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sábado, 15 de marzo de 2025
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Salto

La bronca de un clase “A”

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Liliana Castro Automóviles
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A ley de arquero. Porque después de todo es así. Cinco o seis pelotas rumbo a la red, pero sin embargo un arquero para oponerse. Para evitar. Clausurando la pretensión de quien llegó para resolver. Pero basta un error, para que la imagen se comprima. El campo del elogio se limite. Quedará esa última y maldita secuencia, en que una equivocación terminó gobernándolo todo. Le pasó a Martín Ferrando frente a Salto Uruguay, cuando tras su saque, la pelota le cayó al pie de Jonathan dos Santos. ¡Tan luego a Dos Santos! Fue el gol de Salto Uruguay. Fue el empate decano.
El registro gráfico de EL PUEBLO, es la elocuencia misma. Ahí está el golero con la decepción marcada. Con la bronca íntima. Mientras George dos Santos (el socio de Jonathan a la hora del gol), es la otra cara de la moneda: la recompensa del empate agónico a la cuenta de Salto Uruguay. Mientras lo sucedido, no elude una cuestión esencial: un clase “A” como Martín Ferrando, de hecho puede equivocarse. Es su derecho. Aunque le duela y maldiga. A ley de arquero. Y seguro que Martín sabe bien de estas historias. Seguro que sabe.

A ley de arquero. Porque después de todo es así. Cinco o seis pelotas rumbo a la red, pero sin embargo un arquero para oponerse. Para evitar. Clausurando la pretensión de quien llegó para resolver. Pero basta un error, para que la imagen se comprima. El campo10 11 14 074 del elogio se limite. Quedará esa última y maldita secuencia, en que una equivocación terminó gobernándolo todo. Le pasó a Martín Ferrando frente a Salto Uruguay, cuando tras su saque, la pelota le cayó al pie de Jonathan dos Santos. ¡Tan luego a Dos Santos! Fue el gol de Salto Uruguay. Fue el empate decano.

El registro gráfico de EL PUEBLO, es la elocuencia misma. Ahí está el golero con la decepción marcada. Con la bronca íntima. Mientras George dos Santos (el socio de Jonathan a la hora del gol), es la otra cara de la moneda: la recompensa del empate agónico a la cuenta de Salto Uruguay. Mientras lo sucedido, no elude una cuestión esencial: un clase “A” como Martín Ferrando, de hecho puede equivocarse. Es su derecho. Aunque le duela y maldiga. A ley de arquero. Y seguro que Martín sabe bien de estas historias. Seguro que sabe.

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