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miércoles, 16 de julio de 2025
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Gabriel Becco: tercera generación en periodismo rural

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Hoy por: Sara Ferreira

Nacido el 4 de diciembre de 1955, y con más de 40 años de experiencia en la fotografía agropecuaria, Gabriel Becco es ejemplo para muchos los que desempeñan esta tarea donde la clave es la pasión y la paciencia. aldorso
La profesión la heredó de su padre y su abuelo que eran periodistas rurales y le transmitieron no sólo los aprendizajes, sino valores que fueron fundamentales para que al día de hoy continúe amistades que fueron heredadas de su padre, así como el reconocimiento a nivel regional.

1- Dónde nació?
Nací en Montevideo donde he vivido toda mi vida.

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2- Cómo fue su adolescencia?
Estudié, pero no llegué a terminar cuarto año del liceo porque la verdad es que no me gustaba estudiar, entonces le pedí a mi padre que me gustaría más trabajar. Tenía 17 años porque ya había dejado un año, había empezado de nuevo, hasta que finalmente a esa edad tomé la decisión de dejar. Mi padre era muy accesible y nunca me presionó, él trabajaba en lo mismo que hago hoy.

3- ¿Su padre era periodista agropecuario?
Mi padre fue uno de los creadores (eran 4) de Diario Rural en la radio CX4 (Radio Rural), en la época de Chicotazo, programa donde hoy trabaja Horacio Jaume.
Cuando deja ese programa, comenzó a trabajar en la revista de la Asociación Rural del Uruguay, siempre en rurales.
Era periodista, no formado, como la mayoría de los viejos periodistas, su escuela fue la práctica. Por otra parte también mi abuelo fue periodista de La Mañana por lo cual soy la tercera generación en periodismo rural.

4- ¿Cuándo comenzó a trabajar en el rubro?
Mi padre tuvo la oportunidad de hacerme entrar a la revista La Propaganda Rural, ingresé trabajando como mandadero y así lo hice durante más de 8 años, hasta que el 5 de mayo de 1975 me pusieron en caja, ese mismo día empezó a trabajar en la revista el periodista Carlos María «Bimbo» Rodríguez con quien trabajé muchos años; a él también lo llevó mi padre que era su amigo. Bimbo ya tenía su rol de periodismo también formado por la práctica, y así comenzamos a trabajar juntos, en las exposiciones de Uruguay; mi padre que estaba en la revista desde año 1943 aproximadamente, estaba más dedicado a las actividades en Brasil, mientras que el dueño de la revista, Miguel Goicoechea; trabajaba a la par de nosotros.

5- Recuerda cuál fue su primera cobertura?
Sí, como si fuera hoy, la primera exposición que fui, fue a San Carlos, y fui solo, nos tuvimos que repartir con Bimbo, estábamos muy acostumbrados a andar juntos, entonces como se empezaron a juntar exposiciones el mismo fin de semana, como todo principiante íbamos a las exposiciones más chicas.
Saqué mi primera foto, pero me vine sin ningún aviso, sinceramente se me cayó la estantería, cuando llegué parecía que se me había caído el mundo, pero mi viejo me dijo ‘a todos nos pasó lo mismo, vamos arriba’ y así fue. Empecé a caminar e hicimos con Bimbo un equipo y una amistad muy linda y salimos todos adelante.

6- Es uno de los referentes en cuanto a la fotografía rural, tanto en Uruguay como en la región; ¿ser fotógrafo rural, tiene una condición especial?
La condición más especial de todas para mi es que adoro lo que hago, me encanta, mi padre me marcó el camino, el cual seguí con todas la reglas sin desviarme ni para un lado ni para el otro; mi viejo me dijo ‘vos andá derechito que acá vas lejos’ y dicho y hecho, mi padre estaba lleno de amigos y fue la herencia que me dejó, porque nunca tuvimos una casa ni un auto, mi padre trabajaba para vivir. Disfrutaba, teníamos nuestras vacaciones y demás, pero la herencia más grande fueron los amigos jóvenes, veteranos, algunos más viejos que él, que alcancé a conocer y algunos que hoy todavía están vivos, como es el padre de Fernando Mattos; Ricardo es un referente que conocí cuando empecé a trabajar, también tuve muchos referentes en Salto como los Piegas y el abuelo de María Mattos (Salvador Mattos).
Para mi el secreto más grande es amar lo que haces y tener mucha paciencia; sin paciencia no se hace nada. El trabajo de periodista agropecuario es sacrificado, y hay gente que no lo ve. En las exposiciones trabajas desde que te levantas hasta que te acostas, y muchos no lo ven.
No es ninguna ciencia, pero aprendí a sacar fotos al lado de un maestro, mi padre (Mario A. Becco) enseñó a un monte de gente a sacar fotografías tanto aquí como en Brasil, estaba Julio César Campi que trabajaba para El Día, Humberto Pesce que trabajaba para La Mañana, Juan J. Gotta, «Cholo» (que es el único que está vivo de aquella época), hoy por hoy los fotógrafos más viejos son el Cholo, y yo, después siguen Arielito Colmegna que trabajaba para La Mañana y últimamente para El País, que también está en actividad pero es mucho más joven que yo y Luis A. Pesce. También aprendí con Bimbo, que sacaba muy buenas fotos.
7- Hay fotos que las considere perfectas o entre millones que ha sacado, ¿tiene alguna que considere destacada?
No, porque soy crítico de mis fotos que es lo mejor que podés hacer, lógico que de repente la foto que a mi me gusta al otro no le gusta, y viceversa. No tengo ninguna foto especial, mi padre tenía una de la cabaña Guazubirá, de García Vidal, criador de Angus, y don Juan usó una foto que mi padre sacó en Treinta y Tres, durante 15 años en un catálogo con la publicidad del remate, porque a él (dueño de los toros) decía que nunca había visto una foto como esa; no de los toros de él, sino de Angus.

8- En el Prado del año 2018 cuando ya se había retirado de La Propaganda Rural, un colega le preguntó si había evaluado dar clases de fotografía agropecuaria; ¿lo pensó?
No, nunca lo pensé, no probé enseñar si bien lo he hecho, doy sugerencias para que aprendan. También esa fue de una de las cosas que me enseñó mi padre, me decía ‘no niegues, enseñá porque mañana esa persona te puede salvar a ti’. Eran pensamientos de veterano, sin egoísmos, nada de que la foto es mía, es única. Y a propósito de esto, en el tema compañerismo en la parte rural, eso nunca existió hasta ahora, en el Prado si uno sacaba una foto, esa foto todos sabíamos que era de todos. Incluso antes, cuando se revelaban las fotos y la que uno sacaba tenía una raya en la cabeza o en el cuerpo y ahí no había photoshop, por lo que mi padre retocaba algunas a pincel y tinta que aún conservo, eran como acuarelas, la foto se imprimía en papel fotográfico mate, porque en el que tenía brillo no agarraba la acuarela.

9- Su trabajo es muy valorado en Brasil; es diferente la gente allá que la de acá?
La única diferencia que tengo en Brasil es que allá -con todo respeto lo digo- valoran más el trabajo de la persona. En Brasil yo me siento uno más y acá hay casos de gente que piensa que tenes la obligación de hacer tal o cual cosa. Es la gran diferencia que hay, allá hacen lo posible para que estés presente, y a modo de ejemplo el año pasado, cuando ya no trabajaba en La Propaganda Rural; acá dejé de trabajar, sigo teniendo los mismos amigos, pero ‘dejó de trabajar y dejó, pasó así’, allá en la parte de las Exposiciones de Río Grande de Verano (Agrovino en Bagé, Feovelha en Pinheiro Machado, Herval en Herval, Jaguarão y Nacional de Corriedale en Jaguarão), me pagaron los gastos de llegar hasta ahí, sólo para que le fuera a sacar fotografías, sabiendo que ese dinero que invirtieron no iba a tener un retorno de ver publicado en un lugar para agrandar ese evento y no sólo me pagaron los gastos, sino un DVD con las fotos, el que pensaba regalar ya que me habían ayudado a estar con mis amigos. Esas son las cosas que acá no se ven.
Hay gente que no se da cuenta que un evento sin la prensa no existe, sino que piensan que estás obligado a ir. Estás obligado a ir por tu trabajo, por un sueldo, por una comisión que tenés que hacer un aviso y estás cumpliendo con un trabajo como un cabañero le cuida un toro, hay gente que no lo entiende.

10- ¿Ha pensado en dejar de trabajar?
No, nunca. Pensar en dejar ni loco, mientras me sienta con fuerza y con ganas voy a seguir trabajando.
Si llego al año que viene, son 45 Prados, mi padre llegó a los 50 Prados y la ARU; estando Sanguinetti de presidente lo reconoció.
No tengo asignaturas pendientes, la único es que me hubiese gustado morirme trabajando en la revista, que fue el único trabajo que tuve, trabajé 43 años allí.
Ahora estoy trabajando en la revista de ARCO (Asisténcia aos Rebanhos de Criadores de Ovinos), de donde me llamaron para trabajar y en la última Expo Prado estuve trabajando para ese medio, también en Esteio y así voy a seguir.

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