Del periodista Juan José Díaz hemos compartido ya poemas en una ocasión (20/1/20). Cuando en esta página repetimos un autor, es habitualmente porque queremos mostrar su creatividad en más de un género (poesía y cuento los más comunes). Es así que hoy ofrecemos un relato suyo, «A 30 la sarta», aunque también lo acompañamos de algunos textos más en verso.
A 30 LA SARTA
Sucedió hace mucho tiempo y en la esquina suroeste de calle Uruguay y Larrañaga.
Allí se reunían, al comienzo del invierno, varios jóvenes que antes de entrar a trabajar en sus respectivos empleos, aprovechaban las tenues caricias del sol y conversaban sobre distintos temas.
Una fría mañana, la conversación fue interrumpida por el pregón de un vendedor de pescados que caminaba junto a su bicicleta por calle Uruguay al este, anunciando sus productos.
El vendedor se detuvo frente al grupo de amigos que prestaron atención a los pescados que trasladaba en un canasto. Integraba esa tertulia mañanera y callejera, Antonio, un joven muy culto, perteneciente a una familia muy conocida en la sociedad salteña, que poseía un renombrado comercio céntrico. Antonio hacía gala de una refinada dialéctica, además de una prosapia y verborragia distinguida. Sus comentarios y análisis siempre eran festejados por los integrantes de esa barra.
Si bien todos los que se encontraban en la esquina se interesaron por lo que ofrecía el hombre que repetía: «pescado fresquito, vivito y coleando», Antonio puso especial atención, acercándose al canasto para observar detenidamente. Al percatarse de ese interés, el vendedor expresó «pescado fresquito, señor, a 30 la sarta, señor».
Mirándolo a los ojos, Antonio le manifestó «dime vendedor de anfibios, de concavados efluvios, ¿esos seres escamados, son marítimos o fluviales?». Todos los que se encontraban en la esquina coincidieron en que el vendedor no entendió absolutamente nada lo que expresó Antonio.
El pescador, mirándolo también a los ojos a Antonio, entre atónito y perplejo, solo atinó a repetir «a 30 la sarta señor, a 30 la sarta».
REGRESARÁ LA ALEGRÍA
Ya volverán los abrazos
Se encontrarán las miradas
Se olvidará la pandemia
Y regresará la calma.
Faltarán algunas voces
Y gente para abrazar
Lo padecido este año
Jamás podremos olvidar.
Se iniciará otra era
Con cambio en los valores
A pesar de la tristeza
Volveremos a ser mejores.
Solo hay que resistir
Y acatar disposiciones
Aunque no crean en Dios
Recibirán bendiciones.
Regresará la alegría
Habrá cambio de conciencia
Todo será diferente
Y tendremos más paciencia.
JUNTO AL MAR
Caminando junto al mar
Los recuerdos me acompañan
Mientras el viento se ensaña
Alborotando el oleaje
Y con instinto salvaje
Las gaviotas se alimentan.
La marea sube y baja
Y en su trajinar provoca
Vida y muerte entre las rocas
Y por la arena, en las playas
Entre tantos desperdicios
Que devuelven las resacas.
Ante tanta inmensidad
El humano empequeñece
Eso ocurre pocas veces
Generalmente pensamos
Que al mundo lo dominamos
Y una ola nos estremece.
Un barco hundido me invita
A pensar que le ocurrió
Con el viento zozobró
Es lo primero que pienso
Quizá no fue ni el viento
Y otro asunto sucedió.
Hay gente que busca cosas
Otros salen a caminar
Por esas playas saladas
Cada quien vive su vida
Concentrado en lo que hace
Sin importarle más nada.
Estos días comprendí
Que del océano sé muy poco
Y a las neuronas provoco
Poniéndolas a pensar
Cuantas cosas hay por saber
Y hay tanto que enseña el mar.
ENSEÑAME
Me pierdo en la noche
Siguiendo una estrella
Parece alejarse
Como si me huyera
Apuro mi paso
Pero aún se aleja
Intento alcanzarla
Y se va, me deja.
Ya pasó una vez
Que perdí su huella
Y tardé 10 años
Para dar con ella
Hoy es diferente
Se apaga la estela
Por más que la espere
Ya no habrá otra vuelta.
Estrella radiante
Hermosa y viajera
Quiero retenerte
Evitar que mueras
Mucho me brindaste
Algo más quisiera
Enséñame a vivir
Cuando no te tenga.