Luego de la realización de un análisis clínico, como un hemograma, es posible definir la cantidad de glóbulos rojos y blancos que tiene el organismo. La anemia como tal, es una afección en la cual la persona no tiene suficientes glóbulos rojos saludables, responsables de proveer oxígeno a los tejidos corporales. En dicho sentido, la anemia por deficiencia de vitamina B12 supone conteo bajo de glóbulos rojos debido a una falta de dicha vitamina. Por analogía, de igual manera que los seres vivos necesitan de vitaminas como la B12 para realizar sus funciones vitales de forma correcta, los países necesitan también de unas “vitaminas particulares” para poder funcionar y lograr de manera sostenible niveles de desarrollo económico y social. Si esas vitaminas no están presentes, los seres vivos y los países tienden a debilitarse y posteriormente morir.
El pasado 9 de diciembre, se realizó el primer Conversatorio sobre Productividad y Competitividad del Litoral Norte Uruguayo en la Ciudad de Salto, el cual contó con la presencia del Cr. Enrique V. Iglesias, ex Secretario General Iberoamericano y ex Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo. En la misma, el destacado estadista realizó una serie de reflexiones sobre la productividad y competitividad de Salto y su región y para ello habló de la importancia de la realización de un abordaje institucional que no pierda de vista las 5 píldoras “i” de la productividad y competitividad.
El objetivo del presente artículo de Link de El Pueblo es realizar una descripción de las “píldoras” propuestas por el Cr. Iglesias en Salto para mejorar la productividad y competitividad y de esa manera contribuir al desarrollo territorial. Históricamente ha existido un amplio consenso sobre por qué promover el crecimiento y el desarrollo económico y social local y regional, no obstante, aún siguen existiendo dudas respecto a cómo lograrlo. Lo anterior ha terminado derivando en la dificultad de influir de manera contundente y positiva en los indicadores socio-económicos.
Las píldoras a definir a continuación son: ilustración, integración, inversión, infraestructura e innovación.
Ilustración
La ilustración como sinónimo de educación es sin lugar a dudas una prioridad cuando hablamos de productividad y competitividad, de nada sirve contar con alumnos del siglo XXI si los programas educativos responden a lógicas del pasado.
La sociedad de la información, tan característica de nuestro tiempo trae consigo la automatización y con ello el desempleo en los sectores del trabajo más rutinarios. Los problemas vinculados a la pérdida de fuentes de empleo también ocurrieron en la Revolución Industrial del Siglo XVI y XVII, momento en el que también al igual que ahora, ha habido varios movimientos que se opusieron, sin embargo, hoy por hoy, hay una gran diferencia y es que los cambios son cada vez más acelerados y disruptivos y con ello, un mismo trabajador puede ser desempleado más de una vez en la vida.
Es justamente por su impacto en el desarrollo de las actitudes y aptitudes de las personas, necesarias para generar valor agregado dentro de las organizaciones, y con ello, el aumento de la probabilidad de insertarse en las cadenas productivas lo que termina operando como un imperativo a trabajar por parte del sector público, sector privado y la academia en pos de la mejora del desarrollo económico y la mitigación de los riesgos vinculados al desempleo. Esto anterior bajo una lógica que defiende al trabajador a través de la capacitación y su reinserción a partir de las nuevas demandas del mercado de trabajo y no la protección de puestos de trabajo confundiendo medios con fines y llevando así a la pérdida de productividad y competitividad de las empresas.
Hablar de Ilustración, trae consigo también una cuestión no menor y es primordial no perder de vista; la formación de las nuevas generaciones en relación a sus valores y la construcción de una vocación democrática y republicana, todo ello como elementos que favorezcan la convivencia y la construcción de ciudadanía y vínculos de confianza, necesarios para la construcción de acuerdos.
Integración
A medida que avanza la globalización capitalista, aumentan los movimientos regionales. Es justamente la heterogeneidad de los territorios, en relación a su desarrollo económico lo que termina creando presiones para unirse en bloques regionales, separando así un espacio geográfico de otro y dejando cada vez más permeables las fronteras físicas de los estados nacionales. La Ciudad de Salto no es la excepción, su cercanía y complementariedad con Artigas, Paysandú y Concordia, Argentina invitan a entender que una agenda de desarrollo debería no perder de vista un enfoque regional que trascienda los límites departamentales y así encontrar mecanismos para potenciar las fortalezas, disminuir las debilidades, compartir riesgos y aprovechar oportunidades que obligatoriamente conllevan esquemas de trabajo regionales.
La promoción del libre comercio y el multilateralismo como actividades conjuntas entre varios países es quizás el camino ideal sobre el cual se debería transitar para mejorar la apertura al mundo y con ello, la mejora en los niveles de desarrollo, todo ello, sin perder de vista vínculos ganar-ganar que permitan la sostenibilidad de dichas relaciones.
Inversión
No hay crecimiento sin inversión, como así tampoco existe inversión sin financiamiento. Hablar de inversión trae consigo un doble desafío que necesita debatirse.
El primero de ellos, asociado a la importancia de generar condiciones para que invertir sea atractivo. Termina siendo una piedra angular, contar con reglas del juego claras, estabilidad y una macroeconomía saludable, con ello entre otras cosas por ejemplo; contar con una inflación controlada y de forma comparativa con países con los que se compite menor, un tipo de cambio adecuado para no perder competitividad, incentivos fiscales para la inversión en sectores económicos estratégicos, mano de obra calificada, etc.
En segunda y última instancia y no por ello menos importante, romper arcaicos paradigmas sobre quién debe financiar la inversión. El Estado Benefactor a comienzos del siglo XX dejó una huella cultural, un paradigma en el que de forma consciente o inconsciente se espera demasiado del sector público y no necesariamente lo mismo o en todo caso, muy poco del sector privado, cuando es justamente una doble iniciativa de trabajo en pos del desarrollo económico lo que termina siendo fundamental para aumentar la probabilidad de que dichos esfuerzos sean eficaces y eficientes. Esperar desde “arriba” pero también movilizar “desde abajo” y allí la academia, el sector empresarial y las fuerzas vivas juegan un rol importante.
Infraestructura
La infraestructura es el soporte del desarrollo económico y social de los territorios. De igual modo que el “software” del desarrollo territorial son las personas que lo conforman, un software sin un “hardware”, en éste caso la infraestructura, de nada sirven.
Hablar de mejora de productividad supone eliminar las restricciones que la limitan. Dichas limitaciones dentro de las cadenas productivas pueden ser físicas, políticas o de mercado. Las físicas están asociadas a la infraestructura con la que se trabaja y de la cual se depende como por ejemplo equipos, instalaciones, procesos y con ello las tecnologías, costos de operación y capacidad.
La existencia de aeropuertos y puertos, por ejemplo, termina influyendo en los costos de operación de sectores estratégicos para Salto y Concordia como el hortofrutícola y con ello, la competitividad del mismo frente al de otros espacios geográficos.
Innovación
Las ventajas competitivas de las regiones difícilmente sean sostenibles si se construyen sobre bajos precios frente a la oferta actual que ofrecen las cadenas productivas. Es justamente el cambio tecnológico la principal amenaza que lleva al alto riesgo y con ello la fragilidad de que sea superado con el paso del tiempo. En cambio, una propuesta de valor centrada en un diferencial cualitativo basado en impacto, experiencia de usuario y perspectiva termina siendo poco probable que pueda copiarse con facilidad.
En la nueva economía, tomando como referencia, las empresas que actualmente más ganancia generan por trabajador podemos apreciar que las mismas en su gran mayoría son tecnológicas y del sector servicios; Apple Inc., IBM, Google Inc., Microsoft Corp., Intel Corp., eBay Inc., Amazon.com, mientras que las de la vieja economía, eran mayoritariamente industriales; Vodafone Group, General Motors Co., JPMorgan Chase & Co., BNP Paribas S.A., General Electric Co., HSBC Holdings, Ford Motor Co., Citigroup Inc., Wal-Mart Stores Inc.
De forma creciente la fuerza laboral de trabajo en Estados Unidos, país desarrollado, ha ido aumentando el peso relativo de los trabajadores que dependen del sector servicios, mientras que quienes lo hacían de la agricultura y la industria han ido disminuyendo, ¿por qué?, la automatización y el cambio tecnológico. A diferencia de Sin lugar a dudas, innovar es un imperativo para no perder posicionamiento, generar valor agregado a productos y servicios y adaptarse a los hechos y nuevas tendencias económicas, políticas y sociales.
Corolario final
La construcción de espacios de diálogo es fundamental para salir de la inmediatez y visualizar el horizonte de los territorios en el largo plazo. La productividad y la competitividad es uno de los tantos debates impostergables que la sociedad debería promover para no resignarse a quedar en la cola del tren del desarrollo.
Más que en una época de cambios, vivimos en un cambio de época en el cual la complejidad termina siendo la norma y para poder “timonearla” la construcción y asimilación de pocas reglas sencillas termina siendo un camino de abordaje. Probablemente concientizar y trabajar de forma complementaria en cada una de las píldoras deba ser un aspecto también impostergable.
Lic. Nicolás Remedi Rumi
Las 5 píldoras “i” de la productividad y competitividad
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