Corresponderían a civilizaciones anteriores a las guaraníes
Recientemente estuvo en Salto el Dr. Rafael Suárez, quien integra el multidisciplinario equipo del “Proyecto Mataojo.
Es uno de los responsables de la tarea de tipología en el laboratorio, seleccionando los artefactos hallados en las excavaciones que se hicieron en la zona de Zanja del Tigre.
La etapa siguiente es la que comprende la descripción de los artefactos para ir estableciendo una tendencia con respecto a la selección de materia prima.
Los estudios indican una clara movilidad de las poblaciones que existieron en esos sitios.
En este caso aún no se ha determinado si se trata de poblaciones guaraníes.
“Los nombres de los grupos indígenas son históricamente muy recientes después de la Conquista”.
De acuerdo a lo expuesto oportunamente por la Lic. Carmen Curbelo, es preciso mirar el mapa del Uruguay, las características que reúne la toponimia al norte del Río Negro – que es básicamente guaranítica en los aspectos.
Se habla de un período de más de diez mil años, lo que indica que no se trata de una civilización guaraní.
Son grupos cazadores y recolectores que ingresan por el norte, por la zona costera del país y la zona atlántica.
Se establecen en consecuencia nichos ecológicos, relictos de mega fauna.
Los estudios parecen indicar que esos grupos que mantuvieron una extensa movilidad territorial (hasta el sur del río Negro, retornando posteriormente al norte), constituyendo un circuito prácticamente anual.
Todo indica que el alimento básico era la carne.
NOTABLE DENSIDAD
DE MATERIAL
Aún no existen registros de la variable cantidad de elementos existentes en Pepe Núñez y Zanja del Tigre.
Sin ninguna duda, las investigaciones realizadas en el marco del Proyecto Mataojo señalan – que particularmente la densidad de material tan poco espacio.
“No llama poderosamente la densidad de material en tan poco espacio, es un hecho drásticamente inusual, que está ligado con el paisaje.
A su vez éste está relacionado con los relictos, micro paisajes que actuaron como refugio de la fauna… genuinos nichos ecológicos, vertederos de agua, zanjas por donde corría el agua en forma permanente.
En la zona se advierte una variada cantidad de especies arbóreas, que se fueron modificando ante el cambio climático en constante evolución desde hace millones de años.
Según se explica en la web de Presidencia de la República, – recordando los hallazgos anteriores – se trata de « las primeras cuevas descubiertas al norte del río Negro con ocupación humana observable en niveles superficiales a través de artefactos líticos». En dichas cuevas podrían hallarse evidencias de las ocupaciones humanas más antiguas del continente americano, periodo denominado como «Paleoindio», y que se remonta a entre 14 mil y 9 mil años atrás.
La zona de la Cuchilla de Haedo ha sido hasta el momento muy pobre en cuanto a indicios de ocupación humana prehistórica.
Las cuevas están situadas en una zona cercana a las nacientes del río Arapey, húmeda y con un elevado nivel de precipitaciones.
Desde la entrada a una de las cuevas se puede ver, a nivel de superficie, artefactos líticos (de piedra) indígenas dispersos que se alternan con hojas. Las paredes interiores se muestran cubiertas de hollín, que es atribuible –presuntamente- al humo de fogatas realizadas en su interior, dato que resulta más que alentador para Trindade y su equipo, que se encuentran a la espera de equipos de iluminación aún no disponibles en el país, y que son imprescindibles para profundizar las investigaciones.
Los estudios demuestran que el cambio climático ha acompañado el ciclo de la Tierra y lo que queda en claro que la fauna se comportaba de forma diferente, también el ser humano desde su surgimiento.
El aporte actual del Proyecto Mataojo desemboca en varias puntas importantes; una es que se han obtenido registros a través de mediciones satelitales la variabilidad de las alturas. Por otra parte existen en el área complejos de construcciones denominadas caírnes, cuya estructura fue diseñada para permanecer en el tiempo.