaya establece que los partidos políticos tienen la obligación de retirar su propaganda una vez terminados los comicios. Sin embargo, esta normativa no siempre se cumple, y en muchos casos quedan carteles durante semanas o meses, deteriorándose con el paso del tiempo.
Desde la Intendencia y los municipios, es clave aplicar las normativas con firmeza. Pero también es importante la presión ciudadana y el compromiso de las agrupaciones partidarias, que deben organizar campañas de retiro con el mismo empeño con el que colocaron su propaganda.
Buenas prácticas que deben consolidarse
En las últimas campañas se han visto ejemplos positivos de listas y agrupaciones que organizaron jornadas voluntarias de limpieza tras las elecciones. Este tipo de acciones deben ser valoradas, visibilizadas y promovidas como parte de una cultura política responsable y madura.
Además, algunos departamentos están impulsando iniciativas para fomentar el uso de materiales reciclables o reutilizables, y limitar el uso de ciertos formatos invasivos o contaminantes. Sería deseable que Salto y otros gobiernos departamentales avancen en esa misma línea.
Una democracia también se mide por sus gestos
Retirar los carteles no es un mero gesto simbólico: es parte del respeto por el espacio público, por el medioambiente y por la ciudadanía en su conjunto. Las elecciones ya terminaron. Es hora de levantar los restos de la campaña y dar paso a un entorno más limpio, ordenado y respetuoso. Porque cuidar la ciudad, incluso después de votar, también es hacer democracia.