Ferro Carril 1 Garzón de Artigas 0
La verdad sin más giros. Fueron pocos hinchas de Ferro Carril. Después de todo, el objetivo básico ya estaba resuelto: clasificar para la segunda fase.
¿Cuál horizonte entonces?: que Ferro se volviese disfrutable en la actitud, ante un rival sometido a la última posición y lejano de todo.

Con un 4 a 0, Ferro se quedaba con la primera posición. Pero toda esa especulación medida en goles, se truncó, porque Ferro fue irresoluto en varios pasajes, porque se quedó a medio camino a la hora de crear, normalmente fisurado en la intención.
A tal punto que recién en los 30′ de la recta inicial, un remate en tiro libre de Nicolás Fagúndez que hasta pudo ser gol. El argentino Daniel Lezcano fue saliente en la actitud ofensiva y por lo menos dos situaciones netas frente al marco fronterizo.
¿Pero que no fue Ferro, sino el equipo de probada inestabilidad y con el marco creativo limitado?. La persistencia en una búsqueda repetida, sin aperturas laterales.
El paisaje ofensivo, lejos de la pretensión, frente a ese Garzón que llegó para ser más o menos digno y que terminó rescatando un punto, cuando Ferro sentía que a los tres los tenía en el bolsillo. Porque en los 44′ ya con Martín Lima en cancha, la decisión del ¨Yaca¨fue impecable.
El 1 a 0 que pareció sentencia, después de ese complemento agobiado de cortes, porque ya Garzón fue resignando la vertical y los combatientes, consecuencia de la merma física,
Aun con la ausencia de imaginación ofensiva, porque normalmente no la tuvo, Ferro fue sitiando a un rival generoso en la resistencia, con un arquero que tapó lo que llegó y un zaguero como Hugo Paz, en versión de líder natural.
Richard Usuca metió variantes, pero no ganó en principio de regulación ofensiva, cayendo en el pecado de lo inexpresivo.
Por eso el hincha se fue con la mueca de decepción. Porque fue al estadio, con la pretensión del disfrute, ante la opción de un Ferro Carril programado para otra versión ganando o goleando. La realidad se caló de grises.
Y ese gol de Garzón cuando el partido se iba de la escena, como latigazo en la espalda. Al hincha le costó creer.
Fue el derecho a su decepción.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-