Algo de historia, algo de anécdotas…
Los desbordes del Río Uruguay que hacen que sus aguas ingresen en la ciudad y por ende desplacen de sus casas a buena parte de la población, las crecientes, las crecidas, llamémosle de cualquiera de estas formas, lo cierto es que son episodios históricos. EL PUEBLO conversó hace unos días con el profesor de Historia Jorge Cabral Vinci, quien reflexionaba: “Tengo más o menos un registro, que la primera creciente grande fue en 1888; después en el año 1941. Después la más grande, en abril de 1959. Después, 1983, y luego medio de corrido 1992, 1997 y 1998”.
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Ya en los años 2000, debe mencionarse especialmente dos crecientes como las de mayor magnitud: años 2009 y 2015. Ambas incluso impidieron el paso por el puente nuevo de Los Algarrobos o “puente de la morcilla”, lo que habitualmente se toma en Salto como referencia de las dimensiones de una creciente.
Sin embargo, la memoria colectiva de nuestra población no deja de mencionar “la creciente del 59” como el hecho histórico más imponente si de inundaciones se trata. Es difícil hacer comparaciones entre unas y otras, todas son muy diferentes, pues las condiciones en que se dan cambian bastante en el transcurso del tiempo. Basta con considerar que en 1959 no existía la Represa de Salto Grande para ya advertir la primera gran diferencia., entre otras tantas.
En el año 2019, EL PUEBLO entrevistaba a Hugo Ibarra (fallecido poco tiempo después), un salteño especialista en natación y salvataje, que trabajó en barcos mercantes, luego como profesor de natación en el Club Remeros y enseguida como formador del primer plantel de guardavidas que tuvo Salto para sus playas y termas (allá por los años 50). Muchas anécdotas contó Ibarra en aquella entrevista. De ellas, hoy rescatamos estas:
Una pareja arriba de un paraíso
Ibarra insiste en que lo más grave en realidad no era la subida del río, “porque eso avisa, uno lo ve que viene y se prepara…lo peor eran las enchorradas, por ejemplo del arroyo Sauzal, que en menos de veinte minutos cubrían dos o tres cuadras”. Y recuerda que en un momento le avisan que una casa de calle Soca entre la avenida Barbieri y Diego Lamas había sido invadida por el agua y que sus ocupantes estaban en peligro. Hacia allá fue y se encontró con “una pareja de personas mayores muy conocidas trepadas arriba de un paraíso y pidiendo auxilio a los gritos, desesperadamente; los Bomberos estaban estacionados por Diego Lamas pero no podían llegar a la orilla del arroyo. El enfermero de ellos (de Bomberos), que era Arístides Costa me dice: ¿qué hacemos? Entonces le dije: ustedes me atan con una cuerda y yo voy por la calle… corría mucho el agua…pero llegué, saqué a la mujer y después al hombre, a nado”. Por su experiencia como guardavidas Ibarra sabía muy bien “cómo se debe tomar con los brazos a una persona que se está debatiendo contra un ahogamiento y avanzar nadando únicamente con las piernas”.
Los libros del Dr. Ganón
Ganón era un conocido abogado de la época. “Ese hombre tenía (zona de Joaquín Suárez y Agraciada) más de mil libros, estantes y estantes y estantes…le entró el agua y no quería que se le perdieran, entonces fuimos y le salvamos sus bibliotecas haciendo viajes con cuatro o cinco chalanas llenas; le salvamos libros por doquier”. Ibarra recuerda asimismo que en muchos casos “se debían sacar muebles grandes, como roperos que a veces la gente ya tenía en los balcones, usando dos o tres chalanas pegadas una a la otra”. En ese momento, por calle Agraciada, el agua estaba en la estación de servicio Himalaya.
Caballo enganchado en un tejido
A pocos metros de donde ocurrió el caso de la pareja en el paraíso, sucedió esta otra anécdota: “un caballo que pertenecía a una familia de apellido Naim, carreros, que tenían su carro siempre en Treinta y Tres y Uruguay, venía arrastrado por la enchorrada hasta que queda con una mano enganchada en un tejido de alambre que todavía está, en Soca y Barbieri, contra unas casitas que había ahí, donde ahora hay un carro de comidas; la gente gritaba, yo estaba cerca de Aguiñagalde y escuché y vi que me hacían señas, entonces fui. El animal estaba ya muy mal, ahogándose casi. Pedí una pinza, me zambullí y cuidándome que el caballo no me pateara corté los alambres y con una piola lo saqué para el lado del Club Centenario y se salvó”.
Carmelo Cesarini, 65 años viviendo en la misma casa, en zona inundable:
“Si es mucha el agua que entró, ya te cansás solo de mirar…Te dan hasta ganas de llorar”
Cuando EL PUEBLO se comunicó con Carmelo Cesarini, vecino de Julio Delgado entre 19 de Abril y Brasil y le consultó si hacía muchos años que vivía allí, su respuesta fue contundente: “estoy con 65 años de edad y viviendo en esta casa tengo 65 años y 9 meses, así que calculale (risas)…¡Si habremos pasados por crecientes!”.
-Toda la vida acá entonces…
Desde que nací. Mi padre la adquirió a esta casa en un remate judicial. Él era carpintero y tenía la carpintería instalada al fondo. Luego falleció allá por el año 78, quedamos mi madre y yo viviendo solos acá. También al formar mi familia vinimos a esta casa. Mis tres hijos se criaron acá, pero ya los tres se fueron, luego perdimos a mi madre hace casi tres años, y hoy por hoy acá quedamos mi señora y yo nomás habitando la casa. Así que siempre viví acá, con orgullo, con placer, con un sentimiento bárbaro por este barrio, con hermosos recuerdos de esta cuadra.
-¿Nunca pensaron en cambiar de casa por este motivo de las crecientes?
Como te decía, siempre vivimos acá con mi madre, que la perdimos hace casi tres años. Y como ella estaba bien, en nuestra casa además, nuestro barrio, lo que nunca pensamos es en irnos. Además no era tan seguido que había que pasar por esto; hoy por hoy sí lo estamos pensando con mi señora, quedamos mi señora y yo solos, y estamos barajando la posibilidad de cambiar de casa, irnos para otro lugar porque, además, nos quedó una casa que es enorme.
-¿Cómo es vivir sabiendo que en cualquier momento puede llegar una creciente?
Te puedo decir que cuando se habla de una probable creciente ya te empezás a poner nervioso y empezás a recabar datos sobre el comportamiento del río, datos en un lado, en otro…Aparte las voces a veces comienzan a correr y los datos que pasan a veces no son ciertos, son con poca exactitud, y te hacen poner mal. Más cuando uno ya vivió varias crecientes, y no sabés si te va a sacar o no y entrás en esa incertidumbre, por no saber lo que puede llegar a pasar. Aparte, tener que mudarte no es fácil. Durante la mudanza, si no tenés todo organizado con tiempo, es todo una locura, se te rompen cosas, se te estragan otras, la verdad que el tema es complicado en una mudanza y más así en forma rápida. Si uno ve que la cosa viene mal, ya tiene que empezar por lo menos a ir juntando las cosas para que no te agarre mal parado.
-¿Cómo es volver a la casa después que estuvo con agua adentro?
Cuando volvés ya te ponés a mirar y si es poca el agua que entró, bueno, pero si ya es mucho, ya te cansás solo de mirar cómo queda todo, te dan hasta ganas de llorar. Pero bueno, hay que meterle el pecho. Si es que sacaste puertas interiores, puertas de aparadores, cajones, cajoneras…tenés que entrar antes para con esa misma agua ir aflojando toda la resaca que queda, todo el barro. Luego tenés que lavar las paredes, que es lo que queda más estragado. Si tiene cerámica, con una manguera con buena presión y una escoba queda limpio enseguida, el problema mayor son las paredes y las puertas interiores que puedas haber dejado, pueden quedar todas rotas, todas dobladas, te dan ganas de llorar. Está también la parte eléctrica que se puede estragar, o si hay revoque, pero todo depende lo que hayas dejado adentro, si dejaste cosas te las deshace. Es decir, todo depende de la cantidad de agua que entre y cómo sea la estructura de la casa. De todas formas tenés que entrar enseguida, a limpiar.
-¿Tiene idea de cuántas crecientes ha vivido?
No te podría decir con exactitud, pero fueron unas cuantas a partir de la del 59, que es de la que más hablaban mis padres, yo tenía ocho meses. Ellos contaban que era algo impresionante, que llovía y llovía y el agua se venía y se venía…Apenas les dio tiempo para sacar las cosas; aparte de la carpintería de papá sacar máquinas, maderas, tablones, hubo que terminar sacando por una casa vecina por calle Brasil. Después, vagamente me acuerdo que por principios de los años 70 más o menos, recuerdo un par de crecientes que si bien no hicimos mudanza porque el agua no llegó a entrar a la casa. Luego, por el año 81 u 82 tuvimos una que llegó a Julio Delgado y 19 de Abril; me acuerdo después de una del año 86, estábamos de reformas acá en casa y el agua entró 40 centímetros. Después en los años 90 hubo algunas más chicas me parece, pero no recuerdo bien. Y en el 2009 tuvimos que mudarnos y luego la más grande que fue la de 2015, que superó los 16 metros. Después algunas otras más chicas, 2017, 2019.
-¿La más complicada?
La de 2015…Me acuerdo que llovía a cántaros, mi madre decía que le recordaba la creciente del 59. El agua estaba llegando por 19 de Abril a la esquina de Julio Delgado pero creciendo rapidísimo. Le dije a mi señora y a mi madre: “esto está feo, viene muy rápido y llueve mucho; vamos a empezar a juntar porque nos va a correr”. Y así fue. Menos mal que teníamos donde ir, es la gran ventaja, y como te decía hoy, teníamos medio organizado todo. En la mañana el agua estaba en esa esquina que te digo y empezamos a amontonar todo y a sacar, comenzamos con la mudanza; llovía y llovía; cuando terminé la mudanza, en la tarde, el agua ya estaba en la puerta, o sea que en cuatro horas había subido más de dos metros y medio, fue una barbaridad. Esta cuadra era un caos; cada uno tenía que aprontar lo suyo, no podía darle una mano al otro, esta calle era una locura, y a casa entró unos 80 centímetros.
-Imagino que tendrá muchas, pero ¿alguna anécdota en especial para compartir?
No soy de buena memoria…Pero te cuento esto: en una de las crecientes, no recuerdo cuál, el agua había llegado un poco más abajo de la mitad de cuadra, no fue una creciente de las más grandes…¡No te imaginás! Estuvo varios días estacionado el río, entonces en esta cuadra no había pasaje de tránsito de ningún tipo y la gurisada chocha jugando en la calle, te hablo de gurises de unos 12 años, todos juntos jugando en la calle. Entonces a una vecina se le ocurre juntarnos a varios vecinos y nos dice: “che, ¿y si hacemos un asado ahí en la calle?”. Los vecinos que habíamos quedado, porque los de más abajo ya se habían ido todos. Dijimos que sí, nadie se negó, comimos el asado y hasta hubo baile y todo, pasamos divino. Entonces decíamos, refiriéndonos a la creciente: al mal tiempo, buena cara. Te imaginás la gurisada qué contenta estaba, después querían comer asado a cada rato en la calle (risas)…
Familias alojadas en el Parque Harriague sostienen que están muy bien atendidas, aunque con muchas preocupaciones
En el predio del Parque Harriague en el que hasta hace pocos años funcionaba el Zoológico, están alojadas varias familias que han sido desplazadas de sus hogares. Hacia la derecha, las antiguas jaulas de animales, se han acondicionado como “habitaciones”. Hacia la izquierda, se ubicaron las carpas camufladas del ejército. En una recorrida por el lugar EL PUEBLO recabó algunos testimonios. En general hay coincidencia en que la atención que se les brinda por parte del CECOED es muy buena. En tanto la mayor aflicción que las familias plantearon a este diario, radica en cómo poder reconstruir sus casas una vez que el agua vuelva a su cauce normal.
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María Ferreira: “no tenía dónde ir”
-¿Dónde estaba viviendo?
En un asentamiento en el Ceibal, desde hace cuatro meses, y no tenía experiencia en inundaciones; esta es la primera vez y la verdad que fue de repente, me tomó de sorpresa. Sabía que iba a venir el agua pero en dos horas que salí al centro, cuando volví a mi casa el agua estaba ya entrando por el fondo.
-¿Qué día fue eso?
Y…desde el lunes estoy acá
-No tenía otra opción que venir acá…
No, la verdad que en mi caso no tenía dónde ir…
-¿Con quiénes está?
Tengo un hermano discapacitado a cargo, que necesita cuidados. Así que la lucho con él, sola. Yo no estoy acá porque quiero o porque me gusta; busco también el bien de él, que necesita de muchos cuidados y acá no los hay.
-Le iba a preguntar justamente por la atención que reciben…
Ah sí, la atención es muy buena, eso sí, no tengo nada para quejarme. Me dan el lugar, la comida, y están atentos a todo, en todo sentido.
-La complicación entonces es por la discapacidad de su hermano…
Sí, obvio, yo en mi casa tenía que pagar a una persona para que lo cuidara, pero acá no puedo.
-¿Son solo ustedes dos?
No, aparte tengo un hijo a cargo, que es menor, pero en esta situación no está acá conmigo, porque es un niño con problemas, es hiperactivo, con problemas psicológicos.
Valeria Laforia: “vivimos en ranchitos, cuando baje el agua ¿qué vamos a hacer?”
-¿De qué parte de la ciudad son?
Somos de Ceibal, estábamos en calle Misiones esquina Juan H. Paiva y con el agua al cuello..
-¿Primera vez que viven algo así? ¿Quiénes más integran el grupo familiar?
Es la primera vez sí. Estamos acá mi mamá, mi esposo, mi hermana que tiene discapacidad, mi otro hermano… estamos en familia.
-¿Cómo es la atención que les brindan?
Sinceramente estamos muy bien atendidos. Sin palabras, no hay nada de qué quejarse de CECOED.
-¿Estarían precisando alguna colaboración?
Sí, lo que la gente pueda, pero nosotros estamos más preocupados por lo que vamos a vivir después que baje el agua. Necesitaríamos una ayuda por ejemplo de una carpintería, alguien que nos done algún material, o que nos haga algún descuento en la madera, porque algunos vivimos en ranchitos, y cuando baje el agua, ¿qué vamos a hacer? Necesitaríamos ayuda en ese sentido..Pero además, yo tengo un nene de 6 años que prácticamente no trajo ropa, porque la ropa de él se fue en una bolsa para el refugio donde tenemos los muebles, yo básicamente precisaría eso también.
Norma de Mattos (mamá de Valeria Laforia):
La muchacha que está a mi cargo, mi hija, tiene autismo, epilepsia y retardo mental, tiene 43 años. Pero gracias a Dios hay médicos que vienen, así que es muy buena la atención.
-¿Les han dicho algo sobre cuándo podrían volver a sus hogares?
Sí, nos dijeron que esto podría irse hasta mediados de enero, así que serían varios meses, por el tema del fenómeno del Niño parece. También estamos preocupados por nuestras casas, que dejamos bajo agua y hay gente que está robando las cosas.
-¿No pudieron traer todo?
Era un camión por familia que daban para la mudanza, entonces hay gente que dejó cosas adentro.
Washington Ramón Tapella: “viviendo en la calle me agarró el agua”
Finalmente, un muchacho muy jovencito se acercó para hacer este pedido especial: “Mi situación es que voy a ser padre y preciso hacerme un ranchito. Yo estaba viviendo en la calle, en Atahualpa al 800 y me agarró el agua con 11 metros. Entonces con mi señora que está embarazada, nos hicimos una carpita, por eso pido alguna colaboración para hacer algún ranchito, pueden ser tablas, chapas, todo sirve y agradezco mucho”.
Josué Lima, Coordinador del CECOED
“Estamos frente a una nueva emergencia departamental donde hay mucha gente pasando mal”
EL PUEBLO conversó este sábado a la mañana con Josué Lima, Coordinador del CECOED por la Intendencia de Salto, sobre las últimas novedades que han surgido de esta nueva emergencia surgida a raíz del crecimiento de la cota del río Uruguay por las intensas lluvias que se vienen registrando al norte de la represa de Salto Grande.
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– ¿Cuáles son las novedades de este nueva creciente del río Uruguay?
– Hemos estado reunidos de manera permanente en el Comité de Emergencias para sacar esta situación adelante lo mejor posible. Durante esta semana hemos estado evacuando gente, hasta este momento que hacemos esta nota tenemos a 368 personas auto evacuadas y a 162 personas evacuadas, que son datos de anoche (viernes). Además, tenemos un pronóstico para las próximas horas de 14.20 metros respecto a la altura del río y que sería, según nos indican de Salto Grande, la altura donde se estarían estabilizando, pero de todas maneras, la cuenca alta en Brasil está desbordada, por lo que seguramente vamos a seguir recibiendo agua.
– ¿Han estado trasladando a las personas evacuadas al Parque Harriague en carpas del Ejército?
– Estamos trasladando ahí, donde además queremos hacer el centro de evacuación en ese mismo lugar porque es donde tenemos todas las comodidades, tenemos baños, duchas, un lugar para los niños, un montón de cosas que son aprovechables. Además, es un lugar estratégico para tener una logística y un orden, porque acá trabajamos con el Ministerio del Interior, con gente del MIDES, de Bomberos, de Prefectura, del Ejército. El parque nos da una concentración con orden y con todo lo que necesita cada uno. El SINAE (Sistema Nacional de Emergencias) es una pata importantísima también para el CECOED, y donde estamos continuamente trasladando datos junto con Salto Grande para ver la necesidad de insumos para cuántas familias, subiendo datos y manteniéndolos al tanto. Estamos trabajando como siempre en tres turnos pero con más guardia porque ahora necesitamos de otro tipo de apoyo, donde las familias que se encuentren necesitadas de ayuda para la evacuación deben comunicarse al teléfono 473 27359, donde se concentran todas las solicitudes para poder tener un orden. Cualquier persona que no pueda llamar a ese número, que llame al 911 que lo derivan, y ahí coordinamos la evacuación.
– ¿Qué consejo o sugerencia se puede dar a las familias al borde de la evacuación?
– Primero que nada, se está dando todos los días y en forma permanente la altura del río y lo que se prevé que suba en las siguientes horas, cosa que la gente que está cercana al río pueda prepararse con tiempo a ser evacuada, no hay que dejarse estar ni dejar todo para último momento, debe aprovecharse la luz del día porque en la noche es todo mucho más difícil, y desde ya que comprendemos que no es nada fácil tener que dejar su casa en estas circunstancias. De todas maneras, seguimos haciendo un trabajo de campo yendo zona por zona y casa por casa avisando a la gente en qué momento podría llegarles el agua. Muchas personas tienen la esperanza que a último momento el agua no les va a llegar o que el río va a empezar a bajar, pero en este caso, no va a bajar. Cuando llegamos vamos directamente a decirles que hay que evacuar y cuándo vamos a llegar por ellos, si necesitan de ayuda. Usamos de los medios de comunicación, redes, plataformas, todo lo que podamos usar como herramienta lo usamos para que la población pueda estar informada sobre esta situación, porque acá hay muchas cosas en juego, tenemos muchos niños a los que cuidar.
– ¿Cómo se trabaja el tema de la alimentación con los evacuados?
– La vamos a trabajar con la cocina central de la Intendencia que está en el Hogar Estudiantil, donde aumentamos el nivel de platos, porque recordemos que en este caso tenemos que servir desayuno, almuerzo, merienda y cena. Es por eso también que necesitamos tener ese punto estratégico de evacuados por una cuestión de logística y control.
– En este tipo de circunstancias siempre falta algo y se requiere la colaboración solidaria del resto de la población, en este caso, ¿se necesita algo en particular?
– Si, la gente que va por evacuación nos manejamos con el SINAE, y venimos trabajando bárbaro con el tema de frazadas, colchones, juegos de cama, almohadas, kit de higiene personal, que es lo que venimos trabajando por familia. De todas maneras, se aceptan todo tipo de donaciones porque también tenemos que ayudar a los que son auto evacuados. Así que en general las donaciones que son necesarias serían abrigo y mantas. Tenemos un plan alimentario y por ese aspecto estaríamos cubiertos para todas las personas que se encuentran desplazadas de sus casas.
– La última palabra es suya.
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– Agradezco a diario EL PUEBLO porque estamos frente de una nueva emergencia departamental donde hay mucha gente pasando mal, no es fácil salir de sus casas, lo vivimos todos los días, hay gente que le ha costado mucho tener una casa. No discriminemos, tratemos de trabajar en sociedad en conjunto. Del lado del CECOED tenemos una excelente relación con todas las instituciones como pasamos la pandemia y con el déficit hídrico, y ahora con la inundación, queremos seguir trabajando de esa manera.
“Estamos trabajando muy bien desde el CECOED, como equipo está bien articulado”
Tte. Cnel. Juan Moreni, Jefe del Batallón Ituzaingó N° 7
EL PUEBLO dialogó con el Teniente Coronel Juan Moreni, Jefe del Batallón Ituzaingó N° 7 de Salto, sobre el trabajo que han tenido que desplegar los efectivos de la Unidad que dirige ante esta nueva crecida del río Uruguay. Afirma que trabaja de manera coordinada y mancomunada desde el CECOED (Centro Coordinador de Emergencias Departamentales) y que se cuenta con la logística suficiente para enfrentar este nuevo desafío asistiendo a las familias que deben ser evacuadas.
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– Ante una nueva crecida del río Uruguay, ¿el Ejército se encuentra coordinando acciones desde el CECOED?
– Es correcto. Nosotros integramos el CECOED y estamos aportando nuestro granito de arena en lo que respecto a nuestra especificidad, básicamente en lo que es la logística junto a algún asesoramiento aportando ideas para el equipo de trabajo.
– En ese caso, ¿cuáles son las tareas específicas que vienen desempeñando?
– En coordinación con el Coordinador de CECOED estamos brindando nuestro apoyo hoy día con dos camiones básicamente en apoyo a los camiones con los que cuenta la Intendencia, más trece efectivos que aportan su mano de obra para lo que es el traslado con carga y descarga de la gente que necesita ser evacuada, además del efectivo adicional que se aporta cuando se realiza el armado de las carpas en el Parque Harriague, que son quince efectivos del Batallón, y después colaboramos con el armado de cinco carpas más que mandó el SINAE (Sistema Nacional de Emergencias) en apoyo a la emergencia departamental.
– ¿Se cuenta con la capacidad logística para enfrentar una mayor cantidad de evacuaciones, y me refiero, por ejemplo, a la cantidad de carpas con las que se cuenta, en caso de ser necesario?
– Sí. Las carpas fue la acción inicial. Hoy el CECOED como equipo de trabajo ya ha coordinado otras instalaciones que son otros lugares alternativos en el caso que se vean colmadas las plazas que tenemos, pero eso lo va organizando el Coordinador junto al equipo de asesores que hay y que integran el CECOED tanto del MIDES como del INAU, y se va gestionando a medida que se van generando las necesidades.
– ¿Le rendirán informe al Ministro Javier García que venía a nuestra ciudad para realizar una recorrida para apreciar in situ esta nueva crecida del río Uruguay?
– Efectivamente, junto al señor Ministro estaba previsto que viniera acompañado por el Director del SINAE, y sería el Coordinador o el Intendente quienes realizarán las exposiciones de la situación.
– ¿Es necesario solicitar algún tipo de refuerzo en materia logística?
– Por ahora la situación se encuentra contenida con los recursos con lo que contamos en el departamento, pasa que es imprevisible la situación del río aguas arriba. La represa tiene una capacidad máxima y por necesidad tiene que ir largando agua. Con nuestras capacidades acá con esos dos camiones que son con lo que estamos apoyando por el momento, pero en caso que se requiera de algún otro apoyo en lo que es vehículo o personal podemos seguir respaldando con algo más.
– Tengo entendido que en esta oportunidad la comida ya no sería requerida que fuese proporcionada por el Ejército, ¿es así?
– Eso es producto del trabajo en equipo que se viene haciendo. El año pasado creo que fue un buen logro el haber podido materializar la cocina que hoy funciona en lo que es el Hogar Estudiantil (de calle Piedras y Artigas), que tiene una capacidad de elaboración muy importante y que cubre los comedores de Salto. Y como siempre se coordinó desde el CECOED, está previsto que nosotros quedemos como reserva. O sea, las capacidades del Ejército están a la orden una vez que se vean colmadas, nosotros estaríamos ingresando a colaborar con nuestros medios. La Intendencia hoy está cubriendo los comedores y a la gente que se encuentra evacuada y nosotros no hemos tenido la necesidad de recurrir aún a nuestras propias capacidades, así que el CECOED tiene un buen respaldo en ese sentido.
– La última palabra es suya.
– Para remarcar que nosotros en base al trabajo que se viene haciendo con una muy buena coordinación junto a los integrantes del CECOED hemos encarado esta emergencia bastante bien organizados. El tema de las evacuaciones son inevitables en el sentido de que aquellas familias que viven cerca de los márgenes del río o en zonas inundables cada vez que se desborda el cauce normal, no hay manera, hay que evacuar y atender a esa familias en esa emergencia. El organismo como equipo está bien articulado y está trabajando en forma mancomunada.