«Viví en un barrio violento en ciudad de México y tuve que aprender a sobrevivir”
El fenómeno de la violencia es un tema que para Salomón Reyes se ha tornado muy particular en su vida. “Quizá es otro de los choques culturales con los que me encontré cuando llegué a Salto. Esa advertencia que me hacían de que la ciudad es muy peligrosa y que no saliera a la noche.
Hubo un momento incluso que aquí en Salto hubo una especie de ola de asaltos, donde todos los día caía algún comercio o se daba alguna situación difícil.
De alguna manera eso me tocaba pero también debo decir que como yo vengo de una ciudad donde eso es el pan de todos los días pues no me no me llamaba la atención o no me impresionaba no por decirlo de algún modo.
En mi país viví en un barrio muy peligroso, por lo que tuve que acostumbrarme a lidiar con ello para sobrevivir” – declaró Salomón.
“Aunque muchas me advirtieron que Salto era una ciudad peligrosa yo sentía que seguía siendo muy tranquila y creo que tiene que ver con los umbrales de violencia que cada uno va construyendo en su vida

En mi niñez y juventud tuve la experiencia de vivir en un barrio muy duro, así que me tocó ver fuertes escenas de violencia.
Era muy común ver a las pandillas… esos grupos de jóvenes que se juntaban en las esquinas o en algún comercio… se drogaban básicamente con marihuana o con este solventes.
Había un pegamento de zapatos que estaba hecho con algunos solventes y los chicos lo utilizaban como su droga y otros elementos, desconociendo lo tóxico, venenoso y dañino que podía ser para el sistema cerebral.
Generalmente los jóvenes cuando adoptan este tipo de drogas no sé si son conscientes del daño cerebral que se están llevando.
Yo viví entonces en un barrio donde pues en las noches los jóvenes se juntaban en determinadas esquinas. En cada barrio en ciertas cuadras había una banda y pertenecer a ella era como una especie de ritual. Que te aceptarán en la banda era todo un tema… literalmente se juntaban para beber, burlarse de la gente que pasaba y menospreciar a los a los gurises a molestar a las chicas.
Lo cierto es que estos grupos se tornaban cada vez más violentos y algunos de ellos ya terminaban en la delincuencia.
Imagínense… en mi barrio habían varias pandillas… una de ellas se llamaba Los Gruesos.. las bandas solían vestirse con los pantalones hiper ajustados.
Muchos de los los chicos se armaban su pantalón como no los vendían en ningún lado compraban un pantalón un jean oscuro y lo cosían para que les quedara súper apretado y luego se ponían zapatos de plataforma de goma y chamarras de cuero. Los tatuajes no eran tan habituales, pero sí el maquillaje… lo cierto es que se disfrazaban de delincuentes.
Muchos no eran malvados pero se volvían malvados porque la dinámica los arrastraba hacia esa dirección. A veces para conseguir la droga asaltaban a la gente del barrio o se iban a otros barrios a asaltar.
Dentro de otras pandillas estaban los My Flower, Los del Pomo, Los de la Esquina y una pandilla femenina,
Cuando mi hermana cumplió 15 años la fiesta se organizó la misma casa donde vivíamos y éste allá hay una en ese barrio donde yo nací que se llama Las Maravillas en honor a la virgen.
Si no los dejabas pasar a esa gente de la pandilla a tu fiesta, seguramente la noche te iban a apedrear la casa te iban a romper los vidrios o o te iban a causar algún daño.
Así que se daba la costumbre de pedir permiso para entrar a la fiesta entonces les dabas permiso y si bien no los invitabas a comer sí se compartía la bebida.
Obviamente la comida no alcanzaba para tanta gente… se repartía entre los integrantes de la familia y los invitados especiales. Y sí… todos disfrutaban del baile.
Recuerdo que la fiesta de 15 años de mi hermana se armó una pelea de mujeres en uno de los baños de la casa… el padrino de mi hermana gritaba en el micrófono que por favor se detuvieran, que era una casa decente.
Las chicas se agarraron de los pelos y la bronca siguió fuera de casa porque lograron sacarlas fuera.
Ese tipo de situaciones siempre fueron comunes, como por ejemplo los sábados a la noche cuando nos íbamos a dormir, empezábamos a oir los rumores y tumultos de las bandas que venían desde otra colonia a armar sus trifulcas o perseguirse entre bandas.
Una vez un chico de los que venían correteando se metió a mi casa porque nuestra puerta era de madera y se abría facilmente; así que se metió a la casa y ahí mi mamá lo tuvo un rato y le e rogaba a mi madre que no lo denunciara o que no lo sacara de la casa porque lo iban a matar.
Lastimosamente en varias ocasiones mataban a los chicos.
Mi mamá entonces hizo un poco de tiempo para que no no no le hicieron nada pero afuera estaban la pandilla y le gritaban a mi mamá que lo sacara pues lo querían matar”.
- ¿Cómo se hacía frente a la situación?
-”Los sucesos de violencia eran extremadamente comunes uno tenía que armar una metodología un sistema para evitar ser asaltado para para evitar tener problemas en la calle.
Nosotros éramos unos chicos un poco raros porque aunque no éramos ricos, concurríamos a escuelas de clase media e íbamos lejos… ello nos brindaba una especie de status, lo que era imperdonable en el barrio.
Entonces teníamos que enfrentar todo el tiempo a las bandas… en ese entoces yo estaba en el equipo de baloncesto, lo que me llevó a estar en buen estado físico.
Nunca me gustó pelear, no obstante siempre fui de carácter fuerte y me di cuenta que tenía que tener ese carácter para poder soportar las presiones.
Entonces por ejemplo yo sí sería un problema una bronca que se venía contra una mis hermanos yo salía y reclamado pero nunca iba a golpear al otro sino que le gritaba tan fuerte que lo anulaba.
Ello era una especie como de recurso que utilizaba para resolver la situación.
De esa manera me salvé de muchos asaltos.
En otra ocasión me pusieron un arma en la cabeza… en mi vida me han puesto varias armas.
Me intentaron asaltar en un ómnibus… agarré la pistola y le dije que disparara… el tipo se enfureció y me empezó a golpear con su cabeza. Entonces en el forcejeo lo pude bajar del ómnibus y cuando él estaba abajo
me apuntó con el arma y yo me aventé a los pasajeros ahí parecía una escena de película de terror.
Yo viví en un en un barrio violento… tuve que acostumbrarme a defenderme a entender cómo funcionaba la psicología del asaltante la psicología del delincuente para evitar que me sucediera algo malo. Afortunadamente he llegado a esta edad sano y salvo.
Una vez me asaltaron en un taxi ahí… felizmente no me sucedió nada pero me dolió no haber sido lo suficientemente precavido”