Walter da Cunha Barros. El delegado, el coordinador. En este ahora
«El presidente es Sergio Carballo, y Enrique Fletcher apunta a las finanzas del club. Son los que tienen una función determinada. Los demás que estamos, somos parte de ese dar por la causa. Sumar, colaborar, la mano en el lugar que sea necesario. Lo mío pasa por ser delegado en la Liga y coordinador de todas las categoría del básquetbol, pero si es necesario estar donde no está previsto….hay que estar».
-¿Una suerte de cooperativa?
«Pasa en Juventus y pasa en otros clubes: no somos tantos. Pero como nos convoca el club, se trata de ser parte de ese todo».
-Los miramientos de Juventus en el tiempo. Y sobre todo, desde finales de la década de los 80, cuando ancla en la nueva zona. Entonces, quedó atrás «el equipo de la Capilla»…
«Coincidió con Juventus, Campeón del Litoral. Esto de ser parte de la nueva zona, fue marcando un objetivo: que la gente del barrio, que el vecino, se vaya identificando con el club».
-¿En qué medida se planta un logro en esa dirección?
«Existe. Es real. Pero además tiene que ver con eso de los jugadores apegados al club, porque nacieron basquetbolísticamente aquí. A excepción de Gastón de los Santos que llegó de Ferro Carril desde hace unos seis años, todos los restantes vienen del abajo de Juventus.
Es la línea para no apartarnos. Cuando cerramos el gimnasio, sabíamos que estábamos para acentuar esa política del club, que es la que sostiene a Juventus».
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EL SENTIMIENTO QUE UNE
Al apunte de Silvya, la compañera de toda la vida, WALTER DA CUNHA BARROS (el «Portugués»), le pone énfasis a la memoria, porque en este lunes 29 de junio, el Atlético Juventus llega a los 54 años de vida social y deportiva.
En la capilla de la Santa Cruz, donde un equipo de básquetbol comenzó a guarecer a tantos niños y adolescentes que se volvieron habitués de aquel patio, contiguo al colegio. Y Juventus se iría llamando a etapas que lo fueron jalonando.
Con el espíritu de aquellos inolvidables sacerdotes de los años 60.
Al fin de cuentas, Juventus pasó a engrosar la comarca de la Zona Este, «y se puede decir que la mayoría de los jugadores pasaron por el Liceo al que fuimos también o son parte de él en nuestros días. Es cierto que la Zona Este pasa a ser un territorio especial».
-Donde no faltan los afectos colectivos. ¿Cómo debe ser!.
«Siempre ha sido así. En el Peñarol que nosotros participamos, sobre todo sobre finales de los 70 y principio de los 80, tuvo que ver el afecto para juntarnos. A la hora de Juventus, de repente se fue creando esa condición de grupo de gente, sabiendo que hay un sentimiento que une»
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LOS ANDARES DE VIDA Y BÚSQUEDA
La pandemia obligó al cierre de Juventus, en lo relativo al básquetbol. El área de musculación y de boxeo, tercerizados en su momento, fueron y son parte de la señal activa.
Pero al decir de Walter da Cunha Barros en EL PUEBLO, «nos pasa lo mismo que a todos: sin autorización para ir volviendo a la práctica del básquetbol, no volvemos. A diferencia del fútbol, a los gurises del básquetbol se les crea una situación distinta: al no estar habilitado el club, ¿dónde lo juegan?
Algunos iban a la Plaza de Deportes, pero ahora está siendo parte de obras. En el fútbol, las opciones son otras; hay un campito o una cancha abierta libre y ahí van.
Por eso el objetivo a nivel de Liga, es que antes de fin de año, algún campeonato pueda concretarse, pensando en categorías juveniles, en categorías de formación».
Juventus se va aproximando a los 300 socios. Es de los clubes que apuntan la mira «en ese abajo que se mueve» y en la historia de los últimos años, consagraciones puntuales en Sub 13 y Sub 19. Se ha convertido Juventus, en su propio surtidor. Por eso el sentido de pertenencia está planteado y los afectos no sólo que siembran.
Son definitivamente capaces de juntar.