Por Agustín Invernizzi FORO RURAL
No hay con que darle al campo natural” es una frase que escuchamos muchas veces de parte de los productores cuando se vienen tiempos complicados en el campo. De alguna manera u otra siempre encuentra la forma de mantenerse en pie y aportarnos comida para nuestros animales en pastoreo cuando otras alternativas no son capaces de hacerlo.
Si este recurso forrajero con una gran cantidad de especies tiene la capacidad de mantenerse en el tapiz de manera resiliente ante todo tipo de adversidades, ¿por qué entonces no tratar de imitar ese comportamiento también donde tendremos que realizar pasturas sembradas? ¿No será que esa gran variedad de especies son las que le brinda al campo natural ese poder de resiliencia? ¿Por qué no ver a la diversificación como una herramienta de cooperación entre especies y no como competencia?

Las praderas polifíticas son aquellas pasturas que están conformadas por varias especies forrajeras, incluso de distintas familias como gramíneas, leguminosas, asteráceas y brassicaceas, con el objetivo de brindarle a los animales una dieta variada de alta calidad forrajera, al suelo la oportunidad de expresar su máximo potencial y al productor una alternativa rentable y sustentable de producción a largo plazo. ¿Cómo lograrlo? Conversamos con los chicos de gROU agro – que nos cuentan su experiencia en los siguientes párrafos.
Cuanto mayor diversidad arriba del suelo, mayor diversidad debajo
La propuesta se basa en ofrecerles a los animales una pastura de alta calidad pero con gran variedad que les permita cumplir y complementar a través de la diversidad de especies todos sus requerimientos. Sin duda cada pastura tiene sus diferenciales, y a mayor diversidad mejor será el aporte.
Por otra parte, promover una gran variedad de especies a sembrar provocará un gran impacto en el suelo, permitiendo un mayor desarrollo radicular con diferentes formas y a diferentes profundidades, mejorando la estructura, la porosidad, la infiltración del agua y provocando un mayor desarrollo, absorción y disponibilidad de nutrientes.
Nuestro campo natural es sumamente diverso y es nuestro mejor aliado, por qué no entonces, al menos hacer el intento de simular sus mejores características?
Tanto la variedad como la cantidad de especies a sembrar dependerá de cada situación en particular. Igualmente les presentamos algunos tips a tener en cuenta a la hora de la elección:
Considerar el vigor inicial de las especies evitando que algunas predominen sobre otras a la hora de implantarse.
Tener en cuenta la relación leguminosa – gramínea.
Considerar los datos aportados por análisis de suelo y experiencias previas a la hora de elegir las especies a sembrar.
Verificar la disponibilidad de las semillas e inoculantes.
Tener en mente el objetivo principal de nuestra pradera en el sistema (cobertura de suelo, refuerzo de alimento para el invierno/verano, alimento estable durante todo el año, regenerar suelo, terminar animales…)
Considerar la opción de sembrar diferentes mezclas adaptándolas a las características del terreno (añadir/quitar especies, cambiar variedades, modificar densidades de siembra)
Cuándo sembrarlas?
Las praderas polifíticas son una herramienta que podemos utilizar mayoritariamente cuando nos encontramos frente a un tapiz degradado o directamente inexistente, y lo que buscamos es regenerar el suelo a través de la implantación de pasturas y el manejo del pastoreo.
En caso de contar con campo natural en el sistema recomendamos mantenerlo con la posibilidad de mejorarlo incorporando especies al voleo o en siembra directa.
La fecha recomendada de siembra es la primera quincena de abril siempre considerando las lluvias como un factor determinante para lograr una buena implantación. Con esto en mente debemos planificar con tiempo los manejos previos necesarios.
Cambiar el enfoque:
Es necesario cambiar el enfoque para poder comprender las bases del manejo de este tipo de pasturas y los beneficios que trae. Incorporando una gran biodiversidad incorporamos también mayo cantidad de variables a tener presentes en nuestro manejo. Debemos pensarlo como un TODO y dejar de lado ciertos esquemas como la altura específica de una sola especie o el estado fenológico de otra. Vale aclarar que no dejan de ser importantes los factores mencionados anteriormente pero en este caso priorizamos el conjunto del sistema y no la sobrevivencia de una/s pocas especies.
Incluso se da también que varias especies son introducidas para que le “hagan camino” a otras para luego desaparecer, y no está mal! Sin duda comenzar a ver nuestras pasturas de esta forma es un proceso y requiere mayor observación y análisis para tomar decisiones, pero con unos pocos criterios en mente las chances de que nos vaya mal (perder toda o gran parte de nuestra pastura por enfermedades, plagas, factores climáticos adversos o mala implantación) será menor.
A continuación describimos algunas virtudes y desventajas que encontramos de esta herramienta:
Mayor desarrollo radicular: diferentes formas y profundidades.
Mejora la estructura del suelo
Mayor diversidad de exudados: disponibilizan diferentes nutrientes.
Mejora velocidad de infiltración de agua, mayor desarrollo y asociación de micorrizas.
Aumento de la complejidad: manejo de un número mayor de variables a la hora de tomar decisiones.
Reducción en el listado de productos químicos posibles a utilizar evitando que afecte a alguna de nuestras especies.
Evitamos problemas de meteorismo por diversidad de la dieta.
Productividad más estabilizada a lo largo del año.
Costos similares a una pradera convencional.
Historia de chacra y manejo previo
La pradera polifítica fue sembrada sobre un rastrojo de soja de segunda el 10 de junio del 2020, previo a la siembra se realizó una aplicación de herbicidas sistémicos para el control de raigrás resistente, carnicera, y yuyo colorado, además, se aplicó herbicida preemergente para lograr un periodo libre de malezas en la implantación de la pradera. Debido a la topografía y los tipos de suelos se definieron dos zonas donde se realizaron diferentes mezclas, una zona de suelos bajos donde la base para armar la mezcla es en base a Festuca, Trébol blanco y Lotus, y otra zona de suelos de ladera con menor retención de agua donde la base de la mezcla era Dactylis y Alfalfa. Al momento de la siembra se mezclaron las gramíneas, la alfalfa y la achicoria para sembrar en el surco y el resto de las leguminosas por separado en el cajón de semillas finas sembradas en cobertura, la fertilización se aplicó en el surco con dosis de 200 kg de 7/40-40/0 ajuste realizado en función de los requerimientos de fósforo.
Para ambas mezclas se utilizó 13 kg/ha de Avena negra con objetivo de generar una cobertura para las leguminosas debido a que la fecha de siembra fue demasiado tarde y los riesgos de heladas en el momento de implantación eran severos.