En Argentina se acaba de suspender un proyecto para la producción de Hidrógeno Verde. Se alegan motivos circunstanciales para evitarlo, como ser la errática política económica de Argentina y motivos similares.
En primer lugar debemos saber que el denominado Hidrogeno Verde o renovable no contaminaría. Vale decir que no genera ningún tipo de emisión contaminante, pero se obtiene mediante el método de electrolisis, es decir que requiere agua para su obtención.
El proyecto de referencia prometía una millonaria inversión en dólares (8.400 millones) y 15 mil puestos de trabajo, asentándose en la provincia de Río Negro (Argentina), además de entre 40 y 50 mil plazas laborales indirectamente vinculadas a este proyecto.
No pretendemos inmiscuirnos en las decisiones de vecino país, pero recordamos que en el nuestro también está anunciado con bombos y platillos un proyecto para la producción de Hidrógeno Verde que beneficiaría a Paysandú y Tacuarembó.
El cuestionamiento al proyecto “Tambores” viene por la cantidad de agua del acuífero que usaría. Se habla de 600 mil litros de agua por día. En momentos que Uruguay vive diferentes penurias, precisamente por la falta de agua no parece un proyecto viable. Por lo menos sabemos que a nivel popular tendrían una gran resistencia.
El agua dulce es uno de los recursos más preciados en el mundo. Llega a punto tal que hemos oído decir que las guerras en el futuro no serán por el petróleo, sino por el agua y los hechos hacen pensar más en esta posibilidad.
Precisamente en estos momentos hablar de autorizar un proyecto de esta naturaleza no nos parece oportuno. El Uruguay entero clama por agua, fundamentalmente el agua dulce que traen las lluvias, mientras no las contaminemos.
No se trata de “vender el rico patrimonio de los orientales al vil precio de la necesidad”, como dijera Artigas y por lo tanto es necesario que se informe debidamente de todos los aspectos que supone esta iniciativa.
América del Sur no tiene otras riquezas, como las tiene el mundo árabe en materia de hidrocarburos, pero tiene otros recursos naturales que pueden llegar a ser tan o más valiosos que aquellos.
Por lo tanto se hace necesario, en primer lugar el conocimiento y para saber a que atenernos y luego la justicia de lo que se negocia. Los pueblos de esta parte del mundo sufren necesidades y muchas veces no porque carezcan de recursos naturales sino porque de una u otra manera han caído en manos inescrupulosas, que los han negociado sin saber lo que realmente se tiene entre manos.