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martes, 24 de junio de 2025
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Salto

Jorge Francisco Soto

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Diario EL PUEBLO digital
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Esta exposición reúne por primera vez un conjunto de cinco instalaciones del artista uruguayo Jorge Francisco Soto, producidas en los últimos trece años a partir de concursos abiertos e invitaciones para participar en bienales y salones nacionales y regionales.
Forman una antología de obras que, reunidas, destacan la persistencia de temas relacionados a la historia del arte uruguayo y a la investigación acerca de sus procesos de construcción. Las instalaciones asumen la estructura de sistemas activadores de la percepción, en los que se requisita la intervención del espectador para completar el “circuito” del “sistema” y por lo tanto, terminar de darle forma a la obra.Esta interacción-requisito de las obras ponen en acción la mirada crítica, activando el cuestionamiento del espectador. ¿Qué factores políticos, administrativos, culturales, subjetivos determinan la construcción de un imaginario cultural local? ¿Cómo estos factores conducen simultáneamente hacia la inclusión y exclusión de elementos formativos de nuestra historia? ¿Cómo recuperar vínculos perdidos desde la propia creación artística? Aludiendo a la estética de un sistema, en esta muestra Jorge Soto investiga las posibilidades de hacer crítica institucional, motivada tanto por la denuncia como por el impulso hacia la reconstrucción de los vínculos perdidos.
Tres de estas cinco instalaciones conforman una trilogía titulada Ciegos, sordos y mudos. Control de personal (“mudos”), fue seleccionada en el 52º Salón Nacional María Freire en 2006, y consiste en seis tarjeteros y un reloj de control de personal.
La obra se presenta ante el certamen de modo de acercarse a la historia del mismo y comentarla mediante la interacción del público.
El Salón Nacional comienza en 1937 y se mantiene entre altibajos anualmente hasta el retorno de la democracia en 1985, cuando se suspende y prácticamente desaparece de la escena, hasta la edición de 2001. Las tarjetas contienen la ficha técnica de todas las obras ganadoras del gran premio anual y pueden ser intervenidas con el registro de entrada y salida de los visitantes del Museo.
Manifiesto (2010), la segunda obra de esta trilogía, fue rechazada por el Salón Nacional (devenido bianual), pero pocos meses después ganó el gran premio El Azahar de la IX Bienal de Salto. En referencia a la condición “sordos” de la trilogía, en este video la intérprete Mónica Piñeyro traduce a la Lengua de Señas Uruguaya el Manifiesto Madí, publicado en Buenos Aires en 1947.
Manifiesto funciona como un doble-manifiesto: reafirma la existencia de un elemento fundamental de la historia del arte rioplatense, y a la vez es testigo de su paradójica evanescencia del imaginario local. Completa la trilogía la instalación inédita, Speakable Items (2001/2014), dispositivo de investigación teórica sobre la historia del arte, que se apropia del primer software de lectura de pantalla para ciegos, introducido por Apple en 1993.
Tanto la trilogía como la videoinstalación del Graf Spee (2005) – que recrea mediante el montaje digital de imágenes históricas el hundimiento del acorazado alemán en aguas uruguayas al irrumpir la segunda guerra mundial – toman referencias puntuales de la historia uruguaya y la historia del arte para contemplar sus procesos de construcción, y cómo estos influyen sobre la percepción y la memoria. Noche y día, ¿Live in your head? (2013) o Monte sexto de este a oeste (2012), es una obra en progreso que asume características específicas de acuerdo al contexto en el que se instala. La obra más precisa del conjunto, consiste en un circuito cerrado de televisión instalado en el espacio de tal forma que aquello que vemos al sur es lo que está en ese instante sucediendo al norte. Es inevitable recordar las palabras de Torres García al presentar la Escuela del Sur en 1941: “He dicho Escuela del Sur; porque en realidad, nuestro norte es el Sur.” No obstante, en este caso sucede una especie de inversión sobrepuesta a la inversión cartográfica de Torres García: aquí vemos el norte cuando miramos el sur.
Soto genera un sistema que involucra a todo el cuerpo en el ejercicio de, literalmente, ver la imagen opuesta a la que se vuelca la mirada. Un aparato generador de imágenes que no tienen
vuelta (no se graban), de existencia tan real cuanto efímera. Esta obra representa de manera ejemplar la síntesis formal y conceptual que
caracteriza a la obra de Jorge Soto; y deja en evidencia el equilibrio que el artista busca sostener, entre la ironía y la paradoja, la denuncia y la proposición.
Verónica Cordeiro

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