No hay caso, cada semana Santa o de Turismo que pasa, entre otras cosas por supuesto, deja en la mayoría de las personas la nostalgia por años en que había en Salto tal o cual cosa… Escribí la palabra “nostalgia” y me detuve a pensar, porque en verdad la definición de ese vocablo habla de una sensación (que incluye la tristeza) nacida de pensar en algo que pasó y ya no volverá. Sin embargo, ocurre que en estos días los salteños recordamos eventos, hechos, etc. que perfectamente podrían volver. Algunos por supuesto, otros por obvias razones ya no. Decía Borges que cuando alguien extraña un lugar o una persona, en realidad siempre lo que extraña es un tiempo (en el que uno frecuentaba tal lugar o compartía momentos con ciertas personas).
¿Los Turismos o Semanas Santas de qué tiempos añora usted?
Yo, por ejemplo, me acuerdo de ir a esperar la Vuelta Ciclista del Uruguay cuando llegaba a la Plaza Treinta y Tres, frente a la Jefatura de Policía. ¡Qué momento! Maravilloso para quienes éramos niños pero seguramente no solo para los más chicos, ver pasar esa caravana y después (esto sí sobre todo los niños) acercarnos a los competidores a pedirles si nos regalaban un banderín, una caramañola, una camiseta…Y para eso perseguirlos incluso hasta en la noche, cuando quedaban en el Gran Hotel Biasetti. Bueno, me acuerdo también, ya más grande, de la expectativa por la llegada de Soledad Pastorutti al Parque Harriague un miércoles de Turismo, un miércoles 8 no recuerdo bien de qué año, pero era el momento de su esplendor, su mejor momento de revolear el poncho.
A las cometas, o pandorgas, ¿usted no las extraña? Vi pocas este año. ¿Será que también estamos perdiendo esa tradición, la de jugar con ellas y la de construirlas caseramente? Aunque seamos sinceros, históricamente suele haber poco viento en esta época. Por eso allá en el sur parece que son más vivos y a las cometas las remontan en primavera. Se dejan los juegos del encierro de invierno y se sale a campo abierto a echar mensajes al cielo: “se fue el tiempo de los trompos y llega el de las cometas”, escribió Fernán Silva Valdés.
Ahora bien, habrá observado usted que la vuelta ciclista bien que podría volver. O sea que no estamos extrañando (como nos explica el concepto Nostalgia) algo que ya no volverá. Es más, se reclama su llegada desde hace años, porque posible…sí…¿cómo no?…posible es. ¿Qué falta entonces?
Hace unos días, tuvimos la oportunidad de preguntarle al Coordinador de Turismo de la Intendencia, Carlos Beasley, si cabía esa posibilidad. Se mostró tan interesado como nosotros, y hasta se puso a recordar su niñez, y adolescencia, y juventud, cuando esperaba la llegada de los ciclistas, no en calle Artigas, sino en calle Uruguay, es decir antes todavía…Pero la respuesta del jerarca fue clara, y bastante desalentadora dicho sea de paso: “Para que vuelva se necesita quien la compre, quien ponga plata; esto es como cualquier evento, ¿viste que se paga caché de los artistas y varias cosas más?… Y bueno, esto es más o menos igual, si no hay empresas dispuestas a poner el dinero para que la vuelta llegue a Salto, no va a llegar”.
O sea, habrá que seguir esperando que aparezca plata para la Vuelta entonces.
¿Y ahora qué pasa en Turismo en Salto? ¿Hay eventos atractivos, que llamen a que los visitantes elijan Salto? Hay sí: vimos estos días escenarios en los dos centros termales donde la gente bailaba alrededor, un gran espectáculo llamado Tannat Rock en el Parque Harriague y…la llegada de los marchantes a caballo…y…Bueno, no se me ocurre más…¿Qué más hubo?
Ah, ahora que pienso, ¡bien por los artesanos de la madera, la piedra y el hierro! Ellos organizaron su expo venta en el Espacio Puerto durante toda la semana, donde además incluyeron tango y algunos otros atractivos. Y ya que estamos, digamos: en ese espacio cuya recuperación costó millones y millones y se presentó en su momento con bombos y platillos como “la gran obra” de Salto, que además -se nos decía- sería ideal “para el disfrute de salteños y visitantes”, ¿qué organizó Salto Grande para esta semana que pasó? Porque la expo venta fue por iniciativa del grupo de artistas Expo Arte, ¿verdad? Digo porque a la Intendencia cabe criticarle muchas cosas (como lo hemos hecho días pasados y lo haremos seguidamente), especialmente su déficit en cuanto a lo que muchos llaman “Turismo Cultural”, pero cuidado que no solo a la Intendencia le cabe toda la responsabilidad.
Bien, hablemos un poco un poco de aquí en más de lo cultural propiamente dicho, pero especialmente aquello que debería ser atractivo turístico.
Parece reiterativo (y claro que lo es), pero no queda otra que volver a plantearlo: ¿Hasta cuándo seguiremos con los museos cerrados, digo Casa Quiroga, Museo del Hombre y la Tecnología, Museo Arqueológico…?
Pero no pasa solo por los museos la cuestión. Hay otras cosas que pasan, o que deberían pasar. Deberíamos hacer conocer mucho más el monumento a Garibaldi (lamentablemente hoy entre malezas y lleno de avispas) o las casas que han sido declaradas Patrimonio Histórico porque fueron de tal o cual personalidad; deberíamos indicarle a los turistas (pero para eso, antes deberíamos tenerlo claro nosotros) que en Salto está el primer monumento que en el mundo se levantó en memoria de Federico García Lorca (zona de la Piedra Alta, costanera sur); deberíamos mostrar la belleza de la piedra -junto al río- donde hay lavanderas talladas en homenaje a José Cziffery (también hoy oculta entre pastizales y en medio de la oscuridad), y ya que andamos cerca del río y por el sur: la plazoleta que homenajea a Eduardo Fabini, y la que tiene una alta estela en honor a la poeta María Eugenia Vaz Ferreira; o el monumento a Víctor Lima…Y mire que podemos seguir, porque también usted que lee estas líneas, estará pensando en otros lugares.
En definitiva, tiempo de cierta nostalgia es este. Pero también de bienvenida reflexión. No estaría de más reflexionar sobre el valor que le estamos dando actualmente en Salto a la Cultura. Lamentablemente ya adoptamos como natural que el Museo Histórico (Avda. Amorim y Batlle Berres) ya no abra nunca más como tal; poco a poco parece que nos vamos acostumbrando a que otros varios sigan cerrados continuamente; por supuesto que ya nos resignamos hace tiempo a no tener más en el organigrama de la Intendencia de Salto una Dirección de Cultura; nos vamos resignando a que un altísimo porcentaje de las nuevas generaciones desconozca totalmente los monumentos que antes mencionábamos…
¿A qué más debemos resignarnos?
Nosotros no nos resignamos a que la decadencia continúe. Y tenemos la esperanza que dentro de un año, esta columna tenga un color más vivo.