Una novela del creador de Mad Men.
Matthew Weiner escribió su primera novela después de lograr una consagración plena, primero como productor y guionista de dos temporadas de Los Soprano, y enseguida como creador, guionista y productor de la miniserie Mad Men, con la que obtuvo tres Globos de Oro y siete premios Emmy.
En 2011 la revista Time lo incluyó en su lista de las cien personas más influyentes del mundo, pero el hombre también quiso ser novelista y escribió Absolutamente Heather, con no poca ayuda, a juzgar por las cuatro páginas de agradecimientos incluidas al final del libro.
Salvo para James Ellroy, John Banville, Nick Cave o Philip Pullman, que escribieron juicios muy elogiosos, y para la editora, que lo comparó con Henry James, buena parte de la crítica ha coincidido en que la expectativa fue mayor que los méritos de esta historia excesivamente caracterizada sobre una adinerada familia de Manhattan, finalmente amenazada por un joven depredador de una zona pobre de Nueva Jersey.
Una persuasión extendida dice que quien escribe una novela puede hacer un buen guión de cine, y el brillo de un guionista también puede prolongarse en la novela, pero no lo confirma la experiencia de Weiner, pese a la inteligencia y a la complejidad psicológica y dramática de sus creaciones televisivas. La historia del matrimonio Breakstone y su hija Heather se inicia con el casamiento de Mark y Karen, cuando ella comenzaba a estar demasiado madura y él no mostraba otra virtud que ser un poco gracioso y estar en condiciones de volverse potencialmente rico, dado su trabajo en una empresa financiera.
El resto de su vida, el nacimiento de Heather, el encanto de su personalidad y los obsesivos cuidados sobre su infancia y comienzo de la adolescencia abarcan las dos terceras partes del libro, con breves interpolaciones de la vida de Bobby, hijo de una mujer adicta a la heroína que lo introduce en una vida sórdida, signada por la violencia y la cárcel, hasta el momento en que como la misma estructura lo hacía previsible, las dos historias se juntan en las páginas finales.
Ningún personaje del libro tiene alguna profundidad.
El financiero es soso, la ama de casa, trivial, la hija discretamente imprevisible y Bobby, típicamente psicópata. Son figuras en la calle, y así nacieron, según las palabras de Weiner, cuando un día vio la mirada lasciva y espesa de un obrero sobre el cuerpo de una bella muchacha que ingresaba a un edificio, y pensó en lo que haría el padre de la chica si presenciara esa escena.
El problema es que se tomó alrededor de cien páginas en caracterizar la vida de los personajes, como si se tratara de una de las muchas sinopsis que preparan los estudios cinematográficos alrededor de los protagonistas de sus películas, y en vez de contar sus vidas, las comentara.
Es una novela sin diálogos, sin secuencias dramáticas, salvo en las líneas finales, y sin hechos puntuales integrados a una trama.
Todo el acento ha sido puesto en un lenguaje directo y sin tropiezos, pero ajeno a la intimidad con los personajes o la historia que pide el género de la novela.
El fallo, sin embargo, no deja de ser interesante para los creadores de ambos abordajes narrativos porque el momento en que un personaje insulso como Mark percibe la amenaza sobre su hija, para el guionista es un punto de llegada, y para el novelista sería, a todas luces, el punto de partida.
Son dos sistemas que operan con sus propias lógicas sobre una misma trama dramática y, naturalmente, con diferentes valores expresivos.
Como la autoría de una novela es fruto de un trabajo solitario y las producciones audiovisuales son el resultado de un trabajo en equipo que suele involucrar a muchas personas, queda la duda sobre los méritos exclusivos de Weiner en sus dos grandes éxitos.
Pero otra intriga ha llegado a entorpecer el lanzamiento de esta novela.
Weiner debió suspender sus giras de promoción luego de ser denunciado por acosar sexualmente a una co guionista de Mad Men.
La acusación no parece superar la incomodidad de una propuesta subida de tono, pero la imputación y sus consecuencias bastan para trazar un curioso arco entre la vida sexual de aquellos seguros varones de la publicidad en los años sesenta y los hipersensibles días que jaquean en la actualidad a los varones de la industria cinematográfica.
ABSOLUTAMENTE HEATHER, de Matthew Weiner, Seix Barral, 2018, Montevideo, 156 páginas. Distribuye Planeta.
(El País, Cultural)