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jueves, 6 de febrero de 2025
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Hay 26 residencias para personas mayores,de las cuales solo dos privadas y dos públicas poseen habilitación

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En Salto

Adultos Mayores: una responsabilidad de toda la sociedad

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Liliana Castro Automóviles

El pasado mes de octubre, Salud Pública efectuó una denuncia penal contra un establecimiento para adultos mayores, por un presunto hecho delictivo contra los titulares del mismo.
Según información a la que pudo acceder EL PUEBLO, se trataría de actos de violencia física contra uno de los residente, un hombre de 88 años de edad, quien habría presentado fracturas múltiples (desprendimiento de maxilar superior, nasales, órbitas, etc.). La valoración médica, no concordaría con la magnitud de las lesiones y el relato de que el hombre se habría golpeado contra la pared. Además, éste habría relatado al profesional que lo asistió, que era víctima de malos tratos físicos, inclusive de choques eléctricos en las piernas, y la colocación en los ojos de una sustancia que le hizo perder la visión de uno de sus ojos, sumado a las constantes amenazas. El hombre ingresó al Centro de Agudos el pasado 13 de octubre, habiendo sido trasladado desde el residencial en una emergencia móvil. No se descartaría la solicitud de intervención del lugar, y la valoración individual de cada uno de los restantes residentes, para corroborarse la situación en la que los mismos se encuentran. Los hechos se ponen en conocimiento de la Fiscalía de Turno, los que podrían encuadrar dentro del tipo penal de amenazas, violencia privada, violencia psicológica de personas incapaces. La situación es basada en la nota efectuada por la profesional que asistió al hombre, y el informe emitido por la Dirección Departamental de Salud de Salto. El hecho generó gran conmoción, tanto de las autoridades sanitarias como de la ciudadanía en general, por lo cual se efectuaron diversas consultas respecto a la protección que los abuelos tienen en la actualidad en las normas jurídicas vigentes. De acuerdo con la normativa vigente, Ley N° 19.430 de 08/09/2016 (arts. 6, 7 y 12 de la Convención Interamericana Sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores) en Uruguay existen normas que protegen los derechos de las personas mayores.
Por Ley se aprobó la  Convención Interamericana Sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que reconoce el derecho de las mismas a no ser discriminadas por razones de edad, a no sufrir ningún tipo de violencia y al disfrute de una vida plena, independiente y autónoma.
¿Qué establece sobre el derecho a la vida de las personas mayores y a la dignidad en la vejez?
Establece el deber del Estado de tomar todas las medidas necesarias para garantizar a la persona mayor el goce del derecho a la vida y a vivir con dignidad en la vejez, en igualdad de condiciones que el resto de la población.
El Estado adoptará medidas para que instituciones públicas y privadas: Ofrezcan a las personas mayores, acceso, sin discriminación, a todos los cuidados necesarios (incluyendo cuidados paliativos).
Eviten su aislamiento, el sufrimiento innecesario e intervenciones inútiles, conforme al derecho de la persona mayor a expresar el consentimiento informado.
¿Qué establece en relación al derecho a la independencia y a la autonomía de las personas mayores?
Se les reconoce el derecho a:
Tomar decisiones sobre su vida. Vivir en forma autónoma e independiente, según sus tradiciones y creencias.
A contar con instrumentos para ejercer sus derechos.
El Estado deberá facilitar y promover el pleno goce de estos derechos, propiciando, por ejemplo, el fortalecimiento de sus lazos familiares, sociales y afectivos, asegurándoles: El respeto de su autonomía en la toma de decisiones y la independencia para actuar. La oportunidad de elegir dónde, cómo y con quién vivir. El acceso progresivo a servicios de asistencia domiciliaria, residencial y otros de apoyo de la comunidad, incluido un asistente personal si fuese necesario.
¿Cuáles son los derechos de la persona mayor que recibe servicios de cuidado a largo plazo?
La persona mayor tiene derecho a un sistema integral de cuidados, que provea: Protección y promoción de la salud. Cobertura de servicios sociales. Seguridad alimentaria y nutricional. Agua, vestimenta y vivienda.
El Estado deberá:
Apoyar a las familias y cuidadores, dando participación y respetando la opinión de la persona mayor.
Desarrollar un sistema integral de cuidados, que tenga especialmente en cuenta la situación de género y el respeto a la dignidad e integridad física y mental de la persona mayor.
¿Qué establece la Convención para garantizar los derechos humanos de las personas mayores en los servicios de cuidado a largo plazo?
En relación a los servicios de cuidado a largo plazo el Estado debe: Establecer mecanismos para asegurar que el inicio y término de los servicios de cuidado a largo plazo hayan sido autorizados libre y expresamente por la persona mayor. Promover que los servicios de cuidado cuenten con el personal especializado que ofrezca una atención adecuada e integral a la persona mayor, previniendo así situaciones que puedan agravar su condición o producirle daño. Establecer las normas que regulen adecuadamente el funcionamiento de los servicios de cuidado a largo plazo, permitiendo evaluaciones y supervisiones de la situación de la persona mayor, incluyendo la toma de medidas, como por ejemplo:
-Garantizar el acceso de la persona mayor a información (ej. información sobre sus derechos en relación a los servicios de cuidado).
-Prevenir intromisiones en su vida privada, familiar o en cualquier otro ámbito, así como, por ejemplo, en su correspondencia.
-Promover la interacción familiar y social de la persona mayor.
-Proteger su seguridad personal, libertad y movilidad.
-Proteger la integridad, privacidad e intimidad de la persona mayor, en especial en los actos de higiene personal.
-Aprobar las leyes necesarias para que los responsables y el personal de los servicios de cuidado a largo plazo respondan administrativa, civil y/o penalmente por los actos que comentan en perjuicio de la persona mayor.
-Adoptar las medidas adecuadas, si fuera el caso, para que la persona mayor cuente con servicios de cuidados paliativos.
Lamentablemente hechos como el narrado al inicio de dicha introducción, continúan sucediendo en nuestro país, por lo cual, se procura desde este medio, aportar a la concientización de la población, sobre una triste realidad que debe ser evitada por atroz, inhumana e ilegal.

En Salto hay 26 residencias para personas mayores, de las cuales, dos privadas y dos públicas son las únicas que poseen habilitación por parte de Salud Pública y el MIDES.

Además, entre 5 a 6 residencias están en vía de conseguir dicha habilitación.

Las demás residencias han iniciado un expediente en busca de tal fin. Lo que las autoridades ministeriales confirmaron a EL PUEBLO es que no existe ninguna residencia clandestina en Salto, y todas reciben periódicamente inspecciones.

Sobre este tema fue consultada por EL PUEBLO la doctora Rosa Blanco, Directora Departamental de Salud Pública, quien se excusó amablemente de dar declaraciones en este momento por impedírselo la sustanciación de una investigación administrativa sobre la denuncia de una supuesta agresión contra un residente en uno de estos hogares.

De todas formas, EL PUEBLO pudo saber que en el año 2016 se produjo un cambio de reglamentación (N° 356/016), donde se modificaron las competencias de cada uno de los organismos que actúan con los Establecimientos de Cuidados para Personas Mayores, uno es Salud Pública, sigue el MIDES a través de INMAYORES y también a través del Sistema de Cuidados.

La reglamentación vigente marca el estándar de calidad o las exigencias que tienen los establecimientos, donde encontramos un conjunto de artículos que hacen a las obligaciones en el ámbito de lo social, entre ellas, la realización de un proyecto de centro, el tener un profesional en el área social, el respeto a la privacidad de los residentes, cómo está diseñada la estructura arquitectónica y cómo eso garantiza ciertos grados de bienestar en las personas que allí conviven.

Eso es parte de lo que se fiscaliza cuando se concurre a la residencia, y también cuando se inician los trámites de habilitación, que justamente es Salud Pública el organismo que la otorga.

Se cuida mucho los aspectos que se encuentran reglamentados en detalle a través de la normativa vigente porque se entiende por parte del Estado que debe ampararse y protegerse a personas que están en un grado importante de vulnerabilidad.

Es por ese motivo que deben realizarse inspecciones en forma periódica, las que pueden realizarse a través de tres modalidades.

Una tiene que ver con los procesos de habilitación, donde se concurre para constatar justamente si el residencial está en condiciones de ser habilitado.

Otra instancia de inspección tiene que ver básicamente con las denuncias que puedan realizarse, por lo que después se tendrá la obligación de asistir para visualizar si lo que se denuncia es correcto, y en caso de ser así, generar las correcciones o las sanciones correspondientes, que por lo general eso corresponde a Salud Pública.

La tercera vía son las inspecciones para ir viendo cómo van evolucionando las observaciones que se dejaron en la última inspección.

Algunas de estas observaciones pueden estar vinculadas a la estructura arquitectónica o con la escasez de personal o con la planificación administrativa al servicio.

Algunas observaciones no se pueden subsanar de un día para el otro, por eso se le da un plazo determinado, y después el equipo vuelve para comprobar si ese trabajo se realizó.

Fuentes ministeriales tanto de Salud Pública como del MIDES coinciden a la hora de informar a EL PUEBLO que Salto particularmente tiene un abanico bastante diverso de residencias, sumado a la existencia de dos Hogares de Ancianos públicos.

Si bien no hay un ranking, se sostiene que Salto se encuentra bien posicionado porque «tenemos dos residencias con el proceso de habilitación culminado, y entre 5 o 6 residencias que están en proceso de habilitación, y varias en registro para iniciar los trámites de habilitación.

Además, la particularidad de Salto es que aproximadamente más del 50% de las residencias vienen incorporando en este último año y medio el profesional del área social.

Es un dato muy importante contar con un psicólogo o con un trabajador social, además de tener un director técnico que es un médico».

Ambos Ministerios reconocen que queda mucho trabajo por hacer por haber muchas residencias que presentan un estándar más bajo de calidad.

«Ahí tenemos un trabajo más arduo para hacer un seguimiento, que no siempre condice con las denuncias, porque las mismas pueden deberse a otros factores, como la calidad del establecimiento al instalarse en casas que no están adecuadas para poner una residencia de estas características, o que no cuenta con el personal suficiente».

«En algunas ocasiones se ha detectado que los profesionales no asisten la debida cantidad de tiempo que corresponde con su función o la gestión del establecimiento no es el adecuado, y si bien «Uruguay ha avanzado muchísimo en lo que tiene que ver en formar una estructura de inspección y fiscalización, queda todavía mucha tarea por hacer», confiaron a EL PUEBLO.

El Lic. Mauricio Arreseigor sostiene que «el envejecimiento es un triunfo de la humanidad, no un problema»

Hay un «incremento exponencial de las personas mayores en nuestra sociedad»

Mauricio Arreseigor es Licenciado en Trabajo Social y tiene formación en Gerontología. Actualmente desarrolla acciones principalmente a través de la UDELAR y del MIDES. En la Universidad, «en el área Vejez y Trabajo Social hay estudiantes haciendo la práctica pre-profesional en Hogares, en Redam y en los complejos habitacionales de BPS», informó. Además, por las dificultades que impuso la pandemia para los encuentros, «se han producido materiales escritos y audiovisuales sobre lo que significa cuidar a adultos mayores». En tanto desde el MIDES se viene trabajando «en proyectos comunitarios en zonas rurales, como Belén y Colonia Lavalleja, sobre envejecimiento activo y saludable».
-Usted habla a menudo de «la revolución de la longevidad», ¿qué es eso?
Estamos en una era donde la principal transformación que va a tener el siglo XXI es la revolución de la longevidad. Me refiero al incremento exponencial de las personas mayores en nuestra sociedad. Estamos asistiendo a una transformación sin precedentes, donde en los próximos años, en las próximas décadas, vamos a tener mayor cantidad de personas mayores y por sobre todas las cosas, las personas mayores van a vivir más años y van a llegar con mayor probabilidad de vivir esos años adicionales con mejor calidad de vida. Esta transformación del siglo XXI, esta revolución de la longevidad o prolongación de la vida, supone nuevas obligaciones para la sociedad, pero particularmente para el Estado.


-¿Cuáles serán esas obligaciones?
Son desafíos y retos, no lo podemos ver como problemas, porque el envejecimiento es un triunfo de la humanidad, no un problema. Para eso el Estado va a tener que hacer un esfuerzo importante en los próximos años en poder ofrecer mejores herramientas, mejores servicios, mejores políticas para atender las diversas necesidades de este colectivo poblacional. Y esto no se refiere solo a los problemas sociales que puedan presentar, sino también a la posibilidad de construir servicios para construir autonomía, prevención de la dependencia y generación de espacios de participación socio-cultural para que las personas mayores continúen contribuyendo de diversas maneras en la comunidad que habitan. Sobre todo es importante que el Estado atienda las necesidades de aquellos colectivos de personas mayores que traen acumulado en su envejecimiento situaciones de pobreza y vulnerabilidad, porque esto se suele agudizar en la vejez.


-¿Y hay discriminación por «ser viejo»?
Sí, estamos asistiendo a una «discriminación por razón de edad», o «Viejismo», o «Edadismo», que son las múltiples acciones que despliega la sociedad, muchas veces de manera consciente pero otras de forma inconsciente, en términos de rechazo, de desvalorización hacia las personas mayores simplemente por presentar ciertos atributos propios de la vejez. Esta desvalorización, que tiene mucho que ver con el miedo a envejecer, muchas veces hace que entendamos a las personas mayores como sujetos que están aminorados, que requieren de otros para ciertas regulaciones sociales. Eso ha provocado un montón de situaciones de abuso, uno de los principales es por no tener la posibilidad de decidir, de autogobernarse.

-El abuso al adulto mayor, un tema complejo y muy presente…
Se entiende a veces que las personas por cumplir años van perdiendo la capacidad de tomar decisiones de forma consciente.


-Hay varios tipos o varias formas de abuso…
Sí, y también han aparecido o se han ido agravando otros maltratos que capaz en otro momento estaban invisibilizados.


¿Por ejemplo?
Como es, por ejemplo el maltrato psicológico, hostigamiento, amenazas, gritos, que afectan a las personas mayores principalmente cuando quien ejerce el maltrato forma parte de los vínculos más próximos. Esa acción a veces no se hace queriendo dañar sino por angustia, sobrecarga, cansancio, estrés… Otra situación que nos viene preocupando cada vez más es el abuso económico…


-¿Cómo podría explicarlo?
En contextos de crisis económica, de incertidumbre, donde el desempleo puede ser más pronunciado, se suele acudir muchas veces a los ingresos económicos de las personas mayores. Se hace un uso indebido de esos ingresos, sin el consentimiento de la persona… Y nos hemos encontrado con una cierta prevalencia de situaciones de abuso económico donde se usa los bienes sin consentimiento y eso genera un perjuicio, un daño en la calidad de vida de las personas mayores, algo que hay que combatir.

«Desde hace unos 20 o 25 años, el paradigma de las viejas
casas de salud ha cambiado», dice el Dr. Gustavo Díaz

Asociación de Residenciales para el Adulto Mayor

El Dr. Gustavo Díaz, especialista en cuidados paliativos, es uno de los referentes de ADERAMA (Asociación de Residenciales para el Adulto Mayor), asociación con más de 20 años de vida y más de 200 integrantes en todo el país, inclusive Salto. Es, además, el principal de cuatro residenciales en Montevideo. Así comenzaba expresándose en diálogo con EL PUEBLO:
«Desde hace unos 20 o 25 años, el paradigma de las viejas casas de salud, que se decía «depósitos de ancianos», realmente en la mayoría de los residenciales -aseguro que en todos los de ADERAMA-, ha cambiado. Un residencial es ahora un lugar donde conviven adultos mayores con cuidados, atención permanente, buena calidad de comida, limpieza, buenas instalaciones y muchas actividades. En general, un residencial tipo, por lo menos acá en Montevideo tiene en la semana al menos 5 días de actividades distintas: educación física, yoga, taller de música, taller de lectura…Eso cambió radicalmente, es lo que más se modificó. Pero no ha cambiado, paradójicamente, por el control estatal, que esas cosas no exige, sino por la libre competencia. Que haya muchos residenciales a elección, hizo que todos hayamos mejorado la calidad para competir mejor con los otros residenciales. Y son los familiares los que determinan la calidad del residencial buscando la mejor atención al mejor precio. Ahora, cuando uno entra a un residencial, no encuentra como antes, olores extraños; puede encontrar olor a comida, pero no olor desagradable. Eso ya no pasa, generalmente todos los residenciales tienen lugares para que los adultos mayores salgan a tomar sol, a tener actividades en un jardín…Los controles médicos hacen que la calidad de salud de los residentes, tanto física como mental, haya cambiado. El control de sus enfermedades y su medicación mejoró totalmente. Antes había casas donde vivía gente, cuidados muchas veces por sus propios dueños, o con cuidadores no calificados, pero eso en los últimos 25 años no tiene nada que ver. Los familiares muchas veces pensando en las viejas casas de salud, cuando ingresan a un residencial se asombran de la calidad de las camas, que el personal esté uniformado, que la calidad de la comida sea superior…».


-No todos funcionan así…
No digo que todos los residenciales sean iguales, vamos a encontrar algunos de menor calidad, o que no brindan todos los servicios, generalmente están en la clandestinidad. Pero en los que están abiertos con cartel, registrados, la calidad es muchísimo mejor. La exigencia del Director Técnico es una de las cosas que garantizan que la atención haya mejorado, porque los directores técnicos somos responsables ante el MSP de la situación sanitaria, entonces nos preocupamos y coordinamos con los dueños -cuando no es la misma persona- las mejoras necesarias.


-¿Qué es lo fundamental para funcionar bien?
Básicamente la presencia del dueño y el Director Técnico en las actividades diarias. Por otro lado, la proporción de cuidadores en relación a la cantidad de abuelos, que depende si los residentes son autoválidos o no, eso está consignado en el decreto 365 de 2016. Además la planta física, que haya espacios en común, actividades, pero lo más importante es la presencia de un director técnico médico y de los propietarios, que puede coincidir como en mi caso. También importa la relación con los familiares, incentivar su presencia periódicamente de forma que no sea un lugar, como se decía antes, donde se «abandone a los viejos», sino una especie de hotel donde conviven adultos mayores de repente con iguales intereses y deseos, historias para contar.


-Decía ud. que no es por los controles del Estado que un hogar funciona bien…
El Estado controla por parte del MIDES, del MSP, pero lo que hace que funciones bien es la vida diaria del residencial, sus cuidadoras, cocinera, limpiadoras, las actividades para que no todos los días sean iguales. Eso hace que la vida allí sea activa. Cuando el adulto mayor vive en su casa, solo, pasa que el hijo o hija, o la persona responsable va a visitarlo pero en general va a resolver problemas: si faltó la cuidadora, si se pagó la luz, si se gastó más dinero del previsto, mientras que en un residencial el familiar va a ver a su padre, solo se dedica a atenderlo, escucharlo, hablar con él. Es importante también la calidad de las comidas, la presencia de una nutricionista que controle las ingestas y el control periódico del médico.


-¿Qué reflexión le merecen los casos de maltrato a ancianos en hogares de este tipo?
Creo que esos casos son casi anecdóticos. Puede haber residenciales donde no se cumplan las reglas y haya un maltrato ambiental, que no cumpla con las condiciones necesarias para una buena vida y buen desarrollo del adulto mayor. Hay que controlar bien el maltrato psicológico que pueden sufrir no solo de parte del personal. Ellos son empleados y uno como empleador los controla, hay cámaras de seguridad en los ambientes comunes que garantizan el control. De maltrato físico yo no tengo en estos años muchos antecedentes. En general cuando hay maltrato físico y se puede controlar, el Director Técnico debe dirigirse al dueño y hablar con las autoridades de Salud Pública. Cuando se constata signos de maltrato hay mecanismos de investigación. Hay que tomar en cuenta que muchos adultos mayores tienen deterioros cognitivos que los llevan a la demencia, pueden tener patologías psiquiátricas que los acompañen cuando ingresa al residencial. Lo fundamental, más allá de su relato, es conocer sus antecedentes. Hay relatos que dicen por ejemplo: me robaron tal o cual cosa, y no es cierto, son olvidos. El maltrato no debe suceder, una sociedad que se precie de su cultura, no debe tener adultos mayores maltratados. Muchas veces se encuentra un adulto mayor lesionado y generalmente es por caídas. Los signos de maltrato son distintos, y evidentes, cualquier médico los reconoce. No se debe confundir el maltrato con el accidente. Un adulto mayor que tiene movimiento puede tener caídas, es habitual. Generalmente si las caídas son dentro del residencial, son menos aparatosas porque está el cuidador. En los casos que ha habido maltrato es la Justicia que debe hacerse cargo, responsabilizar al Director Técnico y al dueño, y tomar las medidas convenientes. Es fundamental hacer una buena investigación, en lo posible secreta. Cuando se está investigando no debería haber, por ejemplo, grandes salidas a la prensa, hasta que realmente se compruebe qué sucedió. Conozco casos en que se han recibido de denuncias y después se demostró que en realidad fue un accidente, no una agresión. Claro que no puedo hablar de los que funcionan clandestinos, en casas particulares donde no hay acceso de las autoridades, de los gremios, de ningún medio. De eso no tengo seguridad ninguna…

«Durante muchos años, directamente, no se realizaron controles»

Dr. Juan Sparkov – Asociación de Residenciales del Adulto Mayor (ADERAMA)

Unos 15.00 adultos mayores residen en residenciales de todo el país, pero sólo el 3% cuenta con la habilitación del Ministerio de Salud Pública, para poder funcionar debidamente. Ese porcentaje se mantiene desde hace años.
En 2018, de los 950 residenciales, sólo 18 contaban con el aval de las autoridades sanitarias, hoy, son 40, de poco más de 1.200.

Estos centros funcionan bajo la órbita del MIDES y del Ministerio de Salud Pública, responsable de los controles y protocolos. La ausencia de inspecciones, ha quedado en evidencia en los últimos 5 años en casos de muertes, incendios, malos tratos, clausuras, encarcelamientos en distintos residenciales del país, aunándose la problemática, con la actual situación de pandemia por la que se atraviesa.

EL PUEBLO dialogó con el directivo y vocero del área médica de la Asociación de Residenciales del Adulto Mayor (ADERAMA), Dr. Juan Sparkov, quien brindó un pormenorizado panorama de la realidad nacional de los centros residenciales en cuestión, resaltando que, «desde el momento que se abre un residencial contamos con un director técnico que es el responsable absoluto de lo que pasa en el interior de ese residencial desde el punto de vista humano, alimenticio y sanitario».

FALTA DE CONTROLES
Durante muchos años, directamente, no se realizaron controles; y le diría el por qué; por la carencia de personal humano para salir a inspeccionar; por la carencia de cuerpos inspectivos coherentes, adiestrados, informados, educados en el tema, que salgan a inspeccionar realmente lo que interesa en un residencial, lo que interesa ver en un residencial, lo que interesa controlar en un residencial. Sobre todo, lo más importante, si están bien higienizados, qué hay en el plato de alimento, que están llevando a la boca, qué comida hacen y, después, desde el punto de vista sanitario, que estén todos, gozando de buena salud. Bien alimentados, por supuesto, y bien higienizados, son los principales pilares, los más importantes de todo anciano que está adentro de un residencial. Eso es importantísimo, la calidez humana, personal, lo marca y lo refleja el estado en que se encuentra un residente cuando uno lo va a ver.

Como médico, por ejemplo, entrando a un residencial, la primera impresión que se puede llevar, es el olor a orín que puede haber en un ambiente, eso ya nos está hablando a las claras que, algo está fallando, y, de ahí en adelante, si se empieza a buscar, se encuentran fallas más profundas. Ni hablar de aquellos residentes que precisan de un tratamiento médico y que en determinadas horas del día tienen que tomar su medicación, para seguir hablando, y si, obviamente, está tomando esa medicación en tiempo y forma.

RESPONSABILIDAD 
FAMILIAR
¿Y el familiar? ¿Se preocupa realmente de que eso esté siendo bien hecho, se preocupa yendo, por lo menos, día por medio o una vez por semana, como mínimo, a ver si su familiar está en condiciones aptas para seguir viviendo en ese residencial en condiciones decorosas, o lo importante es decirse, bueno, me saqué la culpa, lo dejé ahí y está bajo la responsabilidad de alguien que va a afrontar un juicio en caso de que algo le pase? No. La calidez humana de los familiares, es importantísimo a la hora de trabajar en conjunto con un equipo de salud dentro de un residencial; eso hay que, también fomentar.
Hay que estimular, y no llegaría a la palabra obligar, de una u otra manera, que la familia responsable, que entregó en manos de un residencial a un familiar, sea responsable de pasar por lo menos, una vez por semana por el residencial, a ver cómo esté. No venir una sola vez a abonar la cuota, y preguntar por teléfono si precisa medicamentos y nada más, no. Claramente que en estos momentos no se puede hacer; nos referimos a quienes nunca van a ver al residente.
Hay que ver la felicidad de los abuelos cuando va un miembro de la familia a verlo. Es indescriptible.

DE 1.200 RESIDENCIAS
SOLAMENTE 41
ESTÁN HABILITADAS

Hay 41 residenciales habilitados, a los cuales 10, ya le venció la habilitación, la cual, tiene un período de cinco años de vigencia, de 1.200 en todo el país. Sumado a los 110 residenciales en riesgo de, o en observación, o en línea roja o franja roja de advertencia, como le llaman ellos (en referencia a las palabras del secretario de presidencia Álvaro Delgado sobre la situación), de violación a los Derechos Humanos; pero nosotros como asociación nos desmarcamos completamente, porque nuestros residenciales, están absolutamente encolumnados con las directivas que imparte el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Salud Pública, que son en definitiva nuestra policía sanitaria, y quienes imparten las directivas.
Nosotros desde el momento que se abre un residencial, contamos con un director técnico que es el responsable absoluto de lo que pasa en el interior de ese residencial desde el punto de vista humano, alimenticio y sanitario.

ADERAMA
La Asociación de
Residenciales de Adulto
Mayor, nuclea a propietarios y directores de residenciales y cuenta con 22 años de trayectoria.
Aderama fue fundada por un grupo de empresarios en 1999. Obteniendo la personería jurídica en diciembre del año 2001, desarrolla desde entonces actividades de promoción, defensa, representación y obtención de beneficios para los asociados y sus alojados.
La asociación de residenciales del adulto mayor es la primera y única en Uruguay en nuclear a los propietarios de residenciales.

Hoy estamos llegando a los 200 residenciales asociados
gremial afiliada a la cámara nacional de comercio y servicios.

Nuestros valores son en base a que Aderama es integrada desde el origen por empresas legalmente registradas (BPS Y DGI) y con habilitación oficial (MSP) vigente o en trámite, de manera que todos los afiliados cumplen con la normativa oficial, lo cual contribuye con la profesionalización del sector y da garantías tanto a dueños de residenciales como a sus residentes.
La misión es la promoción, defensa y apoyo de los asociados, por el bienestar y la dignidad de sus residentes, con una visión de ser reconocida en el mercado, en las instituciones públicas y privadas y en la población como una entidad que agrupa servicios de calidad, higiene y buen trato.

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