“Juntos, pero no revueltos…”
Eduardo D’Ángelo, Luis Guarnerio, Nelson Lence y Martin Berisso, el placer del humor fino y nuestro
Eduardo D ´Angelo, llegó nuevamente a Salto, con un espectáculo de humor de su estilo, “fino y uruguayo” y la propuesta contó con una muy buena aceptación, Casi tres cuarto Teatro Larrañaga acudió a la cita para disfrutar del humor inteligente, fino, insinuante, pero sin groserías que reivindica D ´Angelo y el elenco que le acompaña.
Con ellos disfrutamos de una agradable velada en nuestra Redacción, de la que resumimos algunos tramos en esta nota.
“JUNTOS, PERO NO REVUELTOS…”
Otra vez en Salto, con un espectáculo que venimos realizando desde hace ya un tiempo por toda la República Oriental del Uruguay, llamado “Juntos pero no revueltos”. Me acompañan tres excelentes compañeros y también excelentes comediantes: Luis Guarnerio, veterano también en esto de hacer reír, Nelson Lence y Martín Berisso. Somos cuatro que estamos en el escenario y hacemos reír con este sistema que, por un lado, lo inventé yo, que es “stand up”, porque está el humor “de pie”, como están haciendo mucho los comediantes, la gente joven, pero como nosotros ya tenemos nuestros añitos, mejor sentados, hacemos el humor sentados.
Por suerte esto anda muy bien en todos lados. Aquí queremos mostrarlo en Salto y estoy seguro que va a agradar, porque en todos los lugares donde realizamos estos espectáculos, la gente se divierte mucho, que eso es importante. Pero los propios muchachos dirán qué significa hacer “Juntos pero no revueltos“: estar juntos formando una compañía, una buena compañía, porque normalmente, cuando se forman las compañías, hay que tener en la cabeza formar la compañía y ser compañeros todos, el divismo de lado; porque siempre hay una figura, que el otro primero, no: acá es todo el equipo, un equipo con ganas de hacer divertir a la gente.
GUARNERIO Y UNA ANÉCDOTA
Luis Guarnerio Les agradezco que me hayan invitado a participar en esta ronda. Desde que me integré al elenco de Eduardo D’Ángelo con la obra “Dónde está el pintor” y anteriormente hicimos otra en el Teatro AGADU, y últimamente a D’Ángelo se le ocurrió escribir “Juntos pero no revueltos”, con los compañeros ya nombrados: Lence y Berisso, Hemos logrado una comunión tremenda y una situación de chistes uno detrás del otro, con mucho ritmo, con un final inesperado que tiene a la gente permanentemente latente como si fuera una película de suspenso de Boris Karlof. Un día fui a ver una de suspenso con un judío amigo mío que tenía tiendita en calle Colón y entramos cuando la película había empezado hacía cinco minutos, y el acomodador nos ubicó, estaba toda oscura la sala. Se quedó con la mano tendida, y el judío le dejó de propina una moneda de cinco centésimos.
Entonces se arrimó y nos dice: “El asesino es el abogado” …
Ese tipo de humor corto que viene a veces con intención, con doble intención pero sin herir la susceptibilidad.
D’Ángelo.- Cuando uno cuenta chistes, lo importante es tener buena memoria y la esperanza de que no la tenga el que te escuche, porque si no, “te quema” el chiste.
Nosotros vivimos en Montevideo, pero Martín (Berisso, de profesión escribano) está viviendo en Maldonado. Siempre dijo “No se olviden de mí, quiero estar” en este pequeño equipo que armamos. La verdad es que es un hombre que además sabe de teatro, es un hombre que ha hecho teatro toda su vida, y acá se encuentra con otra cosa especial: esto no es el teatro clásico de O’Neill o Shakespeare o Lope de Vega, esto es un teatro distinto: en este caso, se le invitó para que hagan el teatro de D’Ángelo, que son chistes, chistes porque uno viene contando chistes desde hace mucho tiempo.
Mis chistes en este momento han dado la vuelta al mundo… han dado la vuelta al mundo antes que yo los contara, ¿no?
BERISSO: NO ES FÁCIL HACER HUMOR
Martín Berisso.- Tengo el placer de estar haciendo un humor nacional que no es fácil hacer humor, es difícil. Todos los que venimos de hacer Shakespeare creemos que esto es una pasadita, y no es una pasadita.
Ahí tenemos a Lence, otro viejo veterano que está conmigo desde hace tiempo, cuando iniciamos Decalegrón.
Nelson Lence aporta “Yo hice la carrera de maestro, pero para hacer la carrera de actor me tenía que ir a Montevideo, así que no me regaló el anillo de maestro sino que me regaló el pasaje. Yo me di el lujo –y no es porque esté D’Ángelo frente a mí- de haber ingresado a un grupo que estuvo más de 23 años permanencia en Canal 10. Por medio del “Tano” D’Ángelo pisé Canal 10, y me di el lujo de ingresar a un grupo de seres donde se me enseñó –amén de la profesión- el chiste inteligente, sin una grosería, el chiste insinuante. Eso es cátedra, pero que lo hacen los grandes “capocómicos”. Me di el lujo de estar dieciocho años.
Por segunda vez hoy trabajo con el Tano. Fui dirigido en una obra para niños. ¿Pero qué pasa? Fui formado en la Escuela de Arte Dramático, donde el ciento por ciento es teatro clásico, y acá es otro tipo. En esta obra aprendí con el Tano, que me dio mucho trabajo pero lo confieso buenamente, en esta obra que es chiste tras chiste hay una técnica, amén de la memoria hay una técnica que hay que aprenderla, hay que ser muy rápido. Además me declaro un principiante de este tipo de cosas.
Entonces digo y lo seguiré diciendo hasta que me muera: para mí es un lujo el haber venido del interior, el formar parte de Decalegrón, y hoy estar llevando el humorismo, humorismo como lo ha dicho Berisso y como lo ha dicho Guarnerio, lo ha dicho el propio Tano, inteligente, sin una grosería, donde la gente se ríe sanamente desde que empieza hasta que termina.
En referencia a su lugar de origen. Hay un truco: mi madre me tuvo en Montevideo pero a la semana me llevó a Melo. Pero cómo son las vueltas, ¿no? Hoy día, por esas cosas de la vida, fui transplantado a Montevideo hace ya treinta y seis años.
CUANDO SE DISFRUTA LO QUE SE HACE
Volvemos a Eduardo D’Ángelo. Da la impresión de que disfrutás mucho lo que hacés…
Haciendo el trabajo con buena gente al lado, con compañeros, me encanta el humor y de pronto me voy encontrando, como también reconozco que tuve grandes maestros con los cuales hemos aprendido a hacer esa televisión cómica sana, desde Telecataplum hasta Decalegrón, pero también en Buenos Aires tuve contactos. Tuve oportunidad de conocer y ver actores o libretistas como Juan Carlos Mesa, Basurto, Los Lobizones, Jorge Daniel Scheck, Wimpy, que hablando con su viuda me facilitó una cantidad de libretos, y durante ocho años estuve haciendo en radio los personajes aquellos que recreaba: Pinocho, Pepe Iglesias el Zorro, y siempre seguí en el humor y me encanta. Lo disfruto porque, aparte de eso, como también me gusta el cine y reconozco a mis grandes ídolos del cine de los hermanos Marx, Sandrini, Chaplin, el Gordo y el Flaco, etc., aparte que a mí me gusta el dibujo y la caricatura, y sobre todo el dibujo humorístico. Y en el humor que se practicó durante años y seguimos practicando, en Decalegrón, en Hiperumor, está ese chiste visual; en este caso, acá estamos haciendo chistes muy de palabra. Pero el chiste “gag visual” que se lee, de los dibujitos donde rescatamos todo ese humor que hizo un Quino o que han hecho aquellos grandes humoristas como Peloduro, que era un gran dibujante, un gran caricaturista, salteño. Esas son las cosas que nosotros los uruguayos estamos perdiendo desgraciadamente: la nacionalidad.
DEFENDER LO NUESTRO
Porque cuando venimos acá y vemos un programa de televisión y vino de afuera, y nadie sale a decir “pará, es uruguayo, somos uruguayos”. Y cuando vamos afuera, de repente te dan la oportunidad pero hasta negás ser uruguayo. Y acá, justamente es eso: si nosotros fuéramos a decir no, estos son, ojo: el grupo donde yo me inicié y armamos un grupo maravilloso con Espalter, Almada, Soto, Arredondo, Berugo Carámbula, Frade, etc., porque nosotros fuimos: Telecataplúm, Jaujarana, Hiperhumor, Hupumorpo, Comicolor, Decalegrón, pero la gente tal vez tiene un “cuete”, porque cada vez que nos cambiábamos de canal nos cambiábamos el nombre, pero al final, los propios argentinos reconocen: “los uruguayos, los yoruguas”. Quiere decir que los argentinos respetan y te dan valor al uruguayo. Nosotros, acá, de repente, llenamos el teatro cuando viene una figura de otro lado, y acá los uruguayos no le damos la importancia que tiene sobre todo el humor. Eso es lo importante.