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sábado, 22 de febrero de 2025
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Hoy: “Diabla Compañera”

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“Diabla Compañera” para unos, para otros simple y cariñosamente “La Diabla”, nació el 1° de mayo de 1987. El de 1988 fue su primer carnaval y el de 1992 el último. Para quien esto escribe, hay una persona que fue el alma máter de esta murga: Demócrito Franklin Silva, el popular “Peluco”, además uno de los fundadores de ASAC y persona vinculada a múltiples actividades carnavaleras… Por eso EL PUEBLO buscó entablar un contacto con él, que hoy nos permite darle la palabra:
“Había una barra que estaba trabajando en Ancap, y pertenecía a la Federación de Ancap, que me invitaron para hacer una murga, eran Aníbal Cabris, Óscar Garaventa, Carlos Invernizzi y Jacinto Barrios. Como yo andaba en esas cosas y siempre andaba en la calle (Peluco es Cobrador desde un día como hoy, 11 de febrero, pero hace 49 años), me invitaron y empezamos a hacer las reuniones, nos reuníamos en AEOCIS. Era el año 1987, que ya había venido el furor con Falta La Papa, con Punto y Coma, con Los Presidiarios… Y aunque pertenecíamos todos a distintas barras, teníamos el mismo sentimiento y el mismo pensamiento. Veíamos que necesitábamos una herramienta para decir algunas cosas que estaban pasando al salir de la dictadura y ya entrando en la democracia, y entonces entendíamos que la forma que se podía hablar era en una murga, como hoy son las redes sociales tal vez”.

LLEGA MARIO GOLDMAN
“Yo tenía conocimiento de las murgas de Montevideo -prosigue narrando-, tenía amigos allá, y ahí empezamos a darle forma. Empezamos cantando cosas viejas y fue tomando forma, primero entre nosotros, después invitando más gente, hasta que llega Mario Goldman. Él tenía experiencia en haber salido en la murga La Solidaria, de Montevideo, y ya fue tomando un cariz más importante. Ya empezamos a cantar distintas canciones que se hacían en Montevideo, y también ya empezamos a armar espectáculos, que era un fuerte que yo siempre tuve, armar espectáculos para ir haciendo finanzas. Es así que seguimos reuniéndonos, ensayábamos un poco en AEOCIS, un poco en el SUNCA, otro poco en la Federación de OSE y puede ser que me olvide algún lugar, hasta que llegamos al CRES, ahí conseguimos un buen lugar porque el cantinero era amigo mío, entonces nos daba las instalaciones para ensayar. Pero el primer año La Diabla salió de la casa de Anibal Cabris, y los últimos años de la sede de River, club al que estaré siempre agradecido. Teníamos un muy lindo grupo, la murga cantaba muy lindo y ahí Mario Goldman nos conectó con Walter “Upa” García, un gran cupletero y letrista de Montevideo, que había salido en Araca La Caña, en Diablos Verdes, ganó con Diablos Verdes, y en La Reina de la Teja. Lo conocimos, nos escribió, vino a Salto y estuvo en mi casa, tuvimos una muy linda amistad, hoy ya es fallecido, gran tipo, muy humilde, muy pobre… Justamente nuestros espectáculos varias veces se llamaron “Hacia un nuevo amanecer”, siempre del lado de los más humildes, y fue tornándose una murga frenteamplista, esa es la gran verdad…”.

SE INTEGRAN MUJERES
Luego cuenta Silva: “También empezó a haber carencia de voces, nos faltaban voces altas… Ahí surgió la idea de si podíamos incluir mujeres que cantaran, así podíamos darle la tonalidad que le estaba faltando a la murga. Entonces se incorporaron cuatro muchachas, de nuestra misma familia, dos hermanas de apellido Cardozo, la hermana de Anibal Cabris y mi señora también. Eran Adela y Gabriela Cardozo, María Cabris y mi señora que se llama Maria Esther Cardozo. El primer año salimos con cuatro mujeres, bastante bien”. Entonces EL PUEBLO fue también tras la palabra de una de esas mujeres, Gabriela Cardozo, hoy locutora radial, quien expresó: “¡Diabla compañera! ¡Hermosa experiencia! En una época muy particular, años donde la murga era realmente la voz del pueblo, lo viví como algo muy natural, la presencia de la mujer en el rubro no era normal como lo es ahora, actuar con un Parque Harriague repleto de gente, comenzar una jornada de carnaval a las 18 horas con maquillaje y terminar a las 4 o 5 de la mañana en algún tablado, murga cooperativa, por lo tanto se hacía todo, desde aplicar lentejuelas al traje hasta vender los libros con lo que se cantaba, amigos, compañeros, familia, eso era la murga, mucho ensayo, con disciplina, gran responsabilidad y respeto para con el público, se dio todo muy natural, haciendo este ejercicio de memoria me doy cuenta que quizás por la edad no dimensionaba la importancia que tuvo la murga en esa época, fue puro disfrute”.

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ALGUNOS ESPECTÁCULOS
Otra vez la voz de “Peluco” Silva nos cuenta: “Ya corriendo el invierno (del 87) tuvimos la posibilidad de traer, mediante tratativas de Walter “Upa” García, a Reina de la Teja, que estaba en boga, era una pegada. Yo invito además a murga Punto y Coma para que nos ayudara y fue un boom. La trajimos el 25 de agosto de 1987 y llenó el Parque Harriague. Ahí hicimos todo, hicimos para la batería, hicimos plata para la ropa, hicimos para todo con La Punto, fue muy lindo. Después, el 12 de octubre trajimos Los Diablos Verdes, que no nos fue muy bien, pero nos fue bien. Después hicimos un carnaval de invierno en Salto Uruguay, que invitamos otras murgas, estaban Canta Pueblo, Punto y Coma, Falta La Papa y nosotros. Todos nos decían: ¿en Salto Uruguay? Y sí, yo estaba ahí, hablamos con la Directiva, fuimos a media y fue un éxito enorme. Entonces ya pasamos a tener un poder adquisitivo importante. Esa misma velada la hicimos en el carnaval con Ferrocarril, hicimos apertura y cierre de murgas, fue notable, nos iba muy bien. Luego tuvo un resentimiento la murga, porque Mario Goldman se fue y prácticamente quedamos como a la deriva, pero la sacamos. El director fue Barboza, que hoy es Abogado. Ya estaba todo armado, pero era bravo cantar sin un buen director que conociera de música. Lo teníamos a Jacinto Barrios y bueno, ahí salimos”.
EL NOMBRE Y OTRAS CUESTIONES
Recuerda Silva que en principio pensaron llamarla “Salsa Picante”, pero se enteran de que en San José ya había una murga con igual nombre. “El nombre Diabla Compañera era porque éramos hinchas de Los Diablos Verdes y era una murga que se sentía muy compañera. Hubo una elección de nombres, una tarde en AEOCIS, y ganó Diabla Compañera…Había muchísimos tablados. En febrero del 88 salieron 18 murgas. Yo como andaba todo el día en la calle, todas las noches conseguía dos o tres tablados, y la plata casi siempre se repartía, quedaba un fondito para la murga y lo demás se repartía. También hicimos comisiones de letras, el primer año nos escribió “Upa” García, ya el segundo año entramos a conocer otra gente, como lo fue Sergio Matta, que fue director de Momolandia, ese año también la ropa le compramos a Momolandia. El tercer año la luchamos, consiguiendo letras de acá y de allá, los popurrís sobre las cosas que pasaban en Salto los hacíamos nosotros…”.
1991: AÑO ESPECTACULAR
“Hasta que llegó el cuarto año, 1991, que fue espectacular. Se formó una muy buena murga, nos vino a dar una mano Juancho Alzúa, que era bancario, gran compañero, era el director Musical, Jacinto Barrios siguió saliendo, ese año salimos 3ros. Lo escribimos todo nosotros, pero también ahí lo descubrimos a “Cachi” do Santos, a quien me lo presentó Roberto Agulla, él sale en la cuerda de segundos, yo hago el popurrí y él hace el cuplé de Cantinflas (representado por Obdulio Zeni) que ganamos, el cuplé de los inundados, porque hubo inundaciones en Salto…Me acuerdo que habían ganado los blancos y el Intendente era Minutti, y bueno, había cosas jocosas, había participación de gente en la Junta, o sea, teníamos mucho conocimiento de lo que pasaba en la ciudad”.
“PAPINO” Y SU MANO TENDIDA
Para “Peluco” no resulta fácil hablar de “Papino” sin conmoverse. “Papino” Ciocca falleció hace tres días, los unía la pasión carnavalera pero también una entrañable amistad. “Una de las mejores anécdotas que tengo es el año que la dirigió Papino, año 90, me la dirigió para darme una mano. Estábamos una hora adelantados, a las 9 de la noche estaba entrando el sol recién, pero Jacinto Barrios se tenía que ir a las 9 (vivía en Constitución), era mortal el calor, cuando todos ensayaban a las 10 u 11 de la noche, nosotros teníamos que ensayar a las 7, hasta ensayábamos en la vereda de River, adentro no se aguantaba el calor.
Y venía Papino, temprano venía Papino con la guitarra, para dejar todo pronto y que la dirigiera otro, y él se iba para la Punto y Coma: “Ay, Peluco, Dios quiera que nos vaya bien en la Punto, porque llego allá y me relajan todo”, me decía. Ese año nosotros salimos 5tos. y Punto y Coma ganó. Teníamos una alegría inmensa”.

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