En estas columnas hemos explicado reiteradamente nuestro concepto en referencia a los términos de “accidente” y “siniestro”.
Desde UNASEV se hace hincapié en que la enorme mayoría de los hechos de estas características son siniestros, concibiendo a éstos como imprudencias, ya sea en cuanto a la conducción de un vehículo, la aptitud o conducta en la función del conductor o el mantenimiento tanto del vehículo como de las sendas de tránsito.
Vale decir que siempre hay en las causas de los siniestros una imprudencia o irresponsabilidad.
En cuanto a EL PUEBLO, no sólo no desconocemos que esta es la realidad, pero la diferencia es que quien debe determinar si realmente se ha tratado de un siniestro o de un accidente (esto es un hecho totalmente imprevisto, como puede ser un fenómeno climático, un rayo por ejemplo), es la Justicia, que tiene sus tiempos, sus etapas y sus requisitos formales antes de expedirse.
No es al periodismo informativo a quien le corresponde determinar desde el primer momento si se trata de un accidente o de un siniestro, sino a la Justicia.
Mientras no se pruebe lo contrario los hechos son accidentes.
Si el periodismo habla de siniestro cuando todavía no se ha pronunciado la Justicia, se arriesga a cometer errores, porque el siniestro siempre tiene un responsable y en buen romance estaríamos atribuyendo culpabilidad antes que la propia Justicia y esto no sólo tiene un alto costo hasta económico, sino que puede ser injusto o arbitrario enlodando a personas inocentes.
La seriedad en materia periodística impone chequear y verificar lo que se publica y muchas veces hay diferencias entre la verdad de los hechos y el pronunciamiento de la Justicia, debido a que ésta se guía por pruebas y no siempre estas son contundentes para un pronunciamiento certero.
Vale la aclaración, porque muchas veces se nos endilga encubrimiento, cuando no se señala culpabilidad en algún hecho, incluso de causas evidentes. Mal que nos pese, esta no es nuestra tarea.
Entendemos que el periodismo informativo debe atenerse a dar los hechos, debidamente verificados y el contexto en que éstos se desarrollan, pero opinar desde el principio sobre presuntas culpabilidades, como sería al definirlo de “siniestrto” es muy temerario y no solemos hacerlo.
Alberto Rodríguez Díaz