CULTURA

Grandes pérdidas para Salto

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La semana pasada nos dejó la sensación de grandes pérdidas para la cultura de Salto. Hablo principalmente de tres personas que fallecieron con diferencia de pocos días y que realmente conmovieron a muchísima gente. Terminaba mayo, el jueves 30 más concretamente, y nos sorprendió la noticia del fallecimiento de Jorge Omar Pereira Fernández, un apreciado profesor de larga trayectoria (en Educación Media y en Magisterio), pero además quien ocupó la Dirección del Liceo N°4 de Salto Nuevo durante más años (de 1985 a 1999), institución que en ese mismo mayo alcanzaba su medio siglo de vida.

Dos días después, el sábado 1° de junio, amanecimos con la noticia de que César Ordalio Borghetti Etchegaray, también nos había dejado. Contador de profesión, muy buen músico, nos animamos a decir -sin desmerecer a nadie, simplemente porque entendemos que hacemos justicia al decirlo-, que con él se fue el último gran bandoneonista que tuvo Salto. Con César se fue toda una época. Era además, un caballero en todo el sentido de la palabra, de esos de estampa tanguera que ya casi no se ven. Larga y fecunda fue también su trayectoria en la música; lo último: Tango Nuestro, el conjunto que deleitó a muchos años a los salteños pero también los representó muy bien en otros departamentos y países (Perú por ejemplo, experiencia que César recordaba con entusiasmo al contarlo).

César Ordalio Borghetti Etchegaray
César Ordalio Borghetti Etchegaray

No terminó allí el luto. Este sábado 8 también nos dejó Adela Soto Zudaire (aunque a ella le gustaba decirse Adela Soto de Beriau), profesora de Idioma Español y referente de la cultura vasca, de quien jamás escuché que alguien dijera algo que no fuera un elogio, y no ahora que falleció sino desde que la conozco (la conocí hace unos treinta años, cuando fue mi profesora en el IPOLL).

Es común que cuando recuerdo a una persona que acaba de fallecer y sobre la que recientemente pude escribir algo que rescate sus valores, agregue con todo el convencimiento: “Nunca hay que dejar de escribir”. Siento que escribir algo sobre ellos cuando aún los tenemos entre nosotros, es un acierto enorme. De lo contrario, mucho se perdería, y no se lo merecen. Es nuestra responsabilidad hacerlo, nuestro compromiso, nuestro mayor gesto de gratitud.

Por todo ello, hoy queremos dedicar esta página a ellos. Hemos elegido fragmentos de las palabras recientemente publicadas sobre Adela Soto y Jorge Pereira, en los suplementos de Radio Libertadores: “IPOLL – 150 Años” (diciembre 2023) y “50 Años del Liceo N° 4” (mayo 2024), respectivamente.

ADELA SOTO

Adela Soto

Trabajó 32 años en el IPOLL (de 1968 a 2000). Inició sus actividades el 18 de marzo de 1968, como ayudante adscripta, junto con la profesora Alba Ferradini Arena. El Director era el Dr. Domingo Iribarne, quien “nos guió y transmitió su confianza en nuestra labor docente; excelente persona y brillante pedagogo, nos apoyó con adecuados y bondadosos consejos”, rememora Adela. Pero su vínculo con el IPOLL venía de más atrás en el tiempo, porque antes fue alumna: “afortunadamente sí; amé el IPOLL, que dejó huellas muy profundas en mí. Cursé en la institución de 1955 a 1958 el Ciclo Básico y en los años 1959 y 1960 Preparatorio de Abogacía. Fue una etapa en la que recuerda a profesores como Altamides Jardim, Juan Felipe Pereira Machado, Dardo Sena, Lidia Polto, Elvira Castellini de Soldi, Carlos Rodríguez Fosalba… “porque compartían sus conocimientos, talento y profundo humanismo; así desarrollaban sus saberes y despertaban intereses y sueños en nosotros, los educandos”. Ese “nosotros” incluye, entre muchos otros por supuesto, a Ma. Teresa Varese, Juan José Urtarán, Douglas y Ramón Simonet, Mirta Torena, Elina Tourem, Mario Supparo, Elbita Silveira…”. Luego, ya como docente de Idioma Español, Adela recuerda a sus colegas Emma Pérez de Odriozola, Micaela Rodríguez, Teresa Caamaño, Elizabeth Texeira Núñez de Spangenberg, Aurora Robaudo, Alba Siffredo, entre otras. Y a los Directores Domingo Iribarne, Víctor Odriozola Martínez, Juan José Arruabarrena, “quienes dejaron su impronta en la Dirección”. Varios son también los nombres que acuden a su memoria cuando piensa en otros funcionarios: “Federico Iribarne, Ma. Virginia Pirotto, Nilza Cocco de Rechac, Alba Ferradini Arena, Daniel Machado, Laura Pigurina, Sara Castillo Beriau, Nelsa Gulderstern, Julia Escanellas y los dos porteros Albertoni y Olivera…”.

JORGE PEREIRA

El profesor de Biología Jorge Omar Pereira Fernández es uno de los más recordados en el cargo de Director por quienes actualmente ejercen la docencia o lo hicieron hasta hace poco tiempo. Pereira estuvo allí durante muchos años, desde 1985 hasta 1999.

Ingresó a la secundaria en el año 1964 y estuvo diez años desempeñándose en el Liceo de Bella Unión, trabajando con el Plan 63. Luego, en 1979, pasó a dar clases directamente en el Liceo N° 4 de Salto para cubrir un espacio de personal que había sido trasladado al Liceo N° 2, Piloto. Su vínculo con el Liceo 4 comenzó en 1979, siendo el Director Ventura Silva Lagrilla, en el local de la Capilla Santa Teresita. Después, llegó el momento del edificio nuevo con el profesor Fernandez Moyano, conocido como “Balo”.

Jorge Omar Pereira Fernández

Pereira recuerda el momento en que el profesor Miguel Bellagamba asumió la Dirección y luego, en 1985, él mismo se hizo cargo hasta su jubilación en septiembre de 1999. Este docente cuenta que en su juventud hizo teatro y siempre le gustó participar en diversas actividades artísticas. Por eso, se siente emocionado al hablar de estos temas, ya que considera que muy poca gente se adentra en estos temas que tienen que ver con la actividad cultural en general.

Además, rememora que durante su dirección se celebraron los 15 años del liceo y se oficializó el nombre de Horacio Quiroga, una propuesta que él mismo hizo a la Cámara de Representantes y que fue aprobada. También menciona el tiempo de Germán Rama con su plan, que les otorgó total libertad en todo. Este fue un liceo del plan de Rama, donde se trabajó de forma totalmente distinta. Pereira recuerda muchas anécdotas, como cuando un profesor detectaba carencias en un alumno que dificultaban su estudio y venía a hablar con él para buscar soluciones. Una de esas docentes era Rita Proserpio, por mencionar una. Pero él no podría hablar de un docente en particular; lo que puede decir es cómo trabajaban los docentes y cómo se apoyaban entre sí.

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