Lo que comenzó como el simple comentario de una anécdota, donde una murga como “Agarrate Catalina” ha sido demandada por la Asociación de Descendientes de la Nación Charrúa por un couplé que le dedica a los charrúas, puede derivarse fácilmente en una búsqueda existencial y tratar de recordar quiénes fueron los charrúas y qué tanto los uruguayos debemos sentirnos identificados con ellos y su cultura. Para eso, EL PUEBLO entrevistó a la Prof. Ofelia Piegas y al Director del Museo de Arqueología, Mario Trindade, quienes tienen pocos puntos de coincidencia y también recabó la visión de Mario Martínez, representante de la murga Agarrate Catalina.
PROF. OFELIA PIEGAS
– ¿Cuál es la herencia que nos han dejado los charrúas?
– Bueno, se ha mistificado mucho este tema, pero creo que en realidad, aunque no sea por condiciones especiales que tenían los charrúas, por ejemplo, de no mezclarse así como se mezclaron los guaraníes con los gauchos, no lo hicieron los charrúas. Además fue siempre una cantidad muy pequeña, y cuando hablamos de los charrúas, no podemos hacer una generalización, porque los charrúas vienen de allá del norte, de la Florida (hoy Estados Unidos), que atravesaron en canoeros prácticamente todo el Caribe y llegaron hasta el río Paraguay y de ahí al Paraná y estaban llegando al Río de la Plata cuando llega la colonización, o sea, la conquista. En ese caso, esos charrúas eran unos, eran canoeros, se alimentaban con pescado, eran sumamente higiénicos. Ese charrúa fue desplazado hacia la tierra y los transformaron en terrícolas porque los sacaron del río, entonces se transforma la cultura. Comienzan a tener otras características, se introduce la ganadería y ya tenemos otro charrúa, el de a caballo, el que corría al avestruz para alimentarse, se transforma en un cazador, un personaje muy perseguido por los españoles y por lo tanto muy erradicado, con rasgos muy duros en su carácter, con una especie de rechazo por todo lo que no fuera su grupo, lo que lo llevó a un desentendimiento con los propios españoles y además, muy violento, muy belicoso. Los empiezan a desplazar a medida que se van creando latifundios al sur del río Negro, son expulsados hacia el norte y allí se establecen. Ahí es otro tipo de vida que tienen, son prácticamente los dueños del territorio.
– ¿Cuál fue la relación de los charrúas con Artigas?.
– Ese aislamiento que hubo con el español no se dio en el caso de Artigas, donde encontramos un antecedente interesante de cuando los charrúas estaban todavía rodeando y atacando Montevideo, el único diálogo que se podía establecer era entre el abuelo de Artigas, Antonio Artigas y Juan Antonio Artigas con los charrúas. Cada vez que había un lío lo mandaban a buscar porque era al único que escuchaban, posiblemente haya influido en que era el único español bueno. En el caso de su nieto que convivió en la toldería charrúa, eso está documentado, de la cual, dicen por ahí, que Caciquillo era hijo suyo y que si no lo era del punto de vista biológico, lo fue del punto de vista adoptivo por cuanto existen cartas que fueron escondidas varias veces hasta que fueron encontradas allá en Buenos Aires en el cual él firma, cuando le escribe al Caciquillo, “tu padre, José Artigas”.
– Se dice que Artigas desconfiaba de ellos por lo belicosos que eran.
– Ellos eran muy belicosos y lógicamente, tenían un concepto de la propiedad muy diferente, por lo que asaltaban estancias, entonces tenían fama de ladrones y asesinos, porque la malquerencia con los charrúas fue, evidentemente, por el perjuicio económico que le hacían a las estancias.
– ¿Pero esa situación era solo mala fama o había algo de verdad?.
– Pudo haber habido, y está documentado también, persecución de los Blandengues a algún grupo charrúa. Eso alcanzó para que la historiografía, escrita por los doctores de Montevideo, hubiera generalizado, había una animosidad, no es así, porque está muy bien probado, porque cuando el Éxodo, cuando le escribe Artigas a Carranza que era el capitán de Paysandú, le dice que se contacte “con mi hijo el Caciquillo para que traiga con él 400 guerreros que paralelamente a mi ejército –que iba cuidando el éxodo-, impida la acción de los portugueses sobre la columna” que marchaba. Fíjese, más claro que eso… y que los 400 charrúas lo sigan al Caciquillo incluso en muchas escaramuzas que impidieron el acceso de los portugueses a la columna artiguista, eso nos está demostrando que no había ninguna animosidad.
– ¿Los uruguayos podemos identificarnos con los charrúas?.
– Nuestra cultura acá en el norte es muy distinta de la cultura del sur, pese a que la inmigración nos igualó, pero de cualquier forma, se mantienen esos valores que le atribuimos a la garra charrúa en el fondo de nuestro territorio, en el campo, que se está diluyendo actualmente por la televisión, en el cual hay una postura, un concepto que individualiza a ultranza, que es un concepto de la libertad casi anárquica en el cual el individuo de campaña no tolera que nadie le haga indicaciones si no es en un tono muy conciliador. O sea que hay conceptos libertarios y nómades en el hombre de campo que todavía se mantiene. Otra cosa, la hospitalidad, otra característica, por eso en el famoso Salsipuedes le dice “matando hermanos”, la palabra dada de hermano, amigo, de compromiso, para ellos era sagrado. La mentira para un charrúa era gravísima que la castigaba con la muerte o con troncharle una mano, tenían sus códigos morales.
LA VISION DE
MARIO TRINDADE
– ¿Está de acuerdo con que los uruguayos seamos identificados con la raza charrúa? Por ejemplo, cuando se habla de la garra y esas cosas.
– No, eso es típico de la charrulandia, es un invento que viene desde Zorrilla de San Martín…
– ¿Por su libro Tabaré”?
– Claro, porque fíjese que él crea a Tabaré, ahora, en su creación no pudo con sus visos de racismo, porque su indio charrúa tenía ojos azules y era hasta medio maricón, se sentaba a llorar a la orilla de los caminos, nada más diferente, no tiene nada que ver. Si hay una nación como tal en América Latina que fuera por Rivera, ahora, si no fuera por Rivera hubiera sido igual por Artigas antes, no pudo ser por Artigas pero fue por Rivera, o podía haber sido por Lavalleja, pero por alguno iba a ser, que tuviera que extinguir como nación, como cultura, fue la nación charrúa, sin duda. Ahora, si hay un país que tiene que agradecer que hubieran existido los charrúas, son los brasileros.
– ¿Por qué?
– Por todo el territorio que se quedaron al norte, se quedaron porque los charrúas oficiaban de volante tapón, toda la expansión del ejército oriental para mantener los territorios del norte, era imposible dominarlo, hay que leer los documentos de la época. Era imposible cruzar al llegar al Ibicuy, y era territorio de la Banda Oriental.
– ¿Por qué era imposible?.
– Porque ahí estaban los charrúas, alimentados, sostenidos por el ejército brasilero, oficiaron de nación independiente que no nos permitían ocupar el territorio que de hecho nos pertenecía.
– Si algún indígena debiera identificar a los uruguayos, ¿cuál debería ser?
– Yo creo que el guaraní, sin ninguna duda. Es el que deja en nuestra cultura más rastro. Del charrúa conocemos alguna palabra suelta, alguna toponimia, fíjese lo que es la toponimia del Uruguay, nómbreme tres o cuatro ríos del interior del Uruguay que tenga nombre que no sea guaraní, el mismo nombre del país, Uruguay, es guaraní.
– ¿Hay algún mito a derribar respecto a los charrúas?
– La garra charrúa en el fútbol, si es que hubo una garra, le inventaron el cortaúñas antes. Relativo al sistema de vida, hay un momento de la historia donde básicamente los franceses que se interesan en aquel momento por el tema de la anatomía cuando lo llevan a Vaimaca Pirú, ellos comparan con el europeo al indígena. Ahora, el charrúa deja de ser una raza indígena para ser un vocablo que está de alguna forma calificando. Si nosotros leemos, por ejemplo, los partes de Jorge Pacheco en la fundación de Belén, 1801, y leemos el parte de Marisa Delfranco, que fue raptada por charrúas y que en la persecución de Pacheco hasta Corral de Piedras logra quitársela, donde la interrogan en el cuartel general de Belén, las atrocidades que se cuentan, lo que le hicieron al marido, lo que le hicieron a la casa, las atrocidades a las cautivas, es tremendo, es tremendo para la gente que quería vivir de la agricultura, del campo, de la famosa reforma agraria de Artigas. Capaz que fueran no tan crueles o más crueles, no importa, pero quizás no fueran más crueles de los métodos que usaban los españoles con ellos. Pero de todas maneras, no se avenían a ningún tipo de trato con la sociedad establecida. Nada más fácil de idealizar que lo que ya no existe. Entonces, se idealizó al charrúa, pero se olvidaron de todo lo demás. Cuando se forma el Cuerpo de Blandengues, ingresa un tal Pepe Artigas en Maldonado, ahora, los charruístas se piensan que Artigas salía tocando la corneta por las sierras haciendo bailongos con los indios diciéndole que no fueran malos, era a lanza, sable y balas, cobraban por indio muerto. Siempre quedó la duda si Artigas los tenía como reservistas o no, uno lee los partes de Artigas y ve su desconfianza porque él mismo dice que son tan indisciplinados que los hacen acampar a más de una legua de donde estaban ellos.Una reunión entre la Sociedad de Descendientes de Charrúas y los responsables de la murga Agarrate Catalina, ocurrida días pasados, selló la paz entre las partes y ambos decidieron dejar las cosas como están sin rencores y así “bajar la pelota al piso porque al final se armó una bola de nieve. Los dos se pidieron disculpas y ya está”, dijo a EL PUEBLO, Mario Martínez, representante de la murga Agarrate Catalina.
El hecho se originó cuando en el repertorio de este año 2010 de la laureada agrupación, la que vuelve a ser firme candidata al primer premio de la categoría, una parte del cuplé está dedicada a los charrúas. En la sátira, la murga hace referencia a los charrúas como unos forajidos primitivos que no legaron nada de nada. Señalando que eran la contraposición a una civilización y que si el Uruguay busca identidad no puede fijarse en los charrúas.
Además los pinta como carnívoros y salvajes cuando les cantan en un tramo del repertorio “eran un pueblo muy gentil/ con todo el que andaba por aquí/ eran correctos y educados/ se hicieron flor de asado/ cuando llegó Solís”. La letra de la murga es elaborada por los responsables de la murga Yamandú y Tabaré Cardozo y el humorista Carlos Tanco, cuyo personaje más conocido es “Darwin Desbocatti”.
Pero el hecho es que los hermanos Cardozo son descendientes de charrúas. Años atrás, Tabaré Cardozo y su padre, fundaron la Asociación Uruguaya de Descendientes de Indígenas, y trabajan en forma honoraria desde hace años difundiendo el legado de esa tribu indígena que habitó estas tierras y que sufrió el exterminio por parte del general Fructuoso Rivera, que se oponía a su integración a la sociedad de la época en Salsipuedes.
SE LES FUE
LA MANO
Según explicó el representante comercial de Agarrate Catalina, Mario Martínez, a EL PUEBLO, los integrantes de la murga ya han hecho varias “precisiones sobre este punto, porque al final fue un malentendido”. Sostuvo que tras la carta de los descendientes de charrúas a la murga donde señalan su malestar por el cuplé, la murga reivindicó su derecho a hacer humor y a “reírnos de nosotros mismos”, dijeron.
Asimismo, el director responsable de Agarrate Catalina, Yamandú Cardozo, mantuvo una reunión con los representantes de la asociación de descendientes de charrúas, donde aseguraron que “ambas partes” se pidieron disculpas. “Ellos (los descendientes) reconocieron que se les fue la mano con la carta porque dio para todo acá en Montevideo, hasta un antropólogo, López Mazz salió a hablar y qué se yo. Pero Yamandú (Cardozo) aceptó las disculpas y también pidió las suyas por si los ofendió, pero dejó en claro que solo se trata de hacer humor y de reírnos de nosotros mismos, nada más”, dijo Martínez a este diario. Aseguró por otro lado, que el próximo 19 de marzo estarán en Salto presentando su espectáculo completo en el teatro de verano del Parque Harriague.