La sede Salto del CENUR Litoral Norte de la Universidad de la República recordó ayer 4 de mayo los 68 años desde el inicio de los cursos universitarios de la Facultad de Derecho, en un contexto marcado por hitos históricos, desafíos de infraestructura y un creciente impacto social y económico en la región.
Juan Romero, director de la sede, reflexionó sobre este aniversario y compartió una visión de futuro que apuesta a la expansión y consolidación del centro universitario en el norte del país.
“En realidad el interés por actividades universitarias data de fines del siglo XIX”, recuerda Romero. “Cuando se concreta el Liceo Osimani Llerena se presenta el interés de que Salto pudiera tener actividades universitarias”, comienza recordando Romero.
Esa vocación académica temprana encuentra continuidad en varias fechas clave que este año también merecen conmemoración. “Celebramos los 100 años de la Estación Experimental de Facultad de Agronomía en San Antonio, que es en julio de 2025. Y el 25 de abril recordamos los 50 años del inicio de los cursos de arquitectura, agronomía, ingeniería y veterinaria”.
Romero añade que el presente inmediato también está marcado por novedades importantes. “Mañana, (hoy) 5 de mayo, se estará inaugurando el primer Policlínico Veterinario en el interior de la Facultad de Veterinaria”.
La universidad no se detiene y tiene record de inscripciones
A pesar de haber sufrido interrupciones durante la dictadura cívico-militar, la universidad ha mantenido una presencia constante en el territorio. “No digo ininterrumpidas porque en ese lapso se interrumpieron los cursos aquí en Salto, se cerró la Casa Universitaria de Salto. Pero la presencia siempre estuvo activa”, afirma.
Hoy, esa presencia es más fuerte que nunca.“Este año tenemos el récord de inscripciones de los últimos 10 años, con 1.403 estudiantes nuevos. Las instalaciones ya no dan más cuenta, fueron diseñadas para 3.000 y hoy tenemos cerca de 9.000 estudiantes”.
Además de Derecho, actualmente se imparten más de 40 carreras de grado pertenecientes a unos 13 o 14 servicios universitarios. “Tenemos todas las áreas del conocimiento funcionando aquí. Es la única sede universitaria del país con esa característica”, señala con orgullo.
La urgencia de crecer
Ante el crecimiento sostenido, el principal desafío es la infraestructura. “El primer desafío que tenemos por delante y que mañana queremos anunciar y solicitar es el apoyo político y ciudadano para la concreción de 1.500 metros cuadrados de nueva edificación. Nos hacen falta para poder dar respuesta a esta realidad”.
El costo estimado de esta ampliación es de 4 millones de dólares. Pero el plan es más ambicioso.“También nos hemos planteado 4.000 metros más a mediano plazo, dentro del predio que es propiedad de la Universidad en la manzana delimitada por Misiones, Rivera, Varela y Cerrito”.
Romero visualiza este crecimiento como una carrera de postas. “Muchos han estudiado antes que yo y que el equipo que hemos conformado. Se han ido pasando postas a las próximas generaciones para seguir creciendo”.
Un motor para la ciudad
La actividad universitaria en Salto no solo tiene impacto académico. También transforma la economía y la vida social de la ciudad. “Estamos generando economías directas de entre 30 y 35 millones de dólares anuales. Solo con estudiantes, docentes y funcionarios. Si se suma la inversión inmobiliaria, superamos los 50 millones”.
Romero destaca que el impacto no se mide solo en cifras: “También hay que agregar lo cultural, lo académico, las actividades de extensión. En pandemia, la universidad tuvo un rol social muy importante. Además, llegan 700 jóvenes cada año; muchos se quedan y nacen familias, por eso en el departamento hay jóvenes y eso implica que estamos en una sociedad que puede delinear su futuro con gente capacitada»
Queremos ser escuchados
Consultado sobre el vínculo con las autoridades departamentales, Romero fue claro. “Nuestra responsabilidad, según la ley orgánica universitaria, es generar conocimiento para la toma de decisiones. Podemos aportar, pero no necesariamente los que toman decisiones tienen que tomarlo en cuenta”.
Recientemente, la sede mantuvo reuniones con los cinco candidatos a la intendencia de Salto. “Además de hablar de nuestras necesidades, propusimos crear un centro de convenciones, ampliar el alojamiento estudiantil, y generar un fondo de becas de posgrado para temas específicos. También propusimos más espacio para residentes de la carrera de Medicina”.
La propuesta final fue establecer un canal de diálogo permanente. “Queremos que cuando surjan dudas o decisiones importantes, los equipos técnicos de la universidad puedan colaborar. Pero eso no depende de nosotros”.
No es un lujo, es una necesidad
A pesar de las buenas intenciones, Romero percibe cierta distancia. “La sensación que tengo es que estamos ahí, nos miran y dicen ‘qué lindo’, pero no saben qué hacer con eso. Y bueno, eso ya no es nuestra responsabilidad. Nuestra responsabilidad es acercarnos, plantear, proponer y tener las puertas abiertas”.
En definitiva, el aniversario de los 68 años de los cursos universitarios en Salto es mucho más que una celebración, es un recordatorio del impacto profundo de la Universidad en el norte del país, y una señal clara de que el futuro exige compromiso, inversión y diálogo.
