Velatorio en el Palacio Legislativo
El velatorio de José Mujica se llevó a cabo en el histórico Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo. Las banderas de Uruguay y del Movimiento de Participación Popular ondearon a media asta, y más de 100.000 personas se acercaron para despedir al expresidente. Durante más de diez horas, ciudadanos de todas las edades formaron filas en silencio, llevando flores y pancartas con frases como “Pepe vive, el pueblo sigue”.
Capilla ardiente y cortejo fúnebre
Desde la mañana del miércoles 14 de mayo, miles de personas se congregaron en el Palacio para rendir homenaje. La capilla ardiente, instalada de forma austera y sin símbolos religiosos, respetó el deseo del propio Mujica. Por la tarde, el féretro fue colocado en una cureña militar tirada por seis caballos, acompañado por las banderas de la República y del MPP. El cortejo avanzó sin música ni sirenas, bordeando la rambla montevideana hasta su chacra de Rincón del Cerro.
Allí se realizó una ceremonia íntima con familiares y amigos. Mujica será cremado e inhumado bajo un árbol, como había pedido.
El presidente Yamandú Orsi decretó tres días de duelo nacional. En su mensaje institucional lo describió como “una figura clave en la historia democrática reciente” y resaltó su capacidad de unir a la sociedad en torno a valores como la solidaridad y la sencillez.
Repercusiones nacionales
El duelo oficial se reflejó en todo el país: banderas a media asta, suspensión de actos protocolares y manifestaciones populares espontáneas. Mientras las principales figuras políticas destacaban su carisma y ética, también surgieron voces críticas que subrayaron falencias en su gestión: poca inversión en infraestructura, lentos avances educativos y una economía aún dependiente del agro.
Académicos señalaron que, si bien el coeficiente de Gini bajó de 0,50 a 0,48 bajo su mandato, la mejora fue modesta en comparación con otros países de la región, lo que matiza el alcance de sus políticas redistributivas.
Repercusiones internacionales
Presidentes y líderes de todo el mundo se expresaron ante su fallecimiento. En Brasil, Lula da Silva y su esposa Janja asistieron al velorio en Montevideo. Gabriel Boric, de Chile, fue el primer jefe de Estado en llegar, calificándolo como “referente moral”.
En Argentina y Paraguay, se organizaron vigilias en plazas públicas. En Europa y Norteamérica, personalidades como Pedro Sánchez y Olaf Scholz destacaron su integridad política. Medios como The New York Times, Le Monde y la BBC repasaron su vida, desde su militancia tupamara hasta su presidencia, enfatizando su austeridad y coherencia entre el discurso y la acción.
Universidades y organizaciones anunciaron simposios para estudiar su impacto en políticas de salud, medioambiente y ética pública.
El modelo Mujica: inspiración y desafíos
El debate actual gira en torno a cuánto del “mujiquismo” puede realmente replicarse en el ejercicio político. Algunos puntos clave:
- Austeridad voluntaria vs. institucionalidad sólida: La vida de Mujica inspira, pero no reemplaza estructuras fuertes.
- Carisma vs. profesionalización: El liderazgo personal puede opacar la participación democrática más horizontal.
- Estilo irrepetible: Su historia única no puede replicarse, pero sí servir como brújula ética.
Consolidación del legado en la acción gubernamental
El presidente Yamandú Orsi, discípulo político de Mujica, ha anunciado que su administración seguirá impulsando reformas con un marcado énfasis en la justicia social y la integración regional, retomando las líneas maestras del expresidente sin caer en el personalismo.
Fuentes del gobierno informan que hasta pocos días antes de su muerte, Mujica “dio instrucciones” sobre cómo fortalecer la cooperación latinoamericana y revitalizar el Instituto Nacional de Colonización mediante la adquisición de tierras para pequeños productores