Este mes se cumplieron 145 años del nacimiento del dramaturgo Florencio Sánchez, uno de los autores fundamentales en el teatro rioplatense, sobre todo para analizar y entender su evolución. Nació en Montevideo el 17 de enero de 1875 y falleció en Milán (Italia) el 7 de noviembre de 1910. Creador de una muy numerosa lista de piezas teatrales, destacan entre ellas las inolvidables «Barranca abajo», «M´hijo el dotor», «El desalojo», «En familia»…Pero hoy lo recordamos con su genial «Testamento»: «Si yo muero, cosa difícil, dado mi amor a la vida, muero porque he resuelto morir. La única dificultad que no he sabido vencer en mi vida, ha sido la de vivir. Por lo demás, si algo puede la voluntad de quien no ha podido tenerla, dispongo: primero, que no haya entierro; segundo, que no haya luto; tercero, que mi cadáver sea llevado sin ruido y con olor a la Asistencia Pública, y de allí a la Morgue. Será para mí un honor único que un estudiante de medicina fundara su saber provechoso para la humanidad en la disección cualquiera de mis músculos».
PROF. JOSÉ LUIS GUARINO: «EL DESTINO LE JUGÓ EN CONTRA»
Hace algunos años, el profesor José Luis Guarino escribía en estas páginas de EL PUEBLO: «Florencio Sánchez no es una figura de primera magnitud en el género dramático, si bien pasó por su momento de gloria y euforia en la región rioplatense, en los últimos años de su vida y unos cuantos después de su muerte. Nos parece exagerada la comparación con Eugenio O’Neill, al cual, puede ser que Sánchez se haya acercado en los puntos culminantes de su teatro («Barranca abajo», «En familia»), pero no en el nivel sostenido de las también numerosas piezas escritas por el norteamericano. Sus dramas, comedias y sainetes, fueron estrenados y representados con mucho éxito en estas latitudes durante algunas décadas.
Pero la vigencia de su obra, ha pagado tributo al paso del tiempo, que al llevarse algunas o muchas de las características propias de la época en que esas obras surgieron, ha quitado a estas algo o mucho de su vitalidad. Desde este punto de vista, se impone una reinterpretación de todo su teatro, dejando de lado las condiciones geográficas, socioeconómicas y culturales que lo motivaron. Entonces sí, nos queda aquello que da valor permanente, lo que universaliza a un tema o a un personaje, más allá del contexto que les dio origen. Es probable, que Florencio Sánchez fuera en camino de convertirse en un gran dramaturgo.
Pero el destino le jugó en contra. Murió a los 35 años a poco de llegar a un continente europeo donde pensaba hacerse conocer, y donde seguramente hubiera encontrado muchos elementos provechosos para la maduración de su genio de escritor».
HOMENAJE DE SALTO
Salto le rinde homenaje con una calle que lleva su nombre. Nace al finalizar la cuadra del 400 de calle Uruguay (esquina noreste de Plaza Treinta y Tres) y se extiende hacia el sur hasta proximidades de Pascual Harriague. Justamente en la intersección con Uruguay, una placa ideada por Heriberto Prati y descubierta en 1920, recuerda al dramaturgo.