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“Hay que estar disponible para que el coronavirus no se transforme en una cosa de pánico que trajera algún tipo de tensión adentro de la misma familia”

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Diario EL PUEBLO digital
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Con Irene Minutti, Licenciada en Psicomotricidad

La pandemia trastocó la forma en la que se venía trabajando en varios rubros, como ha sido el caso, de Irene Minutti, Licenciada en Psicomotricidad, quien trabaja en el Programa Experiencias Oportunas de los CAIF. Minutti, con 31 años de experiencia profesional, dialogó con EL PUEBLO para comentar su experiencia.

  • ¿Dónde podemos encontrar a un psicomotricista trabajando?
  • Puede estar en varios lugares, como en la educación en un nivel psicomotriz, que acá en Salto hay muy poco, lamentablemente, pero la verdad que es un pilar fundamental en la educación inicial. Yo me recibí hace 31 años, y hace 30 que existe en Montevideo. Luego, desde el lugar de la intervención, ya más desde una manera terapéutica, se trabaja mucho con diferentes tipos de problemas que pueda estar teniendo el niño. También se trabaja ahora en adultos. En cuanto al niño, se trabaja con su agresividad, con su hiperactividad, se trabaja con el niño impulsivo, inhibido. Son todos trastornos psicomotrices, que son síntomas, y es ahí donde el psicomotricista interviene.

En el año 98 los CAIF piden una evaluación externa donde se ve que los niños cuando llegaban al CAIF a nivel 2 y 3 años, ya venían con huellas que a veces eran irreparables en su desarrollo. Como no había otra vía que no fuera la psicomotriz, la psicomotricista Ana Cerutti, apoyada en un programa de Chile y en un barrio de España, crean el Programa de Experiencias Oportunas, que es una instancia anterior a que el niño vaya solito todos los días, de 0 a 2 años, que es el 80% de la formación del ser humano, si bien por suerte sabemos que más adelante se pueden reparar cosas, porque no es que esté todo terminado ni todo dicho, pero es muy importante esa etapa de la vida.
Por lo tanto, este programa apuntó a un espacio semanal con padres y bebés durante tres horas, con una hora de juego, después se charla y luego se come una merienda. La verdad que el impacto fue increíble, porque en ese momento yo fui una de las doce que arrancó con ese programa en todo el país. Hicimos una evaluación del desarrollo psicomotor antes de empezar, de pautas de crianza y del estado emocional de los padres. Y a los cuatro meses había que volver a evaluar, y el impacto en el desarrollo fue impresionante.

  • ¿Cómo afectó su trabajo esta pandemia?
  • En este programa, lo fundamental es la familia, porque al bebé lo que le importa es su mamá, su papá, quien lo cría. Nuestro trabajo es con la familia. El año pasado fue difícil porque el 13 de marzo por la pandemia se cerró todo, y no habíamos comenzado con los talleres, y había un grupo grande como de 40 bebés con sus padres que no conocíamos. Trabajé muchísimo por videollamadas, y donde estoy, en el CAIF Don Bosco, son 80 familias, y ahí tuvimos que estar en un mano a mano porque sentía que la gente precisaba que estuviera cerca, aunque sea a través del teléfono, con un mensaje haciendo sentir que estás pero sin invadir. Hay determinados tips que tenés que pasar a la gente, como por ejemplo los teléfonos de emergencia. Me pasó que a las 11 de la noche alguna mamá me escribía que su bebé estaba con fiebre, algo que es común, pero en el contexto en el que estamos viviendo se volvía algo muy difícil de sobrellevar. Entonces, teníamos que ver cómo hacer todas las conexiones. A la misma vez, hay que estar disponible para hacer un video, para promover el juego, para hablar del disfrute, para que el coronavirus no se transforme en una cosa de pánico y de terror, que trajera algún tipo de problema de tensión adentro de la misma familia, porque el desafío de uno es tratar de ayudar a distender, no a tensionar.

Entonces, se trataba de dar muchos tips sobre juegos, cosas que diviertan y que enriquezcan la comunicación entre padres e hijos, y esto terminaba sirviendo también para hijos más grandes. Y terminé siendo una especie de nexo en la comunicación con el resto del equipo, y la verdad es que la experiencia fue increíble, aunque es un desgaste importante, siendo el desafío poder destrabar tensiones, y desde mi lugar, debía reconocer el esfuerzo que estaban haciendo todos.
En muchas familias hubo momentos de tensión, al estar los hermanos en la escuela, también haciendo todo virtual que es un aprendizaje nuevo, difícil, donde también para esos niños era muy importante, e insisto, también el entorno que se crea alrededor, que debe estar disponible al niño para escuchar, para aprender. Y había familias numerosas, y acá no hago diferencia por clase económica y social. En Don Bosco hay de todas las clases sociales, es un placer poder trabajar de esa manera, pero hubo que ayudar a todo el mundo de diferente manera, no solo al carenciado económicamente sino también a quienes no son carenciados, pero igualmente tenían un montón de cosas que también se atravesaron a partir de la llegada de la pandemia.

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