No soy devoto de Jorge Batlle. Pero reconozco que a esta altura está por encima del bien y del mal. Es parte de la historia política del país, al igual que lo es Julio Sanguinetti. Lacalle no, porque aunque él lo niegue y por ahí se confirma y no sea candidato en 2014, sigue incidiendo desde el Senado de la República en la política activa del país. Por eso considero que aún no está en la lista de los expresidentes o expolíticos que enriquecieron la historia del Uruguay.
Pero lo de Batlle no tiene desperdicio. Tiene más adeptos ahora que cuando era político, y ni hablar que cuando erapresidente, donde no es nada personal, pero no dejó el mejor de los recuerdos a quienes vivimos esa época, porque no la pasamos muy bien. Más allá de que hayan sido factores externos los que generaron los problemas, la cosa es que los mismos después se profundizaron y dejaron a unos cuantos patas para arriba.
Yo era dirigente estudiantil de la Regional Norte en aquella época, y puedo dar fe que la situación era embromada. No tanto como la pintaron en una película que hicieron hace poco tiempo atrás, “El Militante” creo que se llama. Porque allí pusieron bancos apilados en forma de trinchera, pero nosotros ni bancos teníamos para sentarnos, apenas la cáscara gigantesca que es el edificio y unas sillas de PVC blancas que nos prestaba la Intendencia de Salto.
Aunque escuchar una entrevista de Batlle hoy en día, hablando de esa época es muy entretenido. Digamos que el hombre no tuvo la culpa de todos los males que le pasaron al Uruguay, porque no creo que una sola persona, por más presidente de la República que sea, pueda tener la responsabilidad de que los vivos de siempre se llevaran la plata en camión a espaldas de los nabos de siempre (como tildara a la gente común el destacado periodista y columnista del semanario Búsqueda, Tomás Linn). Una sola persona no puede ser culpable de todo y estoy seguro a esta altura, que se comió unos garrones de novela.
Igualmente disto de compartir su filosofía liberal a ultranza, porque soy un convencido del proteccionismo del mercado, de la expansión con orden, y de fortalecernos de los vecinos, no de estar bajo la pata de ellos, sino de buscarlos como socios primeros a ellos, porque los de afuera no son mejores, por más que quieran venderse como tales, como el caso de los Estados Unidos que hace sus mejores esfuerzos porque Uruguay salga del Mercosur y firme un Tratado de Libre Comercio que termina favoreciéndolos por miles de razones.
Empero, volvamos a hablar de Jorge Batlle, porque el otro día leí una entrevista que a propósito del 40º aniversario del semanario Búsqueda, le hizo el director de ese medio y exdocente de quien esto escribe, Claudio Paolillo. Es que si antes cada vez que hablaba el expresidente no medía sus palabras, ahora que está fuera del ruedo político activo, lo hace en menor medida. Y fue así que dijo algo que comparto plenamente.
Uno, es el tema de la educación. Batlle dijo que el problema de la educación viene de Primaria, que aplica un programa que no funciona más en el mundo y que es incoherente consigo mismo. Porque si bien por un lado, les están enseñando a usar una computadora y la comprensión del mundo global a través de las ceibalitas, hay una gran falla en la aplicaciones de los programas que traslada el problema a Secundaria, donde la mayoría queda empantanado.
Estamos viviendo una situación compleja que no hemos sabido resolver hasta el momento y que tenemos que empezar a atacar con planes acordes a la realidad actual. La degradación de los planes educativos ha llevado a que los jóvenes no sepan leer, por lo tanto, tengan falencias enormes en lectura y escritura y esto se volverá irreversible si las autoridades de la educación no se ponen las pilas, dejan la política y las reivindicaciones salariales de nunca acabar de los sindicatos de lado, y hacen algo en serio.
Esta situación trae aparejada mucha pobreza intelectual y sobre todo de espíritu, lo que determina que en función de los resultados, los jóvenes pasen a engrosar los cinturones de pobreza, con empleos precarios y bajos salarios, acompañados de un boom consumista que termina por empobrecerlos del todo. Ya que quien deserta del sistema educativo para buscar un empleo, por más precario e informal que sea el mismo, con el cual quiere incluirse en la sociedad de consumo en la que vivimos, termina perjudicándose. Y de ahí pasa en forma directa a ingresar a las listas del Mides y a pedir la prestación económica que otorga el gobierno.
Lamentablemente no se está haciendo nada para resolver este asunto y en eso le doy la razón por segunda vez en una sola entrevista al ex mandatario Jorge Batlle, aclaro que mis coincidencias con Batlle son algo inédito para quien esto escribe, cuando dice en esas páginas de Búsqueda, “el Frente Amplio quiere tanto a los pobres que los multiplica” y tiene toda la razón.
No soy partidario de la igualación hacia abajo, de que todos tienen que tener lo justo para vivir mal y encima ser austeros, pero al mismo tiempo les estamos ofreciendo una sociedad de consumo que los mata, porque los tipos quieren comprar todo lo que ven en la televisión y en internet, quieren comprarse lo que el mercado les ofrece todo el tiempo cuando caminan por la calle y para eso hasta se animan a sacar préstamos de todo tipo y color, con tal de ser parte de lo que está pasando, de tanta parafernalia que nos envuelve en una vorágine espantosa de la que no sabemos cómo salir, y lo peor del caso, que muchas veces no queremos salir, por más que no queramos seguir debiendo, comprando y enloqueciéndonos.
Pero el Frente Amplio les da lo justo para que salgan adelante y si lo hacen, se los quita. Como pasa con el ingreso del Mides, que le sirve de base si es tremendamente pobre, pero si a alguien le va bien y consigue trabajo o se compra un lavarropas, ya pasa a tener un artículo suntuoso y entonces el gobierno encuentra que ese pobre tiene aspiraciones de crecer, por lo tanto, le sacan la prestación que le servía de base para salir de la extrema pobreza y lo vuelven a dejar como Adán. Y todo empieza de nuevo y mal.
Hasta cuándo entonces los uruguayos vamos a seguir viendo ese sistema de ingresos que otorga el Mides, donde a la gente les damos un salario de hambre para que sigan siendo pobres, pero pobres con salario. Eso es justamente lo que dice el ex presidente en la entrevista, este gobierno está multiplicando a los pobres, porque los hijos de quienes reciben esas prestaciones no se insertarán en el sistema y tampoco buscarán un trabajo con el cual sustentarse y es mucho menos probable que emprendan un negocio propio. Sino que seguirán excluyéndose de la sociedad y reclamando la misma ayuda que el gobierno les da a sus padres para subsistir y lo llaman políticas sociales.
Los uruguayos debemos reclamar que los gobernantes reformulen sus prestaciones y las dádivas que se recaudan a través de los impuestos que nos cobran a los que sí queremos trabajar y estar dentro del sistema. Deberían hacerlo no solo para dejar de multiplicar pobres, sino también para ayudarlos a que mejoren su calidad de vida y por respeto a todos los que aportamos, que merecemos que nuestros impuestos sean destinados para algo serio y no para dar limosnas.
Hugo Lemos
