Con su calidez y sensibilidad creativa que la caracteriza, la reconocida y joven cantautora Érika Büsch accedió a ser entrevistada por EL PUEBLO
Compartió significativos tramos de su vida y anuncia sus proyectos inmediatos en su ajetreada agenda musical. Recientemente fue aplaudida en el Teatro Larrañaga y confiesa que en Salto se sintió como “en su propia casa”.
Dentro de sus convicciones revela que el amor es el único camino que nos conduce a la realización de nuestras más elevadas aspiraciones.
-Es ustedcapitalina, pero tengo entendido que su padre es salteño…cuénteme de su vínculo con la ciudad de Salto.
– “Nací en Montevideo pero mi vínculo con Salto creció conmigo.
Desde pequeña recibí con muchísimo afecto todo lo que esa ciudad significó para mi padre, Guillermo Büsch, sus hermanas, mi tía Ida y mi abuelo Augusto.
De niña solían contarme las aventuras de mi padre, mis tías y el compromiso que Ida (profesora de Filosofía y Matemática) tenía con sus alumnos. Era una persona muy especial, muy pura, muy católica, a veces su ingenuidad causaba mucha gracia.
Amaba su profesión.
Tuve la suerte de disfrutarla hasta la adolescencia y visitar su casa varias veces. A través de papá y sus cuentos conocí a mi querido abuelo Augusto, con quien compartí mi niñez hasta los cinco años.
Guarde su esencia en anécdotas y cuentos.
Sé que al igual que Ida, quería mucho su profesión, era abogado y docente de Geografía, le gustaba mucho la música clásica”.
– Algunas anécdotas de su niñez …¿En ese momento ya se vislumbraba su vocación musical?
– “En edad preescolar descubrí el amor por la música, mi primer contacto fue a través de una vasta discografía que mamá y papá tenían en casa.
A la hora de almorzar mamá encendía el tocadiscos y comenzaba la función. Yo no era de buen comer y creo que esa fue la mejor manera que ella encontró para entusiasmarme.
Así conocí a María Elena Walsh, Canciones para no dormir la siesta, Conjunto Promusica de Rosario, Ruidos y ruiditos entre otros.
Paralelamente en el Jardín de infantes al que asistía (CECEI) se escuchaba mucha música y de muy buena calidad.
Recuerdo la emoción que sentí la primera vez que vi a una maestra tocar la guitarra y cantar. Lo vivo como si fuera ayer, tenía tres o cuatro años y pensé: “cuando sea grande quiero tocar y cantar como ella”.
Ese sonido me estremecía. Cuando cumplí cinco, mis padres contrataron para la fiesta dos animadoras que cantaban y tocaban la guitarra, la felicidad que sentí ese día me marcó hasta hoy.
También recuerdo los actos de la escuela, el himno a Artigas, el himno a Varela y las ganas de llorar que me despertaban esas canciones.
Apenas tenía seis años y no entendía por qué me causaban esa sensación, con el tiempo comprendí que lo que sentía era emoción.
Es por esto que siempre destaco la importancia de la labor musical en las escuelas. Entiendo que es fundamental.
Lo que la música puede despertar en un niño es inimaginable, lo puede marcar para el resto de su vida.
A los ocho o nueve años tuve la oportunidad de escuchar a Zitarrosa en un comité de base, sentí su voz resonando en mi pecho, era un sonido totalmente vibratorio, otro momento intenso que no olvidaré.
– ¿Cómo fueron sus años en la Escuela Nacional de Danza y cuáles fueron los aportes más valiosos que la inspiraron hacia el terreno de la composición?
– “A los doce años comencé a estudiar en la Escuela Nacional de Danza división folklore. Allí cursé lo que se llamó Danza Joven. El primer día de clase fue estremecedor, enseñaron una danza, pero lo maravilloso para mi fue escuchar la música.
Se realizaba en vivo, cosa que me llamó poderosamente la atención, dos excelentes guitarristas tocaban y cantaban para nosotros. En la escuela conocí casi todos los ritmos y danzas de nuestro país. Aprendí lo que es un gato una polca, una chamarrita, un pericón, una danza de salón, el malambo, etc.
Mis primeras actuaciones teatrales fueron en esa época.
Todos los años se hacían presentaciones en el Teatro Carlos Brussa.
La escuela Nacional de Danza cumplió un papel fundamental en mi carrera.
– ¿De qué manera y en qué momento surge el taller de música para niños «Tucanción?».
– “El taller Tucanción nace para satisfacer una necesidad.
En aquel entonces trabajaba en varios jardines de infantes y colegios, tenía a mi cargo el taller de música. Los padres de los niños tenían interés de que sus hijos profundizaran en la música fuera de la escuela. A raíz de esta demanda nació Tucanción bajo el lema “cada uno lleva su canción adentro, solo hay que aprenderla a cantar”. Una bellísima canción de Mariana Ingold.
Hace diez y siete años que recibimos alumnos de todas las edades, desde un año hasta adolescentes. Vivimos la música intensamente y entre todos aprendemos a querernos, cuidarnos, a ser protagonistas de nuestro propio aprendizaje y principalmente a crecer libres y creativamente.
Entendemos que la estimulación musical temprana es fundamental para la formación espiritual y total del ser humano”.
– ¿Su primer trabajo discográfico pretende demostrar su polifacética forma de concebir e interpretar a la música?
– “Tocando el tiempo” registra mis primeras composiciones, creadas entre los 20 y 25 años. También surge como una necesidad de trasmitir un estado espiritual por el cual estaba transitando y entendía que tenía que compartir. Este CD Contiene catorce canciones cuyo texto y música me pertenecen, excepto “Corazones de esta tierra”, texto de mi hermana Anneli Büsch. Ambas creamos esta canción para la instalación de 777 piedras con forma de corazón, realizada por mi padre en Piriápolis.
Creo que en “Tocando el tiempo” hay una Erika que intenta trasmitir vivencias y reflexiones acerca del hombre y su existencia a través de diversos estilos y ritmos (candombe, folk, bossa, pop, tango, etc) Cada uno de ellos aportan al texto y enriquecen el “decir”.
Quizás mis canciones tienen un espíritu trovadoresco, siento que le canto a la vida, a la naturaleza, a los tiempos que vivimos, al ser humano.
– ¿Cómo surge su vínculo artístico con el cantautor Numa Moraes?
– “A Numa Moraes lo conocí a través de Vera Sienra a quien admiro y quiero mucho. Grabaron un disco juntos: “Navidad desde el cielo de mi tierra”.
Vera me invitó a grabar en una canción de ella “Luz guíame” y luego Numa se entusiasmó y terminé cantando en “Navideña”,” Noche de paz” y ”Milombé de Navidad”.
En esa oportunidad le obsequié mi disco “Tocando el tiempo”, le di mi teléfono y a los meses siguientes me llamó para invitarme a recorrer los festivales del interior.
Realmente fue un gesto muy generoso de su parte, que nunca olvidaré.
Con Numa recorrí cada rinconcito del país y profundicé muchísimo en nuestras raíces latinoamericanas. Junto a él grabé “Por el gusto de cantar” y “El mundo del nosotros”, fue una experiencia maravillosa. Al igual que Vera es una persona que admiro y quiero mucho.
– Paralelamente está haciendo trabajos y grabaciones para los niños ¿Considera que ellos tienen una especial forma de disfrutar de la música?
– “Sí, creo que los niños tienen una sensibilidad muy especial para captar la naturaleza de la música, son permeables a su armonía, la disfrutan mucho.
Soy educadora preescolar y hace veinte años que trabajo como profesora de música, comencé a muy temprana edad.
Amo los niños, esa esencia que reflejan, tan pura, fresca y luminosa nutren mi espíritu, me enriquecen día a día, me mantienen activa, aprendo mucho con ellos.
A través de la editorial argentina Kumquat, grabé tres discos infantiles: “Aserrín aserrán las canciones de la abuela”, ”Antón pirulero rondas infantiles” y “Villancicos”.
Los tres ejemplares vienen acompañados de un libro con preciosas ilustraciones. Solo se publicaron en EEUU, Argentina y México.
– ¿Cuál es el género que muestra su verdadera esencia? Si Erika Büsch fuera una canción…de qué hablaría y cómo sería el ritmo?
– “Creo que cualquier ritmo que tenga que ver con las raíces de una cultura me toca en lo más profundo. A través de ellos intento enriquecer mis canciones.
Un guaino, un carnavalito, un joropo, una chacarera, una milonga, un tango, la música celta, africana, Folk, todas son maravillosas a la hora de componer y querer “decir”.
Con respecto al texto podría decir que los compositores pasamos por diferentes momentos y etapas en la vida y esto se refleja en las letras.
Está muy vinculado al momento histórico y personal por el que vamos transitando.
Creo que hay tantas canciones como instantes recorridos.
A medida que caminamos vamos poniendo “la lupa” en distintos temas.
En lo que a mi respecta, generalmente tienen que ver con el hombre su existencia y la naturaleza.
– Cuénteme de sus proyectos actuales y futuros
-“Actualmente grabo mi segundo disco solista.
Preparo un nuevo disco para niños, seguramente para grabar el año que viene. En primavera de este año nos iremos con Juan Ignacio Rivero (guitarrista, uno de los integrantes de La Cuántica) de gira por Ecuador.
Nuestras salidas al exterior comenzaron en 2006 cuando representé a Uruguay en el Festival de Viña del Mar con un candombe de mi autoría. En 2008 realizamos con Numa una gira de un mes por Canadá (Montreal, Toronto, Otawa, etc).