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martes, 15 de julio de 2025
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Julio Núñez, disc jockey y operador radial

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Diario EL PUEBLO digital
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“Con mi primer sueldo puse el cable en mi casa para poder mirar fútbol con mi padre”

Quienes conozcan a Julio Núñez, sabrán que es una persona sencilla, buena gente, sano, aunque lo pierde el dulce de leche. En definitiva, es un buen tipo. Desde muy chiquito, ya desde la escuela, encontró enseguida su gusto por amplificar y poner música en los actos, sumando más tarde las fiestas familiares o de amigos, llegando a sacar las luces del arbolito de navidad de su casa para armar algún baile en la casa de un amigo. Es parte de una familia numerosa, con diez hermanos. Casado con Iris Olguín es padre de Florencia, Matías, Julián, “y el último es Lázaro Isaís”, pero disfrutar hoy a su nieta Martina no tiene precio. 

Hoy se dedica a amplificar con buena música fiestas de casamiento, cumpleaños de quince y todo para lo que sea convocado para entretener a la gente, que es lo que más le gusta. También trabaja en la mesa de operaciones de Radio Arapey desde tempranito en la mañana hasta el mediodía para luego continuar a la tarde haciendo mesa para el histórico programa de “La Revista Hablada”. Es feliz en lo que hace y se nota, al menos así lo transmitió en esta nota con EL PUEBLO.

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1. ¿Cuáles son esos primeros recuerdos que tiene de su infancia? 

Mi primer recuerdo fue en la escuela, las maestras me mandaban cuando había alguna fiesta a armar los equipos en el patio para los festivales. Yo tendría entre ocho o nueve años, por ahí. En ese entonces iba a la Escuela Número 88, en barrio Malvasio.

Mi familia estaba compuesta por diez hermanos, éramos siete varones y tres mujeres. Todos del mismo padre y de la misma madre, yo era uno de los más chicos.

2. ¿Desde tan temprana edad ya se iba vinculado al tema de la amplificación y de poner micrófono y música en los actos? 

Sí, me gustaba muchísimo eso. Me gustaba ver a la gente que hacía instalaciones, era y soy de poner atención y me gusta aprender un poco de todo. Desde chico ya me gustaba eso.

3. ¿Y después que salió de la escuela, cómo siguió su vida? 

– Salí de la escuela y mi padre en aquel tiempo me dio una opción. Mi papá me decía César, entonces me dijo, “César, ¿qué vas a hacer con tu vida? ¿Querés trabajar o querés estudiar?” Y yo ya me daba cuenta que para el liceo no me veía. En esos tiempos, uno ya era más adolescente, quería tener su pesito y yo le decía que quería trabajar. Así que ya de chico empecé a trabajar, primero con uno de mis hermanos en una panadería en el centro. Y después de la panadería, me fui a trabajar con Juan Carlos Silveira, en Amplificación Amplia. Así empecé con Silveira, hace muchísimo tiempo. Era un gurí todavía, era chiquito. 

4. ¿Se acuerda qué hizo con su primer sueldo? ¿En qué lo disfrutó? 

Mi primer sueldo, ese que trabajé con Juan Carlos Silveira, que fuimos e hicimos la Expo, fue mi primera amplificación oficial. Es más, te digo, yo tuve que decir unas palabras por micrófono y me daba vergüenza. Pasó que se había perdido un niño y no me salía la palabra niño y yo atendía la red de parlantes de todo el Hipódromo en ese momento. Y como te dije, me daba vergüenza y no me salía la palabra “niño”. Y yo decía, “atención, atención, se perdió un…” ¿Viste que el típico uruguayo dice gurí? Bueno, fue eso lo que me salió, “se perdió un gurí y está acá en los estudios”, fue lo que me salió. Me acuerdo clarito. Y con mi primer sueldo, lo que hice fue poner el cable, me acuerdo que estaba TV Mundo en aquel tiempo, así que puse ese cable en mi casa, para poder mirar el fútbol con mi padre. 

5. ¿En qué momento le picó el bichito de empezar a poner música en las fiestas, en cumpleaños? ¿O lo hizo siempre? 

– Sí, siempre, de chiquito me acuerdo que lo hacía con los cassettes. ¿Te acordás de los cassettes? Era el tiempo en que yo hacía muchos cócteles, muchos bailes caseros. Más te digo, me acuerdo que les sacaba las luces del arbolito de Navidad a mis padres, escondidas en una bolsita, y me iba con mi primo a la casa de unos amigos y hacíamos la fiesta. Perdía todas las luces, entonces todos los años mis padres compraban luces para el arbolito porque yo me las llevaba todas. Sí, ya de chico me gustaba.

6. Y cuando se profesionalizó, ¿cómo eran esos bailes? 

– Sí, cuando me empezó a interesar mucho, mucho más, esos primeros bailes fueron la clásica fiesta de los primeros quince años, casamientos, siempre en el rubro de pasar música. Lo que me gustaba era divertir a la gente, me gusta mucho eso. No soy de interesarme por la plata, me gusta más que la gente se divierta con lo poco que uno sabe y que la gente esté bien. 

7. ¿Qué diferencia hay de aquellos primeros bailes, sean fiestas familiares o fiestas de quince años o de casamiento, con los que hoy está amenizando?

– Ahora hay mucha más tecnología. En aquel tiempo me acuerdo que teníamos los cassettes, llevábamos dos grabadores y enganchábamos la música de cassette a cassette, y me acuerdo que llevaba una lapicera con la que apretaba la cinta, era la famosa Bic. Y bueno, todo fue así, ¿no? Y ahora hay mucha más tecnología, se vinieron luego los primeros CD, y uno de a poco se fue aggiornando a todo eso, no había otra.

8. El que le conozca sabe que es una persona muy familiera, ¿qué es la familia para usted? 

Es lo mejor que tengo, es lo mejor. Lo es todo. Hay momentos, porque no es lo mismo estar cuando los hijos crecen que cuando la que crece es la nieta, es como que las responsabilidades son distintas. Pero cuando está con la nieta, con Martina… Es algo que no tiene explicación o que es difícil de explicar, de entender lo que es ser abuelo. A veces me pongo a pensar y digo, guau, parece que fue ayer que era un gurí y hoy soy abuelo, digo, lo que son las facetas de la vida. Lo que uno va pasando y viviendo. Los hijos están grandes, ya empiezan a salir y quedarse en la casa de sus compañeras y nosotros prácticamente pasamos solos con el más chico y como que te empieza a caer la ficha que decís, pucha, estamos quedando grandes. Pero esa es la ley de la vida, ¿no? 

9. ¿Y cómo define su trabajo en la radio en la mesa de operaciones? 

Amo. Me siento muy cómodo, me gusta lo que hago y me encanta. Sinceramente me encanta. 

10. La última palabra es suya. 

Nada, agradecerte a vos por el espacio y la verdad que estoy muy orgulloso de estar donde estoy y conocer gente que realmente vale la pena.

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