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La culpa también es nuestra…

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Diario EL PUEBLO digital
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Y sí, porque es fácil hablar con el diario del lunes. Porque es fácil decir cómo deberían ser las cosas después que las cosas sucedieron. Porque es fácil hacer leña del árbol que ya está en el suelo. Por todo eso es que deberíamos decir: basta; Tabárez ya no es el Director Técnico de la Selección Uruguaya, así que ya está, ¿qué se gana con seguir «pegándole»?.

Es muy cierto lo que escribía en las redes sociales otro maestro, el ex Intendente salteño Ramón Fonticiella: «Lo sacaron como querían algunos. ¿Necesitan encarnizarse? ¿Solo gozan con lo ajeno? Da lástima alguna gente». Porque al fin de cuentas, lo malo que pueda haber hecho Tabárez, ¿no será también, al menos en parte, culpa de muchos de nosotros? Cuando el equipo juega mal parece que nadie quiere tener la pelota, se la pasan de uno al otro incluso para atrás en una actitud hasta desesperante, pues con la culpa pasa lo mismo.

Hay muchos que deberían asumir culpas. Porque si bien es verdad que el Maestro Óscar Washington Tabárez parece haberse creído un Dios, intocable, o al menos eso demostraba en sus últimas declaraciones en público (cuando llamó a «cerrar esfínteres» o cuando dio a entender que nadie tenía la capacidad, la autoridad, o vaya uno a saber qué como para pedirle que renunciara), también hay culpa de quienes lo endiosaron. Y él se la creyó.

¿O ya nos olvidamos que había gente que cuando volvió de obtener un 4to. puesto en el Mundial de Sudáfrica hasta le preguntaban sobre políticas educativas, sobre economía nacional y mundial, sobre sociología, filosofía, psicología? ¿O no había acaso quienes querían hacerle un monumento en 18 de Julio frente a la Intendencia de Montevideo? ¿O no hubo hasta quienes lo tomaron como el héroe sobre el que era pertinente hacer ya no un libro, sino varios libros? En fin…

¿Y por qué el Maestro «se la creyó»? ¿Por qué poco a poco fue transformándose desde un hombre que era pura humildad en cada aparición que hacía, a un hombre que destrataba periodistas, respondía con arrogante ironía, etc.? Seguramente porque los antiguos griegos tenían razón: ningún ser puede esquivar el Pecado de Hybris, tarde o temprano se cae en él.

Decían aquellos griegos anteriores a Cristo, que el Pecado de Hibrys -que podría explicarse como «Desmesura», o más comúnmente como «Soberbia»- es aquel en el que incurría quien se creyera a la altura de un Dios (los griegos tenían muchos), con capacidad divina de cambiar, modificar o torcer el destino.

Créanos, estimado lector, que hoy no quisiéramos volver a hablar de Tabárez, pero desde el viernes la noticia de su cese se impuso como un camino, como un destino al que no queremos intentar modificar, para no caer en el pecado de creernos dioses que intentan forzosamente sacar de foco el tema del que están hablando los uruguayos.

¿Sabe qué? Ahora que lo pensamos bien…Sí, sin dudas que es Tabárez el que cayó en el Pecado de Hibrys. Porque todo indicaba, como un destino inevitable, que debía haberse retirado mucho antes. Entonces se hubiera retirado glorioso, o con dignidad al menos. Sin embargo optó por forzar el destino natural de las cosas. Optó por «atornillarse», como se dice popularmente. Y ya que hablamos de pecados: ¿Ambición? ¿Arrogancia? ¿Avaricia? ¿Ansias desmedidas de poder? ¿Algo de todo esto también entró en juego? Tal vez. No lo sabemos. Pero que pecó…pecó. Claro que cayó en el pecado y, como decían los griegos (culpa = castigo), debe entonces recibir un castigo: quizás el castigo sea el de irse casi sin dignidad, perdiendo cada vez más puntos en las canchas, y cada vez más adeptos y admiradores fuera de ellas. Y quienes siempre tuvieron en sus manos la potestad de mantenerlo o cesarlo en el cargo, también pecaron. También cometieron Hibrys, quisieron modificar a la fuerza un destino que era claro: que el ciclo (¿el famoso «proceso»?) se terminara mucho antes. Y el castigo, hasta en lo económico se ve, con todo lo que habrá que pagarle ahora a este cuerpo técnico por no haber dicho simplemente, en uno de los momentos en que finalizaba un contrato. y con total humildad: «hasta acá llegó».

Hemos leído en los últimos días decenas de cartas de agradecimiento y elogios a este uruguayo, escritas por jugadores y ex jugadores (Cavani, Torreira, Suárez, Pereira, Godín, Forlán, etcétera) y otras personas vinculadas al deporte (como algunos técnicos extranjeros y más). Todas hablan de respeto y gratitud. Es una prueba más de lo que dijimos en líneas anteriores: que el momento de retirarse era antes. Incluso, porque entonces no hubiera tenido que aparecer ninguna carta para señalar virtudes.

Ahora bien, cuando decíamos que no quisiéramos seguir hablando del tema, y de hecho hoy le ponemos el punto final, es porque además, el cese de un Director Técnico en un equipo de fútbol es lo más natural del mundo. O debería serlo. Sin ir más lejos, en estas mismas eliminatorias sudamericanas, Colombia cesó a su Técnico cuando las cosas no salían, Argentina cesó a su Técnico cuando las cosas no salían… ¿Por qué acá en Uruguay tanto dramatismo? Como si hubiera quienes no solo querían que dejara el cargo sino atacarlo groseramente, seguir golpeándolo; como si hubiera quienes, contrariamente, quisieran proponerlo como una especie de Emperador del país. Eso es lo que parece. ¿Da para tanto?

Finalmente, digamos que entre tantos «Gracias, Maestro» que hemos leído últimamente, permítasenos agregar: Gracias Maestro que te levantás a las 7 de la mañana, algunos mucho antes, para ir a laburar -a una escuelita rural de repente- después de haber dormido unas pocas horas. Gracias, Policía, que no tenés horario y te jugás la vida continuamente. Gracias Enfermera, Albañil, Cocinera, Auxiliar de Servicio, gracias a todos los que le ponen el hombro al país todos los días, para que los hijos tengan ropa, unos championes para calzarse, un plato de comida, para que puedan ir a estudiar… Gracias Carpintero, Oficinista, Jubilado… Gracias a todos los que a veces por 14.000 pesos dejan el alma por los suyos, y no están bancados por ningún poder que les asegure millones de dólares durante 15 años… Gracias, porque esos son los héroes verdaderos de mi país.

Como reflexión nos queda: irse a tiempo, salir por la puerta grande, retirarse con dignidad, es algo que deberíamos saber, que estaría bueno aprendiéramos todos. Pero el problema, es que son cosas que solo se aprenden viviendo, no hay recetas ni manuales, y a veces, no puede enseñarlas ni siquiera un maestro

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