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viernes, 4 de julio de 2025
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Justicia por mano propia

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Diario EL PUEBLO digital
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En Montevideo ha tenido lugar el segundo caso en el país de justicia por mano propia y en este caso la culminación fue la muerte de la persona perseguida, golpeada y luego asesinada por presunción de delito.
Si era culpable o no, no viene al caso. El hecho es condenable de todas maneras, así se tratara del peor de los delincuentes.
Cuando esto decimos somos conscientes que habrá de inmediato quienes nos
acusen de defender a los delincuentes “ a vos porque nunca te balearon o te mataron incluso a nadie de la familia…”
Es más, sabemos que hay personas “cansadas de que le roben” y por ello se arman o se muestran totalmente dispuestas a ir más lejos de lo que corresponde.
Todas afirmaciones entendibles, lógicas que haya personas que así piensen, pero lo que aquí hay que entender que la violencia sólo trae violencia y por lo tanto los delincuentes, sabiendo el riesgo que corren si son capturados, prefieran herir o matar para escapar, volviéndose más peligrosos aún.
No es un problema menor, porque incluso se corre el riesgo de terminar con la vida de alguien completamente inocente, de confundir a alguien por su “apariencia delictiva” y terminar persiguiendo y lo que es peor aún matando a alguien completamente inocente.
No es el primer caso que sucede y si no estuviera la LUC, que seguramente considera de distinta forma la defensa propia, seguramente más personas terminarían en la cárcel. Dejemos entonces la seguridad a quienes se supone que están preparados y formados para manejarla. La policía en primer lugar, como auxiliar de la justicia, preparada para evitar, perseguir y combatir el delito y la Justicia a la que se llega para pedir sanciones al autor de un delito, luego de investigar como corresponde y con las garantías del caso a todas las partes.
Hoy la seguridad está en boca de todos. La situación ha empeorado notoriamente y la delincuencia, a la que necesariamente debe agregársele el consumo de drogas prohibidas, es tremendamente preocupante.
Claro está que no es con la “justicia por mano propia” que la combatiremos. Exijamos a las instituciones encargadas de esta labor de que cumplan debidamente con su cometido.
No es el ciudadano común quien tiene que encargarse de este problema. No se trata sólo de combatirlo. No se arregla eliminando a los delincuentes. Para combatir la delincuencia se necesita políticas adecuadas y ocuparse de la mayor parte posible de las causas que la generan.
Al menos así pensamos.
A.R.D.

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