“Existe un dolor que trasciende lo físico y es el del alma”.
En plena recuperación de una intervención quirúrgica Salomón Reyes nos cuenta que siempre se ha sentido particularmente atraido por entender la condición humana frente a las heridas y el dolor. “Recuerdo que siempre me dijeron que la mujer experimenta un umbral del dolor mucho más amplio que el del hombre. “Se han dado muchos casos donde el hombre se retuerce de dolor y la mujer no, tal vez por la naturaleza vinculada al tema del parto que en algunos casos es bastante doloroso… no sé si ésto sea cierto porque no he visto ningún estudio científico que lo avale”.
-¿Considera que la forma de enfrentar el dolor es diferente en el hombre y la mujer?
“Lo cierto es que la mujer resiste mucho más tanto el tema de las heridas como el dolor y el hombre es un poco más cobarde. Hace poco tuve la oportunidad de estar la situación de estar en el hospital y ese era el comentario generalizado de las enfermeras…. el hombre es más frágil frente a los dolores y las heridas.
Debido a mi profesión, estoy acostumbrado a ver muchas películas de Ciencia Ficción. Se ven muchas heridas en el cine. Yo sé que todas son falsas, pero cuando pasamos al terreno de la realidad, no resulta fácil ver a una persona herida y mucho menos verse herido a uno mismo.
Creo que es una de las imágenes más fuertes que uno puede encontrar.
Recuerdo que cuando era niño me mordió un perro que vivía frente a la casa. Ese perro me arrancó un pedacito del talón; me mordió dos veces.
Pero en esa ocasión me arrancó un pedacito del empeine y durante todo ese día estuve muy dolorido.
No quise comentarle nada a mi madre porque sabía que ella era muy rígida con la disciplina y me iba a regañar por haber salido sin su permiso.
El tema es que al llegar la noche yo no podía resistir más el dolor y empecé a hacer fiebre.
Al final tuve que aflojar y contarle toda la verdad. Cuando me revisó, su susto fue tal que casi se desmayó.
Imagínense como estaba a estar alturas la herida.
Fue así que me llevaron a la emergencia… fue la primera vez que tuve una sensación de herida y dolor al mismo tiempo”.

¿Fue una experiencia difícil?
Así es…. pienso en los que han tenido que enfrentar una cirugía complicada, que han recibido una herida con arma punzocortante, una herida de bala, una caída, fractura o accidente… es una experiencia muy dolorosa.
No recuerdo haber estado en el piso llorando o gritando de dolor. He visto muchos hombres curarse rápidamente de una herida o mutilación. De adolescente tuve un accidente en el que se me rompió la oreja y me quedó un poco separada de la piel. No sé bien cómo se me hizo esa herida.
Lo que recuerdo es que pegué con el costado de la cabeza en el piso. Me llevaron al hospital, me cosieron y me quedó la cicatriz.
Mucho más adelante tuve un accidente mucho más grave y me tuvieron que abrir el abdomen por una peritonitis una perforación de vejiga.
Tampoco pude ver la herida porque estaba tapada por el yeso”.
¿Y cuál es su percepción del dolor?
“Creo que cuando nos lastimamos y gritamos de dolor en realidad no es un dolor agudo real, sino el miedo a la lesión, a la lastimadura la que nos hace llorar.
Mi madre falleció de cáncer cuando era chico… recuerdo que la atendieron en un lugar que se denominada La Clínica del Dolor.
Supe que era un lugar donde se trataba de paliar el sufrimiento de las personas que iban a morir.
Los pacientes experimentaban dolores agudos que quizá ya no tenían remedio pero que con una terapia incluyendo terapia psicológica terapia médica”.
¿Qué otros paliativos ayudan a enfrentar el dolor?
“Algunos otros recursos tales como la espiritualidad. La gente conseguía dominar y hacer que ese dolor fuera menos doloroso.
Existe un dolor que trasciende lo físico que es el dolor del alma, pero no es algo que en este momento capte mi atención.
Otra anécdota interesante es cómo se descubrió la anestesia. En Chicago un médico observó como un muchacho que había tomado el gas hilarante y comenzó a reírse se lastimó el pie y ni se percatí de ello.
Fue así que se descubrió que el efecto anestésico que producía dicho gas.
Se plantea la disyuntiva si debemos aguantar el dolor hasta donde cada uno puede resistir o buscar alternativas para bloquearlo… se da una discusión de carácter ontológico”.