“Montevideano hasta los huesos…
y uruguayo hasta el caracú…”
Ignacio Martínez es escritor y dramaturgo. Nació el 5 de septiembre de 1955 en Montevideo, en un “barrio muy barrio” como el mismo lo describe, un barrio de poetas, el barrio Jacinto Vera. Dedicó sin dudas sus “tiempos mejores” a escribir para niños y jóvenes, y publicó para ellos más de 60 libros. Escribió además más de 20 obras teatrales, y 7 libros para adultos.
Su gusto por la literatura infantil se remonta a viejas historias que su padre solía contarle durante su niñez, historias que quedaron fijadas en su mente incluso desde antes que aprendiera a leer, historias que hoy reaparecen para ser contadas nuevamente porque como lo dice él, “los niños las merecen”.
– Cuénteme sobre su familia y sus primeros años de vida
– Nací en Montevideo, según dicen el 5 de septiembre de 1955, en el seno de una familia tradicional muy linda, una mamá que aún vive y que hace algunos días cumplió 91 años, un papá formidable pero que fumó mucho y que se enfermó muy joven, y un hermano bibliotecólogo, director de bibliotecas.
Nací en un barrio muy barrio, podría decir que soy montevideano hasta los huesos y uruguayo hasta el caracú porque toda mi familia se pierde en la historia nacional. Así que tengo una uruguayez muy fuerte. Nací en un barrio de poetas, el barrio Jacinto Vera, allí surqué los caminos de la niñez, parte de mi adolescencia y después me dediqué durante 10 años a dar vueltas por el mundo, de tanta vuelta me mareé y volví (risas).
Las letras escondidas aparecieron con mucha fuerza en algún momento de mi vida, y a los veinte y pocos años comencé a escribir los cuentos que salieron publicados en Venezuela, en Caracas. En el año 1981 gané un premio muy importante que entregaba el diario de Caracas en aquel momento y allí recuerdo que empecé a percibir la posibilidad de comunicarme a través de la palabra escrita.
– ¿Algunos rasgos de sus progenitores?
– Mi madre es una mujer de una capacidad lectora formidable, de una cultura inmensa, mujer que cuando se quedó sola se mudó al centro de Montevideo para poder ir una vez por día al cine y al teatro, así que es la mujer que más teatro y cine debe haber visto en la vida, y además es hasta el día de hoy una voraz lectora.
Mi padre fue un hombre de multi oficios, trabajador, docente, periodista deportivo, hombre de la bohemia, de nombre Ismael como mi hermano. Y bueno en fin esas familias típicas uruguayas, madre padre y dos hijos, que comenzó la vida con mucha alegría porque entre mi hermano y yo hay unos cuantos años en los cuales parece que yo no quería venir tan rápido y al final la vida pudo más y aparecí por acá.
– ¿De dónde proviene su gusto por la literatura?
– Mi familia es una familia de mucha lectura, alguna vez llegué a pensar que mi madre no dormía, porque siempre la veía despierta y había siempre 3 o 4 libros sobre su mesita de luz, ubicada junto a la cama. Mi padre un gran contador de historias así que yo sabía de historias previas a aprender a leer y escribir, conocía de la Divina Comedia, de Don Quijote, de Martín Fierro, antes de saber leer y escribir, así que por ahí hubo una influencia muy grande. La segunda influencia grande fue sin duda de mis maestras que me alentaron a la lectura y a la escritura.
– ¿Por qué eligió dedicar la mayor parte de su obra a los niños?
– Hay una predilección natural, pero hay también una razón filosófica o ideológica mas fuerte. Yo creo que hay que trabajar para los niños con la mayor pasión y la mayor dedicación posible, el mundo en el que estamos viviendo es un mundo en peligro, es un mundo en el cual nosotros los adultos hemos trabajado mal y una parte de esos adultos ha trabajado peor, entonces acá la disyuntiva está muy clara, la paz le tiene que ganar a la guerra, el ambiente le tiene que ganar a la destrucción, y la bonanza y la pública felicidad le tienen que ganar a la miseria y al deterioro. Creo fielmente además que los niños no tienen nada que ver en todo esto, los niños son totalmente libres de toda responsabilidad, entonces tu como periodista y yo como escritor, algo tenemos que hacer para que esos niños vivan mejor que nosotros, porque si viven peor algo habremos hecho mal. En esa línea de razonamiento te digo me he sentido muy cómodo escribiendo para ellos, tratando de contribuir modestamente a un momento de regocijo antes que nada a la hora de leer, pero también para que en el momento en que cierren la última pagina del libro que están leyendo les quede algún pensamiento picando, alguna curiosidad latiendo, algunas ganas de pensar en que el mundo es esto que vemos a simple vista, y algunas cosas que no vemos pero que sabemos que están allí.
– ¿Influyó sobre usted la figura de Quiroga a la hora de escribir?
– Sin duda que en mi formación personal la presencia de Quiroga fue muy importante, no fue única, haber leído también en mi juventud a otros escritores, a los poetas, hay una formación general que no es solamente de literatura para niños, es mas, en algunos casos la que hoy se considera literatura para niños, muchas veces ni siquiera fue pensada como literatura para niños, los hermanos Greem, Alicia en el país de las maravillas u otros. Hay que recordar también que muchas veces son reproducciones escritas de tradiciones orales que tenían los países europeos, de manera que yo afirmo que hay una sola literatura y en lo personal me ha marcado mucho.
– ¿A qué edad realizó su primera publicación?
– Realicé mi primera publicación a los 23 o 24 años, al día de hoy y casi a los 55 años, tengo 75 libros publicados para niños y jóvenes, 7 para adultos, y 30 obras de teatro.
– ¿Qué significa para usted el teatro?
– El teatro es muy importante, alguien leyó algunos de mis libros y dijo porqué no llevarlos al teatro, y yo contesté, déjame hacer el desafío de escribir el guión, y fue así que en el año 1988 comencé a estrenar mis primeras obras. Al día de hoy hay una oferta de 8 o 9 obras haciéndose en todo el país lo que me alegra muchísimo desde un perfil muy modesto. Yo siempre creí que la tortuga debe seguir su camino, porque además le termina ganando a la liebre.
– Realiza anualmente un gran número de visitas a distintos centros educativos del país, ¿con qué motivos?
– Yo le digo que sí a la mayor cantidad de invitaciones posibles y al cabo del año hay casi 300 invitaciones de las que lamentablemente tengo que rechazar algunas porque el año tiene una cantidad determinada de días y yo necesito además otros tiempos para realizar otras actividades que uno como persona realiza.
Pero en este momento por ejemplo vengo de Porto Alegre y de Caxias do Sul porque tuve el honor de ser invitado por el gobierno estadual para abrir el seminario “Memoria da oralidagi a escrita”.
Voy a estos lugares porque me parece que puedo proporcionar algo de lo que hago, pero al mismo tiempo porque recibo mucha información. Hoy la actividad aquí en el colegio me nutrió muchísimo, haber trabajado dos horas con los jóvenes de secundaria, y después con toda primaria incluidos los mas chiquitos de 3 y 4 años fue sin duda una usina de aportes e ideas que me hacían mucha falta.
– ¿Cómo influye la evolución constante de la tecnología sobre la literatura?
– No tengo una opinión formada final, pero no es cierto que la informática sea una contra ni mucho menos, en realidad no me interesa demasiado definir diferentes soportes, si es en libro o es en pantalla, creo que lo mas importante es que el niño lea. Si el cuento está en libro o en pantalla bueno será parte de la evolución de la humanidad. Hace alrededor de 120 años, se leía en papiros, y hace algunos miles de años se leía en tablas de arcilla o de madera, así que no me preocupa demasiado eso. El libro ha ido evolucionando, el libro moderno es muy joven, tiene apenas 500 años, un poco más. Así que quizá estemos al borde de un cambio de soporte.
Igual creo que los libros en papel se van a conservar y hay que conservarlos, pero no me interesa demasiado ya que de nada sirve el soporte si no hay quién lo lea.
– ¿Qué le resulta más difícil escribir literatura para niños o para adultos?
– Son desafíos que hay que resolver, cuando yo escribo pienso en el público al cual voy a dirigirme, pero yo insisto en que la literatura es una sola, yo he leído a adultos mayores libros para niños y han quedado fascinados. Yo he leído a jovencitos poemas de Neruda y textos de Cortazar, y también se fascinaron.
Hoy por ejemplo dije o leí algún poema de Idea Vilariño, nadie puede pensar que doña Idea escribió eso para niños o jovencitos y sin embargo recitar en voz alta el poema de amor número 40 del libro “No” de Idea, que tiene 5 palabras, fascinó a todo ese auditorio, porque es poema sin edad, cuando habla del amor y dice “ Inútil decir más nombrar alcanza”. Eso es una síntesis notable de cómo se puede hablar del amor en tan solo cinco palabras.
– ¿Qué libro fue el que más le gustó escribir?
– Todos, yo no comparo un libro con otro, yo puedo decir este libro me pudo haber gustado mas que él mismo, pero no que otro, yo creo que en eso los libros son muy solidarios, se ayudan entre ellos. Lo que importa después es la obra, la realidad me muestra que a veces un libro con el cual uno no tenía mucha expectativa termina teniendo flor de éxito, otros libros con los cuales uno se jugaba todos los boletos tiene una salida menor, así que eso varía muchísimo, y no se puede cuantificar mucho.
Por otro lado hay una parte de creación muy loca, muy fogosa, si es triste lloro mucho, si es alegre, me río mucho y disfruto mucho de lo que hago, pero esa parte de creación es muy libre, no me interesan ni los puntos ni las comas, y luego hay un momento de corrección que hago yo, y luego hay como 4 o 5 pasos mas de corrección, que hace mi familia, correctores profesionales, la o las editoriales con las cuales trabajo, en fin un trabajo bastante exigente y prolijo, y mucho más para el caso de niños porque creo que a ellos hay que darles lo mejor que tenemos.