Salto. República Oriental del Uruguay, 22 de noviembre de 1901. De la pareja formada por una argentina y el hijo de un ex esclavo negro que escapó del Brasil, que además era experto en magia africana, nació el joven José Leandro Andrade.
De pequeñito se trasladó al barrio de Palermo en Montevideo, para vivir con una tía. José estaba apasionado por el carnaval, que en la capital uruguaya tiene mucha fama. Tocaba el tamboril, ese instrumento de percusión que se cuelga del hombro y que es tan típico de las batucadas.
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De jovencito alternaba trabajos como limpiador de zapatos o vendedor de periódicos con sus pinitos como futbolista en un club llamado Misiones. Su primer contrato profesional lo tuvo con el Bella Vista, un club de la capital, donde desempeñó como volante derecho. Andrade, pronto, se convirtió en un jugador llamativo. Era negro, medía 1,80 y tenía un estilo de juego muy particular, muy flexible, muy acrobático, que enamoraba a la afición. Fue precisamente José Nasazzi el que coincidió con él en el Bella Vista y el que le recomendó para jugar a nivel internacional.
Eduardo Casado. Periodista. Desde EL PUEBLO, el rescate de aquella su introducción en tema, para adentrarse en un fenómeno humano y deportivo de todos tiempos: la vida de JOSÉ LEANDRO ANDRADE. Salteño. Crack. Campeón Olímpico y del Mundo. Al fin de cuentas, siempre es gratificante rescatar a Leandro, sobre todo a partir de esta foto rescatada. Ahí están los dos. Casi nada. El moreno nacido en esta tierra de los naranjas y el mariscal José Nasazzi. «Andrade fue convocado para jugar el primer Mundial de la historia, en Uruguay, precisamente, en 1930. Formó parte de ese mítico once (Ballesteros; Nasazzi, Mascherone; Andrade, Fernández, Gestido; Dorado, Scarone, Castro, Cea e Iriarte) que se proclamó campeón del mundo. Andrade estaba ya en decadencia, pero aún así aportó lo suyo, como un lance defensivo que perfeccionó, llamado la tijera: se lanzaba frente al atacante rival que llevaba el balón, estirando mucho la pierna izquierda, mientras que, con la derecha, le arrebataba la pelota». Leandro falleció el 5 de octubre de 1957, pero esta foto….¡es para siempre!