Pocos días atrás un apicultor de la ciudad, nos comentaba su preocupación por la acentuada desaparición de las abejas y colmenas. Estos insectos polinizadores tienen una incidencia fundamental en much1os cultivos y su desaparición podría acarrear problemas muy importantes no solo para el medio ambiente, sino también para otros rubros alimenticios vitales para la especie humana.
Es esta una consecuencia más del desorden existente en materia de cuidado ambiental y afecta a todo el planeta, con una situación que no escapa a Uruguay – país promocionado como “natural” – y donde también se nota una fuerte caída del número de colmenas y de la producción de miel.
Precisamente el apicultor a quien nos referíamos nos señalaba que en los últimos meses la única forma de hacer frente a la caída de la producción, fue trasladar todas sus colmenas hacia la zona forestal de Rivera y Tacuarembó, debido a que en la zona donde ha trabajado desde hace muchos años, no había floración suficiente este año. El exterminio del monte natural, que se está devastando ya sea para usar la tierra en la agricultura o para convertirlo en leña, es una causa más del problema.
Según la Sociedad Apícola del Uruguay, el problema radica en el uso y abuso de productos agroquímicos, incluso algunos que están prohibidos en otras partes y sin embargo aquí se siguen usando y autorizando a diestra y siniestra, nos dicen.
Sabemos que los agricultores y demás productores necesitan usar agroquímicos para combatir ciertas plagas, pero es muy importante que se verifiquen las consecuencias de los productos cuyo uso se autoriza, en todos los rubros. Hay algunos de ellos que si bien resultan efectivos para combatir las plagas que se busca combatir, son también sumamente nocivos para las abejas y por lo tanto terminan con muchos de estos insectos.
Según la institución, la mortandad de abejas en el país se estima actualmente en un 25 por ciento, hecho que sumado a la escasez de floración determina que los problemas sean cada vez mayores para la producción de miel.
No es un problema sólo de Uruguay, sino a nivel de todo el planeta, tanto es así que la miel ha mantenido un precio muy atractivo para el productor, que ha evitado una mayor desaparición de productores de este rubro, pero la merma de los mismos es notoria, nos dicen.
Si no atendemos los problemas ambientales, tarde o temprano pagaremos el costo de este desorden.