Cerca de 400 productores agropecuarios – según fuentes de los participantes – fueron los que se reunieron en el local Feria de Paysandú para analizar la difícil situación que viven y que según señalan se arrastra desde mucho tiempo a esta parte.
Sucede que el costo de producción es tan alto que los productores se están fundiendo porque no hay rentabilidad alguna en los rubros de la agropecuaria.
Debido a esta situación, la asamblea de productores reunida en Paysandú decidió analizar en una nueva asamblea a realizarse el 23 del corriente, en Durazno, la posibilidad de impedir el abastecimiento de frutas, verduras y otros insumos perecederos a la Capital y el sur del país.
Sucede precisamente cuando el Uruguay está “tirando cohetes” porque las cifras del turismo nacional, que se concentra precisamente en el Sur del país, está confirmando que se produce un récord histórico con más de 4.000 millones de turistas.
Ninguna otra actividad industrial en el país reparte tantos beneficios como el turismo, desde los arrendamientos, la alimentación y todos los servicios. Por eso entendemos que la presión con la que amenazan los productores reunidos en Paysandú debería de ser analizada pormenorizaamente antes de ser siquiera difundida.
No creemos que el objetivo sea precisamente perjudicar al turismo, ni a través de este al gobierno nacional, impidiéndole recibir ganancias a través de esta actividad e incluso engrosando las cifras de desocupados, pero en realidad nadie debe llamarse a engaño, solo este sería el resultado posible de llevarse a la práctica la medida anunciada.
Entendemos la posición de los productores y entendemos también su deseo de difundir la situación que los aflige, urgiendo medidas que les permitan zafar del momento que viven.
A ciencia cierta no sabemos si realmente el diálogo “está agotado” como hemos oído sostener por parte de alguno de los productores que han manifestado estos días o si la medida con la que amenazan algunos productores radicalizados responde a una reacción impulsiva, pedida por algunos pero sin el respaldo de la mayoría.
Es más, creemos que se trata de alguna manera de un amedrentamiento, que se podrá compartir o no, pero está dentro del derecho de los manifestantes. De todas formas, hacemos votos para que triunfe la racionalidad y tanto el gobierno nacional como los sectores de la producción comprometidos en el tema, encaminen el diálogo necesario e imprescindible, que significa negociar, ponerse de acuerdo y evitar los radicalismos que a nada ni a nadie convienen.
A.R.D.
La última y no la primera medida
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