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Myriam y Yiya, o el esplendor de las danzas en Salto

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En Salto en la década del 50 enseñaban danza clásica Yiya Migliaro y Myriam Albisu. De una y otra vienen en primero, segundo o tercer grado, la mayoría de las actuales profesoras de danza. Desde los primeros años de la década hasta casi fines del siglo XX ambas estuvieron en actividad”.

El párrafo anterior es tomado del libro “Salto en mi carpeta”, de Leonardo Garet. Figura cuando comienza la página dedicada a Myriam Albisu; en las dos páginas anteriores se había referido a Yiya Migliaro. Ambas nacieron en 1936, con menos de un mes de diferencia.

Ayer, 8 de marzo, fue el Día Internacional de la Mujer. Salto ha dado y sigue dando grandes mujeres, mujeres destacadas en las más diversas ramas del quehacer social. Evidentemente en una página de diario no se puede homenajear a todas; así que hoy hemos optado por dos de ellas, dos mujeres que representan muchísimo para la cultura salteña: Myriam Albisu y Yiya Migliaro. Esta última aún entre nosotros, se ha visto distinguida cuando en el año 2022 se colocó su nombre a una calle de esta ciudad. Pero vale la pena seguir repasando las páginas del citado libro para leer:

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YIYA

“Yiya es el nombre que impuso con naturalidad Dora Migliaro (Dora Néfer Migliaro Ocampo, nacida en Montevideo el 16 de febrero de 1936) a los pocos años de aprender a caminar. La danza clásica, quizás más que ninguna otra arte, requiere la formación con maestros. Los primeros pasos -las primeras puntas- de Yiya fueron en la fonoplatea de «Radio Tabaré», en la Escuela de Danza de Mireya Alsina de Castelli, años 1946 y 1947.

Estudió después con Martha Cases y en 1950 con una muy recordada Olga M. Pérez de Sicilia. En 1955 Maximiliano de Balzac, bailarín del Sodre, vivió cerca de dos años en Salto y fue también su profesor. Cuatro profesores sin los cuales no hubiera tenido los imprescindibles fundamentos de la danza.

En 1952 encontramos juntos en un espectáculo a Cacho Astiazarán y Yiya bailando una samba en el homenaje a Brasil organizado por el consulado de este país. Yiya bailó en ciudades vecinas, en Mercedes (Argentina), Montevideo y Buenos Aires. Se presentaba en esos momentos una bailarina que eligió también la docencia.

Yiya en el inicio de su carrera

El 4 de diciembre de 1958 es la fecha de nacimiento de su «Academia de Danzas Clásicas» con sede en la «Sociedad Italiana». Ese año Yiya organizó el primer recital coreográfico a cargo de las alumnas de Preparatorio y Primer Año. Año a año nuevas generaciones buscaron su expresión por la danza en sus clases. Como destacadas alumnas Yiya recuerda a Berta María Silva, Eliana Ribeiro Pignataro, Magdalena Preve y también a las que llegarían a ser “Mis Uruguay”, Sara Alaga y Adriana Umpiérrez. Su actividad docente se extendió hasta 1996 ya que al año siguiente es nombrada Coordinadora del Comité Uruguayo de la Danza.

El baile estuvo en todas las dimensiones de la vida de Yiya. «Recuerdo -cuenta- un sueño en que la muerte me obligaba a bailar, frente a la presencia de calaveras». Pero la atrajo también el deporte y practicó natación en el Club Remeros, voleibol y básquetbol en Universitario.

El otro amor constante de la vida de Yiya fue el teatro. Integró el grupo «Ciudad de Salto» que dirigía Arturo Fontalba y actuó en “Esquina peligrosa”, de John Priestley, “Luna de miel en el cielo” (junto a Berta Rodríguez, «la mejor actriz que tuvo nuestra ciudad», según Yiya), y en “Los árboles mueren de pie”, de Alejandro Casona. Actuó también en “Club de Teatro”. Yiya recuerda como integrantes de «Ciudad de Salto» a Berta Rodríguez, Alfredo López, Nidia Di Giorgio, Eduardo Ravagni y Osvaldo Mocellini. Empezaba en esos años la «Edad de Oro» del teatro en Salto”.

MYRIAM

“Para Myriam Albisu Borrelli (Salto, 31 de enero de 1936- 26 de febrero de 2022) primero fue la danza. Bailó y enseñó danza clásica, proclamó el valor de la expresión corporal en su academia, en las escuelas, en el Instituto Normal y en festivales. Allí donde había música ella llevaba baile y coreografía. El Ateneo, el Teatro, los clubes deportivos recibieron a Myriam y a su grupo de danza. Sería incompleto su perfil si no recordara que tocaba piano, guitarra, escribía desde siempre y pintaba desde hacía poco.

Primero fueron los festivales en las escuelas; después estudió magisterio y ejerció como maestra. La efectividad la tuvo en escuelas rurales pero eligió quedarse en la ciudad para iniciarse en el camino de su propia academia de danza.

Cantó en el Coro Municipal y se acompañó con la guitarra para cantar folclore; integró el coro dirigido por Eric Simon en El Mesías y El Cántico de la Esperanza interpretado en el Palacio Legislativo.

Fue docente de Literatura y Música en Enseñanza Secundaria y en el Instituto de Formación Docente. Participó en la «Comisión de Extensión Cultural Universitaria» y en la «Casa de la Cultura». Fue Directora de Cultura y de Relaciones Públicas (1980-1986), Subdirectora y Directora del Instituto de Formación Docente, en 1993. Ofició las veces de «Cónsul» de Casa de Salto y por ello fue distinguida como «Mujer del año» por Casa de Salto. Por el «mérito y capacidad y en reconocimiento y estímulo a la mujer del interior».

Con Myriam no nos unió la danza sino la literatura y las actividades culturales. Estuvimos juntos en el Taller Literario Horacio Quiroga, en la directiva de Casa Quiroga, en el grupo «Amigos de Marosa» y en ASOMAR (Asociación Marosa di Giorgio) y en todas estas oportunidades Myriam fue una entusiasta que no retaceaba su esfuerzo”.

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