Sin goles en 180′. Sin puntos. Y ahora tercero en la tabla
Y sí. Comencemos por ahí. Por esa desolación que surge del hecho consumado, porque de los últimos 6 puntos jugados, Salto resignó los 6. Pero más pronunciada la desolación, porque en los últimos 180′ minutos, la ausencia de gol rompe los ojos y agrieta la herida.
Después de todo frente a Liga Agraria el miércoles a la noche en el Parque Juan José Vispo Mari, la prolongación de ese déficit. No se le podrá cuestionar a Alcides Edgardo Nieto el sentido de búsqueda, la persistencia en el fin de

mejoramiento, porque en la medida que los rendimientos individuales mermaron, no le tembló el pulso. O la decisión.
Por eso de última, excluyó del equipo titular a José González y Marcelo Menoni en zona de volantes y tampoco entre los 11 el “Tití” Leguísamo. Un golpe de espada que al cabo no surtió efecto.
Es que en el fútbol, más allá del recetario estratégico o la cuestión técnica para acentuar la ideología desde el Director Técnico, la verdad inapelable NO DEJARÁ PASAR POR LOS JUGADORES.
La teoría tiene su valor a la hora de urdir un plan, de proyectarlo, pero con la práctica no se juega: es la que decide. Es la que resuelve. Es la que potencia o marchita. Sin vueltas.
DESDE JUGAR O QUERER
En 90′ de fútbol ante los agrarios, la escasez de llegadas. Apenas un par en el primer tiempo y alguna insinuación en el segundo, como por ejemplo, un remate a fuego cruzado de Martín Silva que se perdió en la noche, sin que nadie llegara para el último estallido. Pero la desolación surge porque además, a Salto se le fue limitando el espacio de ideas, de concepciones. En una cancha con multiplicidad de pozos, destinar precisión al pase, no fue cosa posible.
A los agrarios también le costó asegurar el control de pelota, pero conocen más la escenografía. Y el campo de juego es parte de ella. En el Dickinson, Salto desarrolló un partido con saludable química y el miércoles, el polo opuesto. ¿Por qué varió tanto y varió todo?
A Salto se le hizo cuesta arriba jugar. Y por más que en el segundo tiempo, hasta fue generoso en la actitud de querer, los enredos ofensivos fueron permanentes. Los puentes rotos ya en la progresión. Las sociedades sin funcionar. En tanto, salpica una duda: ¿ya no es tiempo de Darío Rondán en zona de volantes? ¿A partir del doble-cinco con Fabio Rondán, no es una manera de tornar más sólida la plataforma de marca y lanzamiento?
LO QUE ES…ES
Seamos claros. Salto no fue una lágrima. Tampoco fue siempre un equipo descarrilado. Es más, debió por lo menos rescatar un punto. Sucede que Liga Agraria articuló una impecable maniobra de llegada, hasta que Luis González inventó un golazo.
Más allá de los errores, Salto debió rescatar por lo menos un punto. Pero el fútbol no es un juego que anda por la vida repartiendo justicia. Tampoco le pone énfasis a determinados conceptos, porque sabe ese mismo fútbol que el valor de la eficacia es un formidable valor en sí mismo.
Nadie discutiría la gravitación del desenlace, porque Liga Agraria saltó a la segunda posición y Salto se posterga a la tercera escala, tras esa noche de la desolación otra vez.
¿Qué Salto está en condiciones de evolución?
No solo que puede, TIENE que plasmarlo. Es una cuestión de necesidad. El domingo frente a Paysandú, es partido motivador sin más giros. Contra el rival de la historia y de visitantes.
Nunca contra la blanca es un partido más. Ahora bien: ya dos derrotas al hilo, debiesen alcanzar como comprobante para rectificar rumbo inmediato. Torcer el tiempo presente.
Una nueva medida es la que se viene. Eso está claro. El juramento de no más desolación. Ese juramento tendrá que ser clave. Y con ese juramento: no hay que negociar.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-