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lunes, 9 de junio de 2025
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La rebeldía adolescente y el recuerdo de «La championada»

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Diario EL PUEBLO digital
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El uso de los uniformes en los liceos públicos siempre fue una manera de querer generar condiciones de igualdad entre los estudiantes. Sin embargo, la rigurosidad es mala consejera cuando de adolescentes se trata.
Si bien la implementación del mismo en los estudiantes de los centros educativos estatales, se impuso con mayor fuerza durante la época de la dictadura, el regreso de la democracia a mediados de los años 80, trajo consigo una liberalización por parte de los estudiantes, la que hasta llegó a provocar un punto de inflexión en la historia post dictadura de los movimientos estudiantiles de Salto.
Uno de los hechos históricos más recordados del movimiento estudiantil fue la unión como pocas veces se logró, de todas las corrientes de pensamiento entre los estudiantes del Liceo Nº 1, para dar lugar a la exitosa «championada», famosa en todas las épocas liceales, que en 1987 se enfrentó a un rígido régimen que provenía desde la dirección y que siguiendo con el lineamiento que había marcado el régimen militar, imponía el uso de zapatos de vestir a los estudiantes para ingresar al centro educativo.
Pero la rebelión de pensamiento en un hecho tan mínimo como romper el molde para exigir que les permitieran el uso de championes, algo que ganaba en la oleada generacional de los 80, fue un hecho devastador, que terminó venciendo las resistencias de los jerarcas liceales que mantenían una línea conservadora, y comenzaron con un proceso de cambio paulatino, que a decir de uno de los ideólogos de aquella movilización «comenzó por los pies, pero terminó cambiando todo y permitió una flexibilidad en el uniforme que abrió puertas».
Aunque pasaron 25 años de aquel episodio y aún hoy se sigue discutiendo la vigencia del uniforme estudiantil en los liceos públicos. Las modas han cambiado, las mayores renuencias de la dictadura se vencieron, los estudiantes marcan el ritmo e imponen su forma de conducirse, tanto en cómo deciden presentarse en el salón de clases, como en la manera en que llevan adelante las modalidades de estudio.
Asimismo, los tiempos pasan y poco queda del uniforme estudiantil que se usaba a principios de los 80, con corbata al cuello, polleras debajo de la rodilla, pantalones de vestir y lustrosos zapatos de color negro.
Hoy los adolescentes prefieren el jeans de colores, el pantalón jogging en los colegios privados, las remeras, la camisa por fuera del pantalón, las polleras como minifaldas, y en todos los casos priman los championes sin excepción.
La discusión vuelve sobre el tapete por una cuestión de igualdad, disciplina, uniformidad y hasta por seguridad en algunos casos, donde se pretende identificar a los alumnos de un determinado centro educativo para evitar situaciones complejas como las que ocurren asiduamente en muchos liceos de nuestro medio y que son denunciadas a diario.
Por eso, en el presente informe de EL PUEBLO damos a conocer la opinión de estudiantes y docentes sobre el uso del uniforme en los liceos públicos, así como también la visión de los ex y los actuales jerarcas de Secundaria sobre este asunto.
Incluso, recordamos el episodio que marcó un punto de inflexión en el movimiento estudiantil a nivel local, la célebre «championada» que dio lugar a un nuevo comienzo tras la dictadura y a la respuesta de los estudiantes a la rigurosidad que el mismo había exigido para formarlos con mayor disciplina.
Todo esto y más, en el siguiente informe de EL PUEBLO.

El uso de los uniformes en los liceos públicos siempre fue una manera de querer generar condiciones de igualdad entre los estudiantes. Sin embargo, la rigurosidad es mala consejera cuando de adolescentes se trata.

Si bien la implementación del mismo en los estudiantes de los centros educativos estatales, se impuso con mayor fuerza durante la época de la dictadura, el regreso de la democracia a mediados de los años 80, trajo consigo una liberalización por parte de los estudiantes, la que hasta llegó a provocar un punto de inflexión en la historia post dictadura de los movimientos estudiantiles de Salto.

Uno de los hechos históricos más recordados del movimiento estudiantil fue la unión como pocas veces se logró, de todas las corrientes de pensamiento entre los estudiantes del Liceo Nº 1, para dar lugar a la exitosa «championada», famosa en todas las épocas liceales, que en 1987 se enfrentó a un rígido régimen que provenía desde la dirección y que siguiendo con el lineamiento que había marcado el régimen militar, imponía el uso de zapatos de vestir a los estudiantes para ingresar al centro educativo.

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Pero la rebelión de pensamiento en un hecho tan mínimo como romper el molde para exigir que les permitieran el uso de championes, algo que ganaba en la oleada generacional de los 80, fue un hecho devastador, que terminó venciendo las resistencias de los jerarcas liceales que mantenían una línea conservadora, y comenzaron con un proceso de cambio paulatino, que a decir de uno de los ideólogos de aquella movilización «comenzó por los pies, pero terminó cambiando todo y permitió una flexibilidad en el uniforme que abrió puertas».

Aunque pasaron 25 años de aquel episodio y aún hoy se sigue discutiendo la vigencia del uniforme estudiantil en los liceos públicos. Las modas han cambiado, las mayores renuencias de la dictadura se vencieron, los estudiantes marcan el ritmo e imponen su forma de conducirse, tanto en cómo deciden presentarse en el salón de clases, como en la manera en que llevan adelante las modalidades de estudio.

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Asimismo, los tiempos pasan y poco queda del uniforme estudiantil que se usaba a principios de los 80, con corbata al cuello, polleras debajo de la rodilla, pantalones de vestir y lustrosos zapatos de color negro.

Hoy los adolescentes prefieren el jeans de colores, el pantalón jogging en los colegios privados, las remeras, la camisa por fuera del pantalón, las polleras como minifaldas, y en todos los casos priman los championes sin excepción.

La discusión vuelve sobre el tapete por una cuestión de igualdad, disciplina, uniformidad y hasta por seguridad en algunos casos, donde se pretende identificar a los alumnos de un determinado centro educativo para evitar situaciones complejas como las que ocurren asiduamente en muchos liceos de nuestro medio y que son denunciadas a diario.

Por eso, en el presente informe de EL PUEBLO damos a conocer la opinión de estudiantes y docentes sobre el uso del uniforme en los liceos públicos, así como también la visión de los ex y los actuales jerarcas de Secundaria sobre este asunto.

Incluso, recordamos el episodio que marcó un punto de inflexión en el movimiento estudiantil a nivel local, la célebre «championada» que dio lugar a un nuevo comienzo tras la dictadura y a la respuesta de los estudiantes a la rigurosidad que el mismo había exigido para formarlos con mayor disciplina.

Todo esto y más, en el siguiente informe de EL PUEBLO.

Un día, los estudiantes se juntaron y convocaron a ir de championes para empezar a cambiar y lo lograron
La “championada” constituyó un hito en la lucha de los movimientos estudiantiles locales. Sobre todo, porque la causa invocada unió a todas las corrientes de la época. Se trató del primer grito de libertad de los estudiantes después de la dictadura, y en esta oportunidad, la causa fue la de flexibilizar el riguroso uniforme que los hacían vestir y que significaba el principal vestigio que había dejado la oscura dictadura militar que ocupó los cargos de gobierno en el país por más de 12 años, suprimiendo los derechos y las garantías individuales de la población.
Pero este caso, ocurrió en el año 1987, cuando el director del Liceo Nº1, el Instituto Politécnico Osimani y Llerena (IPOLL), era el profesor José Arruabarrena. En esa época los estudiantes aún eran obligados a concurrir con un riguroso uniforme que los hacía lucir como en la década del 70. Los estudiantes debían llevar camisa celeste y corbata roja anudada al cuello, con el pantalón gris de vestir o la pollera por debajo de la rodilla del mismo color. El calzado permitido era solamente el zapato mocasín clásico y las mujeres debían vestir zapatos formales también de color oscuro.
Aunque todo tiene un límite. Pasada la dictadura, los grupos estudiantiles que ya operaban en esa época en el gremio de estudiantes del liceo Ipoll, y que estaban claramente identificadas con los distintos partidos políticos como el caso de la Lista 27 (Partido Colorado), Lista 11 (Partido Nacional), Lista 24 (Partido Socialista) y Lista 1 (Partido Comunista), se unieron como pocas veces en la historia para comenzar a imponer la flexibilización del uniforme y romper con el molde impuesto desde la dictadura.
Así convocaron que un viernes, todos los estudiantes de los tres turnos con los que en esa época contaba el liceo, de 1º a 6º año, concurrieran de championes. Y lo hicieron en forma masiva, y si bien el equipo de dirección de la época encabezado por José Arruabarrena le había declarado la guerra a la medida y ese día el mismísimo director se paró en la puerta, para controlar cómo venían calzados los estudiantes, al final se dio cuenta que el resabio que aún mantenía era inútil y los estudiantes unidos triunfaron, conquistando no solo la flexibilización del uniforme, sino la fortaleza del movimiento estudiantil que comenzó a ser nuevamente confiable para los estudiantes, que paulatinamente comenzaron a apoyarlo decididamente.
EL RECUERDO
Humberto Volpi fue parte de aquella gesta. Hoy es un bancario que pisa las cuatro décadas, pero aún tiene en su memoria el recuerdo latente de lo que pasó aquel año. Es que entonces, no pasó de ser un hecho lindo, un suceso que valió la pena y que lo celebraron como adolescentes con ideales que eran. Aunque justo a él, lo rebotaron en la puerta y tuvo que volver para atrás. Pero al final la victoria también fue suya.
“El tema fue que teníamos que seguir soportando el uniforme, de camisa, corbata y zapatos. Me acuerdo que ese día, el de la championada, fuimos un lote de championes y cuando llegamos a la puerta rebotamos como los mejores”, dice y los recuerdos le fueron viniendo de a uno.
“Me acuerdo que desde la puerta nomás, estaba el Pepe (refiriéndose así al entonces director José Arruabarena) y era una de que rebotara gente impresionante. Pero un montón de gurisada fue de championes, porque el tema no era tanto la corbata, sino más bien el hacernos ir de zapatos”, comentó.
“Fue impresionante, nos juntamos todas las listas e interpretamos un poco el sentir de los estudiantes de aquel momento. Hay que acordarse de la época, recién se estaba saliendo de la dictadura, no era tanto la gente que votaba, la representatividad era bastante baja, no llegaba al 50 por ciento, porque en esos años era bastante baja la representatividad. Se tomaba todo con bastante recelo, nos decían “mirá que si participás en esto, podes quedar mal, te puede hacer mal para los estudios, los profesores te van a mirar mal”, nos decían y era bastante complicado en ese sentido”, dijo.
Volpi comentó que todo comenzó “a propuesta de la gente de la Lista 1, ellos empezaron a dar palo e incluso la mayoría de la gente que fue de championes respondía todo a esas listas. Los demás eran más conservadores, incluso mucha de gente de nuestra lista (la 27) y de la 11 (nacionalistas) no fueron de championes, eran más conservadores”, recordó.
Pero si bien no sabe en qué momento preciso la dirección tuvo que dar marcha atrás, se acuerda de que “en un momento determinado empezó a venir mucha gurisada de championes y esto dio lugar a que viendo que todo el mundo había ido vestido así, fue cuando no sé si vino la orden, o simplemente vieron que todos estaban de championes y abrieron las puertas. En ese momento, las cosas empezaron a cambiar”, recordó Volpi, sin medir que en ese entonces estaban venciendo un fuerte resabio que venía de épocas atrás y la libertad comenzó a respirarse, ya que dio lugar a un apoyo mayor del alumnado a sus representantes.
“Fue un movimiento que surgió bastante espontáneo. Había bastante filo y estábamos todos unidos. Hubo una campaña previa de comunicación donde se pintó mucha cartelería promoviendo la actividad. Y el director del Liceo había respetado eso, lo permitió. Fue muy peculiar eso. Me acuerdo que el primer día fui de championes y rebotamos. Yo me volví para casa creo bastante enojado. Yo iba de mañana y no fue todo mi turno de championes, solo fuimos algunos pocos”, dijo.
Volpi comentó que tras esto comenzaron a venir los cambios en forma paulatina. “Después se fue liberando la vestimenta, después siguieron con que el color de las corbatas podía ser la misma, y así siguieron con las camisas, que podía ser blanca o celeste, después siguieron con los pantalones. Como que ese fue el puntapié inicial de una serie de cambios que vinieron después y que se permitieron. Pero que arrancó por ahí, sin dudas. Se arrancó por los pies y siguieron por el resto”.
Este fue el puntapié inicial de la lucha de los movimientos estudiantiles en nuestro departamento, en la época post dictadura. Fue cuando la unión de todos los estudiantes, hizo la fuerza.
Opinan los estudiantes de Secundaria y UTU
Muchos jóvenes tienen asumido que el uniforme los pone a todos en un mismo nivel y se evitan valoraciones discriminatorias, además de ser un elemento práctico, que les exime de estar pensando a diario qué ponerse.
Curiosamente, ninguno de los estudiantes entrevistados se mostró en desagrado de usarlo, si bien le haría algunos cambios.
El accesorio menos querido es – por lejos – la corbata, que se lo ve como un “elemento innecesario” por parte de los30 10 12 037jóvenes.
De los consultados por EL PUEBLO para el siguiente informe, mientras algunos consideran que no habría que hacerle ningún cambio al uniforme ya impuesto, otros revelan que sería más cómodo y práctico el uso de remeras y pantalones joggins, como se están usando en otros colegios.
A continuación damos a conocer algunas opiniones vertidas por estudiantes a este diario, para el presente informe.
Maxi: “Se debería  implementar para el verano bermudas y los buzos blancos los que no necesariamente deben lucir el logo del liceo”.
Mali: “Lo ideal sería que los uniformes fueran estilo jogging y con el uso de remera con el logo del liceo”.
Florencia: “Durante el año habría que Usar pantalón deportivo con campera para invierno, y para el verano un short o bermuda con un buzo”.
Marcelo: “Mejoraría el modelo de los buzos que no marque tanto al liceo que vamos y que sea de color azul”.
Brian: “Estoy conforme con el uniforme que tenemos…no le cambiaría nada”.
Yuli: “Me gustaría que fuera un short pollera con una remera blanca”.
Agustina: No me gusta el uniforme que usamos; propondría un jogging, campera y buzo, como usan en algunos colegios”.
Lucas: “Me gustaría que se pueda usar pantalón vaquero y también pescadoras. Pero para mí está bueno que se pueda usar lo que queramos”.
Rodrigo: “Está perfecto el uniforme que tenemos solo que se debería prohibir ir de camisa para afuera o con la corbata fuera de lugar. Creo que la prolijidad es un detalle importante”.
Juan: “Sería bueno que se dejara a los varones ir de bermudas y buzos de cualquier color y por supuesto, que la corbata no sea obligatoria”.
Angie: “Me gusta el uniforme y lo único que le eliminaría, es la corbata”.
Esteban: “Al uniforme le sacaría la corbata, que todos fueran de buzo y jogging”
Luana: “Creo que estaría bueno un jogging azul y una camiseta con el logo del liceo para todo el año sea invierno o verano”.
Matías: “Considero que está bien la medida de usar uniforme en los centros educativos. Personalmente me gusta el uniforme de UTU. No obstante, el uniforme ideal sería como el de los liceos con el uso de camisa, corbata y pantalones jeans”
LO QUE PIENSAN
LOS DOCENTES
¿Qué piensa acerca del uso del uniforme en los centros de enseñanza?
Aldo Rodríguez (Profesor de Inglés que reside hace un tiempo en Estados Unidos) – “Pienso que el uso del uniforme es un elemento democratizador, porque todos van vestidos iguales. De esa manera no queda en evidencia quién es del centro y quién no lo es. Además uno no tiene que pensar que ponerse”.
Dijo además “Este tema del uniforme tiene algunos aspectos que mucha gente no conoce. Se instauró hace muchísimos años y en los liceos es una exigencia y en los últimos tiempos, con algunas flexibilidades. Es claro que la gran desventaja de esto es que la gente tiene que comprar algo extra. Podría seguirse el ejemplo de Paysandú, donde el uniforme es una túnica y eso solucionaria mucho”.
¿En los Estados Unidos se utiliza uniforme en las instituciones liceales?
“Depende… aquí se hace mucho merchandising de las instituciones, como pasa en Salto que por ejemplo en el liceo venden un buzo que identifica al liceo. Aquí se hace mucho eso pero no es ley el uso de un uniforme, cada institución tiene cierta libertad para elegir. Aunque por ejemplo en las escuelas primarias muchas tienen un equipo jogging con el nombre o algo similar”.
Exigencias y objetivos del uso del uniforme en los centros estudiantiles de la ciudad
Susana Remedi, encargada de turno del liceo Nº 3 “José Pereira Rodríguez”, en diálogo con EL PUEBLO explicó que la institución exige el uso del uniforme.
“Para el caso del primer ciclo (se exige) pantalón azul, camisa clara (preferentemente blanca) y corbata. En bachillerato este año estamos implementando una remera de color azul que (tiene una leyenda que) dice Liceo Zona Este. Ésta última sustituye al uniforme común. Si no vienen de camisa y corbata pueden hacerlo con la remera. Siempre se le suma el vaquero o el pantalón oscuro”.
SE HACE CUMPLIR
La exigencia parte de la dirección del centro que es quien “la hace cumplir”. Remedi mencionó que “desde hace mucho tiempo se exige y busca el objetivo de que los estudiantes estén presentables, que no haya discrepancias por la ropa, principalmente que no sea ocasión de conflictos que uno venga con una marca u otra. Considera que el uniforme iguala y brinda identidad al liceo”.
Finalmente la docente encargada del turno, recalcó que “la vestimenta es para el Liceo y que es importante que los alumnos lo cuiden y no lo utilicen para “andar en la calle”. El liceo Nº 3 funciona en la Zona Este y cuenta con tres turnos.
IDENTIFÍQUESE
Natalia, administrativa del liceo Nº 4 “Horacio Quiroga” indicó que en dicho centro se utiliza como obligatorio el uso de “vaquero o pantalón de vestir, camisa (blanca, celeste o de un color discreto) y corbata”. Expresó que “se controla y el que no tiene uniforme se vuelve a la casa”. La finalidad es “poder identificarlos (a los estudiantes) y que no entren personas ajenas al liceo”. Los chiquilines “lo tienen adquirido y no hay ningún problema”. El liceo Nº 4 funciona en barrio Salto Nuevo en dos turnos.
DOS PAÍSES
El director del liceo Nº 6, Jorge Buslón, indicó a este diario que “la vestimenta con que concurren los estudiantes al centro es la normal y habitual: pantalón o pollera gris, camisa azul, celeste o blanca y corbata”.
Para Buslón la situación hace parecer que “tenemos dos países. Uno va a Montevideo y hay uso de uniforme. Paysandú es el único lugar del país donde se ha adoptado el uso de túnicas en calidad de uniforme. Existe un reglamento nacional que dispone que en todo el país el uniforme deba ser de determinada característica. Todos deberíamos usar uniforme”.
CONTROL
DEL INGRESO
Para el director del mencionado centro educativo, el uso de los uniformes pretende “controlar” el ingreso de los estudiantes. Citó un refrán popular: “la mejor manera de esconder a un elefante es una manada de elefantes. Si no se exigiera uniforme es difícil detectar quién es quién. Con el uniforme uno tiene una manera de identificarlos”.
También “es una manera de manejar las distintas situaciones. El uniforme evita situaciones enojosas. La diferencia del punto de arranque no se da. Si un estudiante no tiene para comprar el uniforme, su padre trabaja en “la naranja” y son 10 hermanos, concurre con ropa digna, limpia pero muy barata, modesta. En cambio, un estudiante que tiene un padre en una buena situación económica utiliza vestimenta en donde se acrecientan las diferencias y las desigualdades aumentan. La idea del uniforme es que todos puedan tener la misma vestimenta”.
EL USO DEL GORRO
Asimismo, el jerarca informó que en el centro de estudio que dirige “tiene una lucha constante con el uso del gorro. Hoy todos andan de gorro. Por eso hemos hablado y se resolvió que en el liceo no se puede utilizar el gorro. En estos momentos es un tema de seguridad importante. A veces se suceden problemas en los horarios de gimnasia, donde se concurre con ropa deportiva, y “vemos chiquilines que ingresan al liceo sin ser estudiantes”.
REMERA PARA
EL VERANO
Buslón comentó que “los estudiantes han planteado el tema de usar una remera en verano. Se está conversando con los delegados de grupo”. Explicó que “la remera tiene un costo aproximado de $ 300 pesos por persona, y no todos tienen dinero para hacerlo, ya que hay un porcentaje importante de familias cuyos hijos concurren al liceo que tienen ingresos bajos”.
Además dijo que en el liceo Nº 6 que está ubicado en el barrio Ceibal tiene 600 estudiantes y funcionan dos turnos.
MAYOR SEGURIDAD
La entonces directora del Consejo de Educación Secundaria (CES), Alex Mazzei, había dicho en una entrevista que concedió al diario La República (de Montevideo) el 20 de mayo del 2009 que “el uniforme es un recurso para poder lograr mayor seguridad de los estudiantes”, y que “los propios estudiantes” lo piden.
NO DEBE HACERSE
OBLIGATORIO
Por otro lado el actual director general de Secundaria, Juan Pedro Tinetto, afirmó el pasado 29 de setiembre al diario El Observador de la capital, que el uso del uniforme “no debe hacerse obligatorio”, y señaló que cada liceo define si lo considera apropiado. “Creo que es una de las cosas que debe quedar dentro de la autonomía de los centros. Hay centros que por motivos de seguridad tienen más necesidad del uniforme. Otros que son más homogéneos en el alumnado y no tienen problemas de seguridad en el entorno, de repente no lo necesitan. Entonces cada una de sus comunidades decide en función de sus necesidades”, explicó Tinetto, agregando que “ya hay liceos que usan uniforme, pues el sistema actual permite que docentes y estudiantes de cada centro decidan sobre su uso”.
Con la psicóloga Corina Roig
“Con el uniforme se evitan diferencias sociales, vestimentas inadecuadas o provocativas”, dijo
Consultada sobre la manifestación de rebeldía en el uso de los uniformes para el presente informe, la psicóloga Corina Roig recordó que el uso del mismo “nos lleva a encontrarnos con lo homogéneo, parejo, parecido, monótono, igual, regular, lineal, siendo su antónimo lo heterogéneo, diferente, irregular, desigual. El uniforme hace referencia a la ropa, a la vestimenta particular y distintiva de una institución o de nuestros empleos, por la ropa que usan los empleados que pertenecen a una misma institución, que pertenecen a un mismo lugar. En el caso de los estudiantes hace referencia a la escuela, colegio, liceo o centro educativo como institución educativa”.
Por lo que para la profesional, el uniforme “es un signo de unidad e igualdad; de expresión externa de los valores de adhesión al centro educativo”.
“Cuando hacemos –continuó- referencia a identificar, queremos hacer referencia a dar la misma vestimenta a los miembros de una colectividad a la vez de diferenciarse de otras colectividades o instituciones. No sólo es utilizado en la educación sino también cuando hacemos referencia, por ejemplo, a lo gauchesco, a lo criollo u otros modismos, lo que habla a la vez de su representación en la imagen y características de ésta”.
“Podríamos pensarlo o verlo tal vez desde el punto de vista en que el uso de uniformes en la educación influye positivamente en la mejora de la imagen del centro educativo y en el control del alumnado en las actividades educacionales y extra-escolares o liceales. De alguna manera el uniforme o túnica utilizado por los alumnos, detrás de ellos hay cierto fin de fomentar la humildad de los niños y de las niñas y no hacer distinciones entre ellos por la variedad y calidad de sus ropas, que terminan por ser distintivas de la capacidad y posibilidad económica de las familias”.
“El uso del uniforme o de la túnica o equipo deportivo entonces pueden perseguir la idea de una indumentaria más asequible a los estudiantes al ser vestimentas que combinan la duración con la facilidad y economía en su mantenimiento”.
Respecto a la actitud que se aprecia mayoritariamente en el estudiante joven – adolescente, donde la mayoría no respeta el debido uso del uniforme liceal, Roig se inclina a pensar que “tal vez el rechazo de los adolescentes que se ven influidos por los dictados de la moda y el consumismo pasa entonces por oponerse a una vestimenta que les impide llevar ‘la moda’ del momento en su vida escolar o liceal”.
“Creemos –sostuvo- en la debida flexibilización de la institución en caso que el alumno un día no pueda concurrir con el uniforme y pueda ingresar en el centro educativo, si bien las familias y los estudiantes tendrían que aceptar y comprometerse ante sus derechos y obligaciones con respecto al uso del uniforme”.
“De alguna manera todo esto atraviesa los valores de las personas y de las instituciones, el valor responsabilidad en las orientaciones correctas vinculadas a lo educacional, a la disciplina, a la colaboración. El cumplimiento de ciertas normas, la independencia como el respeto por uno mismo y hacia los demás. La adecuada y correcta presentación personal es expresión de educación, contribuyendo a una adecuada socialización, generando un sentimiento de pertenencia. Cuando decimos ‘es mi país’ al ver la bandera, escudo o cuando escuchamos el himno, pensamos que ‘es mi equipo’, el mismo que despierta pasión, orgullo o decepción cuándo se gana o se pierde o no actúa bien”.
“Podríamos ver el uso del uniforme entonces como algo que también trasciende barreras de identificación, para convertirse en sentimiento de pertenencia. Con el uso del uniforme se evitan menos las diferencias sociales, vestimentas inadecuadas o provocativas o extravagantes”.
Es por eso que para la profesional “el uso del uniforme escolar o liceal podría ayudar a mantener cierta disciplina institucional, reduciendo la violencia entre los alumnos. Muchas veces son más económicos que la ropa de calle”.
Pero además es bueno recordar que ya desde joven el uso del uniforme “ayuda a las personas a ciertos modelos para el futuro en cuánto a ropa para el trabajo, para el empleado, para el universitario, para el médico”, concluyó Roig.
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