La Agencia Internacional para la Investigación sobre Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó el 20 de marzo pasado que pasaba a categorizar el herbicida glifosato como 2A, lo que indica que se trata de un cancerígeno probable.
El tema ha generado inquietud, aunque todavía no existe una afirmación categórica en ese sentido.
En Uruguay el tema ha sido tomado con cautela en el sector agropecuario en la medida en que la información es considerada escasa y, por ejemplo, no se especifica sobre el efecto residual que tiene sobre los cultivos y los productos que con ellos se generan.
Según los investigadores, la reclasificación del glifosato –herbicida usado en la agricultura– se había tomado luego de numerosos estudios, y la evidencia apuntaba claramente en ese sentido.
“Nos preguntamos ‘¿hay evidencia de que el glifosato causa cáncer?’ y la respuesta es ‘probablemente’”, explicó el coordinador del grupo de científicos que compiló la lista, Aaron Blair, según el portal de la BBC de Londres. “Eso es diferente a afirmarlo categóricamente”, recalcó el miembro integrante del grupo de investigadores de la IARC.
Reacción oficial
“Si las evidencias científicas señalan que tiene nivel de riesgo sobre la salud humana habrá que adaptarse a eso”, dijo ayer el director general de los Servicios Agrícolas, Inocencio Bertoni, a Tiempo de Cambio de radio Rural.
El funcionario del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) afirmó que la prioridad en la consideración de este tema la tiene el Ministerio de Salud Pública (MSP), dado que la información de la OMS le pone un acento muy fuerte a este tema por los potenciales efectos cancerígenos que provocaría el uso del glifosato.
El glifosato, que es el herbicida más usado en el mundo, representa el 50% de este tipo de productos usados en Uruguay, no solo para los cultivos de secano como la soja y otros, sino también para la forestación, ganadería y lechería en los sistemas que implican la no remoción de los suelos.
Bertoni explicó que se trabaja con el MSP y que además cuando se hable de probable efecto cancerígeno se debe establecer en qué condiciones de manejo y de aplicación del glifosato se produciría esa situación.
Establecer la residualidad
“Hasta ahora solo se habla de un efecto cancerígeno probable y no hay nada definitivo en este sentido”, respondió a El Observador el presidente de la Mesa Tecnológica de Oleaginosos (MTO), Roberto Verdera, al ser consultado sobre la resolución de la OMS.
Explicó que además es muy importante que se establezca la residualidad que pueda tener ese tipo de herbicida, porque una cosa es el efecto que pueda provocar en una persona consumir directamente ese producto y otra cosa muy diferente es el efecto que pueda generar a través de los granos que se producen en los campos donde se utiliza ese herbicida, o en el consumo de animales alimentados con los granos anteriormente mencionados.
Verdera explicó el manejo que se hace del glifosato. Ejemplificó que cuando se planta una soja o un maíz RR (resistente al glifosato), se puede aplicar el glifosato al cultivo porque mata las malezas, pero la plantación no es afectada, porque sigue su proceso sin problemas. Por lo tanto, el glifosato es una muy buena herramienta para trabajar en siembra directa porque con ese manejo se está conservando el suelo.
