Esta semana, concretamente el pasado martes 10, la República Argentina conmemoró su «Día de la Tradición». La fecha es elegida en homenaje al poeta José Hernández, autor de la obra considerada emblema de la literatura gauchesca rioplatense: Martín Fierro.
El poeta José Rafael Hernández nació en la zona de chacras de Perdriel, el 10 de noviembre de 1834 (falleció en Buenos Aires, a los 51 años de edad, el 21 de octubre de 1886). Además de escritor fue militar, periodista, y un destacado político.

Pero su nombre sin dudas ha trascendido gracias a su magnífica obra Martín Fierro, compuesta por más de 7.000 versos. Se trata de un extenso poema gauchesco dividido en dos partes. En 1872 aparece «El gaucho Martín Fierro» y siete años más tarde «La vuelta de Martín Fierro». Desde entonces ambas partes se publican habitualmente como un solo volumen.
Un par de «consejos»
1-
Hay hombres que de su cencia
tienen la cabeza llena;
hay sabios de todas menas,
más digo, sin ser muy ducho,
es mejor que aprender mucho
el aprender cosas buenas
2-
Bien lo pasa hasta entre Pampas
el que respeta a la gente
el hombre ha de ser prudente
para librarse de enojos
cauteloso entre los flojos
moderado entre valientes.
Orígenes del gaucho
El gaucho es un hombre-jinete de la pradera, no responde a un tipo étnico único, fruto del mestizaje de la región rioplatense, su origen está vinculado a las singulares condiciones políticas, históricas y económicas de su medio. Pertenece por igual a las zonas ganaderas de la Argentina, sur del Brasil y Uruguay, el área geográfica del gaucho coincide con una región natural. Puede afirmarse con seguridad que su tipo primigenio nació en la Banda Oriental a lo largo del siglo XVIII.
El vocablo gaucho proviene de la expresión quechua «huachu», que quiere decir huérfano o vagabundo. Los colonizadores españoles transformaron el término, a los huérfanos pasaron a llamarlos «guachos» a los vagabundos «gauchos». En el sur del Brasil suele llamársele «gauderio» o «gaúcho».
Un «retrato» del gaucho
Su casa es el pajonal,
Su guarida es el desierto;
Y si de hambre medio muerto,
Le echa el lazo a algún mamón-
Lo persiguen como a plaito
Porque es un «gaucho ladrón».
Y si de un golpe por ay
Lo dan güelta panza arriba
No hay un alma compasiva
Que le rece una oración
Tal vez como cimarrón
En una cueva lo tiran.
El nada gana en la paz
Y es el primero en la guerra,
No le perdonan si yerra
Que no saben perdonar,
Porque el gaucho en esta tierra
Solo sirve pa votar.
Para él son los calabozos,
Para él las duras prisiones,
En su boca no hay razones
Aunque la razón le sobre,
Que son campanas de palo
Las razones de los pobres.
Si uno aguanta, es gaucho bruto,
Si no aguanta es gaucho malo,
Dele azote, dele palo!
Porque es lo que él necesita!
De todo el que nació gaucho
Esta es la suerte maldita.
Vamos suerte, vamos juntos
Dende que juntos nacimos,
Y ya que juntos vivimos
Sin podernos dividir…
Yo abriré con mi cuchillo
El camino pa seguir.
(Martín Fierro; fragmento el Canto VIII)