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lunes, 19 de mayo de 2025
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Murió a los 89 años B. B. King, la gran memoria del ‘blues’

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Musicalmente hablando, es como si al mundo le quitaran, casi definitivamente, una parte de su memoria. Se va uno de los últimos grandes padres fundadores del blues, un hombre que creó un nuevo lenguaje con la guitarra eléctrica, pieza esencial en la arquitectura de la música popular del siglo XX. Se va algo más que un simple músico. Porque B. B. King, muerto a los 89 años, representaba un modo de vida y de creación musical en Estados Unidos.
El músico desfalleció el pasado octubre durante un concierto y tuvo que cancelar el resto de la gira también por deshidratación y agotamiento provocados por la diabetes que le fue diagnosticada hace más de dos décadas. Desde entonces, su estado de salud no hizo más que empeorar.
Nacido en el seno de una familia pobre, en una diminuta cabaña de un pueblo de Misisipí, su primera experiencia musical llegó a los 12 años cuando formó parte de un grupo vocal de gospel y el predicador le enseñó sus primeros acordes con una guitarra. Entonces, recogía algodón en una granja de la ciudad de Lexington. Luego, lo hizo en Indianola durante los primeros años cuarenta.
Con su famosa Lucille —nombre que dio a su inseperable guitarra Gibson— y un puñado de dólares en el bolsillo, se mudó en 1946 a Memphis, la ciudad que poco después alumbraría a Elvis Presley, donde a finales de los cuarenta y principios de los cincuenta desarrolló un estilo único: mezclaba el sonido rural del campo con la vitalidad eléctrica de la ciudad. Allí se convirtió en el rey de la calle Beale e hizo avanzar el blues. Le otorgó en esos primeros años un carácter particular y asombroso. Canciones como I’ve Got a Right To Love My Baby, Please Love Me, Three O’Clock Blues, Sugar Mama o Gotta Find My Baby, eran composiciones que muestran un blues nada convencional, donde había orquesta de metales que le alejaban del prototipo del músico primitivo del Misisipi pero sin perder las raíces de su tierra. Con su voz aguda y el poder de su guitarra, era el medio camino perfecto entre Misisipi y Chicago, entre lo rural y lo urbano, entre el Génesis y el Nuevo Testamento del blues.
Lucille se ha quedado sola. ‘Lucille’ es la guitarra más famosa del mundo, porque así es como la llamaba su dueño Riley B. King, conocido por su nombre artístico, B.B. King, que hoy ha fallecido en su casa de Las Vegas. Hace dos semanas, B.B. King-’Blues Boy’ King, su mote de sus primeros años de carrera-había anunciado en su web que estaba en su casa recibiendo cuidados paliativos. El cantante e intérprete sufría de diabetes e hipertensión desde hacía más de una década, e incluso había realizado anuncios en la televisión de Estados Unidos de dispositivos para medir los niveles de glucosa en la sangre.Se acaba así la carrera del ‘rey del blues’, como era afectuosamente conocido King, que a lo largo de sus 89 años de vida pasó de la pobreza extrema de una familia de jornaleros en Misisipi, en la era de Jim Crow -que es como se conoce en EEUU a las leyes que condenaban a los negros a una existencia de tercera clase- a codearse con las mayores estrellas del rock y a ganar 15 Grammys.
El primero, en 1971; el último, hace apenas seis años. En total, 10 de esos 15 Grammys son por discos y canciones de blues tradicional, a pesar de que sus trabajos más conocidos son de blues-rock, donde una larga estela de estrellas, encabezada por el británico Eric Clapton, queda como heredera de su estilo con ‘Lucille’.
Lo cierto es que el ascenso de B.B. King al Olimpo de la música rock y blues de los siglos XX y XXI no podría haber sido más imprevisible. Sus padres eran muy pobres. Su madre le abandonó a él y a su padre cuando King apenas tenía 4 años para irse con otro hombre. La música, primero en el coro de la iglesia, y luego ya con la guitarra fueron su vía de escape en una adolescencia marcada por la pobreza y el aislamiento.
King empleó la música como terapia, y acabó convirtiéndose en historia de la música. En total, dio más de 15.000 conciertos. En sus primeros años, en chabolas. Al final, en la Casa Blanca, o en el Royal Albert Hall-donde actuó con el guitarrista de ‘Guns and Roses’, Slash -o en el festival de Glastonbury-. Su último concierto fue hace menos de dos años, en el Festival de Jazz de Nueva Orleáns.
La carrera de B.B. King empezó en los latifundios de Missisipi. Pero empezó a tomar impulso en el extrarradio de Memphis cuando, a los 24 años, empezó a grabar discos producidos por Sam Phillips, que luego fundaría Sun Records, el sello discográfico que descubriría en los cincuenta a Elvis Presley, Roy Orbison, Jerry Lee Lewis, y Johnny Cash, entre otros.
El éxito le llegó relativamente pronto, y King se convirtió en la persona que transformó una música rural y negra, el blues, en un sonido urbano y universal. Contó para ello con la ayuda de su admirado Frank Sinatra, que en la década de los sesenta le abrió las puertas de espectáculos en Las Vegas en los que B.B. King se convirtió en el primer negro en actuar. Aunque su salto a la fama masiva se produjo, según él mismo relata en su autobiografía, en 1968, en un concierto en la sala Fillmore West, en San Francisco, en 1969. «Cuando vi una hilera de blancos con melena» haciendo cola para entrar, King le dijo a su manager: «Nos han contratado en el sitio equivocado».
Fue el estallido de su carrera. Y, durante las cuatro décadas y media siguientes, King se mantuvo en la cima con ‘Lucille’, su guitarra -que casi siempre era de la marca Gibson-. Una guitarra que toma su nombre de la mujer por la que se pelearon dos hombres del público en uno de sus recitales en la aldea de Twist, en Arkansas. La bronca alcanzó tal nivel que acabó provocando un incendio. La sala fue evacuada, pero King volvió a entrar para agarrar su guitarra antes de que ésta ardiera. Cuando se enteró de que la pelea había sido por una chica llamada ‘Lucille’, decidió bautizar así a todas sus guitarras.
B.B. King era muy cercano a la familia Bush, a pesar de que su música no se asocie generalmente al Partido Republicano-al menos, no al Partido Republicano de hoy en día, aunque sí al de la época en la que nació-. De hecho, en 1988 actuó en la Convención de esa formación política en la que George Bush fue elegido candidato.
Genio y figura B.B. King se casó dos veces. Ambos matrimonios duraron poco, debido en buena medida a las exigencias de calendario de una persona que durante cinco décadas dio entre 250 y 300 conciertos al año. Se le atribuyen 15 hijos, y más de 60 nietos. Pero es imposible saber dónde acaba la leyenda y dónde empieza la realidad.

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