Es compositor de más de quinientas bandas sonoras de filmes que hicieron suceso en el orbe, no solamente por sus actores y trama, sino también por su colosal música. Desde «El bueno, el malo y el feo», «Por un puñado de dólares», pasando por «Los Intocables», «Érase una vez en América», «Cinema Paradiso», y un sin fin más. Considerado uno de los genios del pentagrama en el cinema, ya cumplió las siete décadas de actividad sin interrupciones, y hoy está festejando sus 86 años de existencia junto a sus familiares. Una vez, el prestigioso Clint Eastwood, dijo al respecto: «No existe mejor profesional para componer música de filmes; en muchas de las cintas que rodé él se hizo escuchar a cada momento. Tiene su personalidad, sello diferente, y es inconfundible en su estilo…» Invadiendo la pantalla en medio de polémicas, discusiones, grandes peleas, odios, pasiones y amores descontrolados, su música se oye a viva voz, acompañando cada cuadro del celuloide, sacudiendo al espectador de su butaca. Se llama Ennio Morricone. El dueño de las gigantes obras sonoras del séptimo arte.
UN TROMPETISTA
EN ACCIÓN
Ennio Morricone nació en Roma, el 10 de noviembre de 1928. Hijo de un trompetista y de una ama de casa, Ennio fue el mayor de cinco hermanos. Su familia, de clase media y afincada en el barrio del Trastevere, vivió durante mucho tiempo sin penurias, pero también sin lujos, únicamente con el sueldo del padre, hasta que la madre probó fortuna trabajando en una tienda de ropa. Curiosamente, en la escuela coincidió con Sergio Leone, quien con el tiempo se convertiría en realizador y para el que el futuro compositor escribiría bandas sonoras. Comenzó a soplar la trompeta de pequeño a influjo de su padre, y luego estudió en la Academia Nacional de Santa Cecilia a la edad de nueve años. Cuando tenía doce, después de foguearse en la orquesta de aficionados de Constantino Ferri, entró en un conservatorio, inscribiéndose en un programa de armonía de cuatro años. Tres años más tarde fue escogido entre otros estudiantes para formar parte de la orquesta de la institución, con la que realizó una tourné por el Véneto bajo la dirección de Carlo Zecchi. Su diploma de trompeta lo recibió en 1946 y a partir de ese año comenzó a trabajar profesionalmente componiendo la música de «Il Mattino» – «La mañana». Pronto ganó popularidad debido a la composición de música de fondo para programas de radio y poco después daría el salto a la cinematografía. Así, el director Alberto Flamini lo seleccionó como segunda trompeta para su orquesta, en la que doblaba las líneas de la primera trompeta, que no era otro que Mario Morricone, su propio padre. Con esta formación se acostumbró a los escenarios profesionales, tocando en diversos hoteles de Roma para las tropas americanas establecidas en territorio italiano al término de la II Guerra Mundial.
SU MÚSICA: LO
DIFERENTE DEL WESTERN
En los primeros años de los cincuenta recibió un diploma en instrumentación para banda. También le fue otorgado por el compositor Goffredo Petrassi un diploma de autoría. En 1955, Morricone se dedicó a arreglar la música de otros autores que ya estaban establecidos en el cine. Al poco tiempo, Sergio Leone, un amigo de la infancia de Ennio, lo requeriría para que fuese el compositor de las bandas sonoras de sus películas. Juntos crearon un punto de vista diferente del western tradicional con el filme «Un puñado de dólares» -«Per un pugno di dollari»- producción hispana-germana-italiana, 1964, con Clint Eastwood, Marianne Koch, Gian María Volonté, Wolfgang Lukschy y Sieghardt en la estelarización. El largo-metraje asentó las bases del spaghetti western como subgénero cinematográfico; lanzó a la fama tanto a Clint Eastwood como a Sergio Leone. Es la primera entrega de la «trilogía del dólar». La música de Ennio Morricone recibió el premio «Nastro d’argento» otorgado por el Sindacato Nazionale Giornalisti Cinematografici Italiani. La banda sonora de «Por un puñado de dólares» se hizo tan conocida que a Morricone se le empezó a llamar «El hombre del silbido». En las producciones posteriores, continuó dándole para adelante a los sonidos naturales añadidos a la orquesta. En «La muerte tenía un precio» o «Por unos dólares más» -«Per qualche dollaro in piú»- 1965, con Clint Eastwod, Lee Van Cleef y Gian María Volonté, hace sonar a un reloj de bolsillo, incluyendo aullidos y más silbidos. En «El bueno, el malo y el feo» -«Il buono, il brutto, il cattivo»- 1966, con las actuaciones de Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach, considerado uno de los mejores films de la historia, Ennio se supera notoriamente. «Sergio Leone me dejaba vía libre porque no solo era desentonado, sino que ni siquiera era capaz de entonar una melodía ni desafinando…», manifestaba en su momento Morricone. «Por eso mismo me parece extraordinaria la inspiración musical de su cine y la intensidad de nuestra relación creativa, produciéndome además, una cierta ternura; cuando deseaba indicar un tema mío, se limitaba a decirme: ese que hace ‘titití’, desarrollándolo muy fugazmente. Toda mi música podía resolverse para él en un ‘titití’, y para mí era siempre una empresa fatigosa identificar a qué tema se refería exactamente». De esta manera, Morricone se convirtió en el compositor oficial del spaghetti western.
VARIAS
DISTINCIONES A LO
LARGO DE SU CARRERA
Desde los setenta hasta los noventa, Ennio siguió componiendo para Leone, en «Érase una vez en América», 1984, con Robert de Niro y James Woods. Fue galardonada con el premio BAFTA a la mejor banda sonora. También compuso para otros directores como Roland Joffé en «La misión», 1986, Brian de Palma en «Los intocables», 1987 o Giuseppe Tornatore en «Cinema paradiso», 1988. Morricone ha recibido dos Grammy, dos Globos de Oro, cinco BAFTA, diez David de Donatello, once Nastro d’argento, y el premio de Música Polar, 2010, considerado éste último como el Novel de la música. En 2007, recibió el Oscar honorífico, además de ser nominado al Oscar cinco veces en la categoría de «mejor banda sonora original». A lo largo de su carrera, Ennio Morricone ha vendido más de 70 millones de discos. Más allá de la nostalgia.
Es compositor de más de quinientas bandas sonoras de filmes que hicieron suceso en el orbe, no solamente por sus actores y trama, sino también por su colosal música. Desde «El bueno, el malo y el feo», «Por un puñado de dólares», pasando por «Los Intocables», «Érase una vez en América», «Cinema Paradiso», y un sin fin más. Considerado uno de los genios del pentagrama en el cinema, ya cumplió las siete décadas de actividad sin interrupciones, y hoy está festejando sus 86 años de existencia junto a sus familiares. Una vez, el prestigioso Clint Eastwood, dijo al respecto: «No existe mejor profesional para componer música de filmes; en muchas de las cintas que rodé él se hizo escuchar a cada momento. Tiene su personalidad, sello diferente, y es inconfundible en su estilo…» Invadiendo la pantalla en medio de polémicas, discusiones, grandes peleas, odios, pasiones y amores descontrolados, su música se oye a viva voz, acompañando cada cuadro del celuloide, sacudiendo al espectador de su butaca. Se llama Ennio Morricone. El dueño de las gigantes obras sonoras del séptimo arte.
UN TROMPETISTA EN ACCIÓN
Ennio Morricone nació en Roma, el 10 de noviembre de 1928. Hijo de un trompetista y de una ama de casa, Ennio fue el mayor decinco hermanos. Su familia, de clase media y afincada en el barrio del Trastevere, vivió durante mucho tiempo sin penurias, pero también sin lujos, únicamente con el sueldo del padre, hasta que la madre probó fortuna trabajando en una tienda de ropa. Curiosamente, en la escuela coincidió con Sergio Leone, quien con el tiempo se convertiría en realizador y para el que el futuro compositor escribiría bandas sonoras. Comenzó a soplar la trompeta de pequeño a influjo de su padre, y luego estudió en la Academia Nacional de Santa Cecilia a la edad de nueve años. Cuando tenía doce, después de foguearse en la orquesta de aficionados de Constantino Ferri, entró en un conservatorio, inscribiéndose en un programa de armonía de cuatro años. Tres años más tarde fue escogido entre otros estudiantes para formar parte de la orquesta de la institución, con la que realizó una tourné por el Véneto bajo la dirección de Carlo Zecchi. Su diploma de trompeta lo recibió en 1946 y a partir de ese año comenzó a trabajar profesionalmente componiendo la música de «Il Mattino» – «La mañana». Pronto ganó popularidad debido a la composición de música de fondo para programas de radio y poco después daría el salto a la cinematografía. Así, el director Alberto Flamini lo seleccionó como segunda trompeta para su orquesta, en la que doblaba las líneas de la primera trompeta, que no era otro que Mario Morricone, su propio padre. Con esta formación se acostumbró a los escenarios profesionales, tocando en diversos hoteles de Roma para las tropas americanas establecidas en territorio italiano al término de la II Guerra Mundial.
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SU MÚSICA: LO DIFERENTE DEL WESTERN
En los primeros años de los cincuenta recibió un diploma en instrumentación para banda. También le fue otorgado por el compositor Goffredo Petrassi un diploma de autoría. En 1955, Morricone se dedicó a arreglar la música de otros autores que ya estaban establecidos en el cine. Al poco tiempo, Sergio Leone, un amigo de la infancia de Ennio, lo requeriría para que fuese el compositor de las bandas sonoras de sus películas. Juntos crearon un punto de vista diferente del western tradicional con el filme «Un puñado de dólares» -«Per un pugno di dollari»- producción hispana-germana-italiana, 1964, con Clint Eastwood, Marianne Koch, Gian María Volonté, Wolfgang Lukschy y Sieghardt en la estelarización. El largo-metraje asentó las bases del spaghetti western como subgénero cinematográfico; lanzó a la fama tanto a Clint Eastwood como a Sergio Leone. Es la primera entrega de la «trilogía del dólar». La música de Ennio Morricone recibió el premio «Nastro d’argento» otorgado por el Sindacato Nazionale Giornalisti Cinematografici Italiani. La banda sonora de «Por un puñado de dólares» se hizo tan conocida que a Morricone se le empezó a llamar «El hombre del silbido». En las producciones posteriores, continuó dándole para adelante a los sonidos naturales añadidos a la orquesta. En «La muerte tenía un precio» o «Por unos dólares más» -«Per qualche dollaro in piú»- 1965, con Clint Eastwod, Lee Van Cleef y Gian María Volonté, hace sonar a un reloj de bolsillo, incluyendo aullidos y más silbidos. En «El bueno, el malo y el feo» -«Il buono, il brutto, il cattivo»- 1966, con las actuaciones de Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach, considerado uno de los mejores films de la historia, Ennio se supera notoriamente. «Sergio Leone me dejaba vía libre porque no solo era desentonado, sino que ni siquiera era capaz de entonar una melodía ni desafinando…», manifestaba en su momento Morricone. «Por eso mismo me parece extraordinaria la inspiración musical de su cine y la intensidad de nuestra relación creativa, produciéndome además, una cierta ternura; cuando deseaba indicar un tema mío, se limitaba a decirme: ese que hace ‘titití’, desarrollándolo muy fugazmente. Toda mi música podía resolverse para él en un ‘titití’, y para mí era siempre una empresa fatigosa identificar a qué tema se refería exactamente». De esta manera, Morricone se convirtió en el compositor oficial del spaghetti western.
VARIAS DISTINCIONES A LO LARGO DE SU CARRERA
Desde los setenta hasta los noventa, Ennio siguió componiendo para Leone, en «Érase una vez en América», 1984, con Robert de Niro y James Woods. Fue galardonada con el premio BAFTA a la mejor banda sonora. También compuso para otros directores como Roland Joffé en «La misión», 1986, Brian de Palma en «Los intocables», 1987 o Giuseppe Tornatore en «Cinema paradiso», 1988. Morricone ha recibido dos Grammy, dos Globos de Oro, cinco BAFTA, diez David de Donatello, once Nastro d’argento, y el premio de Música Polar, 2010, considerado éste último como el Novel de la música. En 2007, recibió el Oscar honorífico, además de ser nominado al Oscar cinco veces en la categoría de «mejor banda sonora original». A lo largo de su carrera, Ennio Morricone ha vendido más de 70 millones de discos. Más allá de la nostalgia.