back to top
viernes, 14 de marzo de 2025
22.7 C
Salto

Entre fiestas y anagnórisis

- espacio publicitario -
Liliana Castro Automóviles
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/afey

Bien podría decirse que son momentos que ayudan a que alcancemos (utilice­mos un término pro­pio de la Literatura) nuestra anagnórisis. Dice el diccionario que «la anagnórisis o agnición es un recur­so narrativo que con­siste en el descubri­miento por parte de un personaje de da­tos esenciales sobre su identidad, sus se­res queridos o su en­torno, ocultos para él hasta ese momento». Nosotros somos el personaje. Nosotros solemos descubrir a veces, inesperada­mente o no, quiénes somos esencialmen­te, quiénes están a nuestro lado para contar con ellos y quiénes no, qué es­tamos haciendo so­bre la tierra, si es en verdad lo que quere­mos hacer o no, qué hicimos y qué nos queda por hacer, si debemos seguir el camino en el que ve­níamos o empezar a trazar uno nuevo y distinto … Y para to­das estas comproba­ciones, las fiestas de fin de año, las tradi­cionales fiestas, Na­vidad y Año Nuevo, aparecen como un escenario ideal.¿Cómo estamos en este momento en Salto? ¿Qué tenemos y qué nos falta? ¿Con quienes contamos los salteños y con quiénes no? ¿Y si lo pensamos a un nivel más amplio: país, region….muy ampliosería si nos introdu­jéramos en un aná­lisis pormenorizado de estas cuestiones.

pero podemos ob­servar algunas co­sas, detenernos en algunos puntos, se­guir una línea de ra­zonamiento hacia unas pocas direccio­nes.
Hemos pasado una Navidad donde otra vez, en Salto (en el mundo todo, cla­ro, pero hablemos ahora de lo cercano) hubo gente que no pudo disfrutar de un plato de comi­da con su familia. Ni que hablar que hubo muchísimos niños a los que Papá Noel no visitó, a pesar que le escribieron la cartita y le dejaron pasto y agua. Ahora bien … ¿Alguna vez no fue así? ¿Alguna vez no será así? Pero sucede que quienes nos resistimos a de­jar de creer y de so­ñar, aquellos a los que no hay tecnolo­gia que nos pueda borrar las utopías, seguimos pensan­do que mientras eso siga sucediendo, el mundo no está bien. Salto no está bien. No estamos bien.

Cuando en líneas an­teriores nos pregun­tábamos si alguna vez fue diferente o si lo será algún día, lo hacíamos razo­nando que muchas veces se nos dijo que era una cuestión de políticos, de quiénes estuvieran en el go­bierno. Pues permí­tame decirle, estima­do lector, que si hay algo en lo que sí ya he dejado de creer es en que la clave para una sociedad mejor está en el gobierno

- espacio publicitario -
Marcha por la Vida - Viernes 28 de marzo, 19:15hs

de turno. Claro que con el gobierno A se mejoró en eso, pero se empeoró en esto; y con el gobierno B se mejoró en esto otro, y se retrocedió en aquello; y con el C se tiró por la bor­da aquello otro que hizo el B, al tiem­po que sí se mejoró en … y se mejoró … y se empeoró … y se avanzó … y se retro­cedió… ¿Qué nos queda por probar? Y así vamos por la vida.
No queda otra. Te­nemos que cambiar nosotros como ciu­dadanos. Tenemos que convencernos que es posible una sociedad solidaria, respetuosa, amable. Pero para ello, antes que esperar algo de un gobierno (lo que no implica no exigir­le que cumpla sus obligaciones, porque al fin de cuentas está para servir), debe­mos ser cada uno de nosotros, cada día y aún en las acciones más pequeñas, un poco más solidarios, más respetuosos y más amables.

¿Sabe qué? Se me ocurre que en ser -al menos un poco- me­nos hipócritas, po­dría estar una clave para salir adelante. ¿Por qué aplaudir la «pobreza material» de Mujica como algo auténtico y conde­nar la cordialidad de Lacalle Pou de pasar la Navidad con quie­nes están en el Con­go, como una falsa pose? ¿No podrá ser al revés? ¿Por qué por un lado encarnizarse con decir que el Antel Arena fue un despilfarro imper­donable, y por otro justificar los gastos de este gobierno en lanchas, aviones, cuadros, etc. como «cosas necesarias»? A veces aflora el re­cuerdo del gran Ju­ceca con su humor a cuestas: «¡No hay criterio pa, nada, mi amigo!». ¿Quie­re un ejemplo más? Acá va: ¿por qué cri­ticar que Laca lle Pou se puso vestimenta militar para estar en aquella base militar uruguaya del Congo, si antes se aplaudió a Mujica vestido de chaqueta militar de otros países ameri­canos, y abrazado en esos otros países, no de soldados, sino de dictadores?

En fin, menos hipo­cresía hace falta. Ha­cerse más cargo de las cosas hace falta. Fíjese que hace unos días hubo violencia en el puerto de Mon­tevideo. Fue noticia. Debió intervenir la Policía porque al­gunos sindicalistas quisieron «tra nea r» el trabajo que allí se lleva a cabo. Pero no hubo «enfrentamien­tos entre trabajado­res y la Policía»; no, en todo caso hubo enfrenamiento entre trabajadores y tra­bajadores, porque los policías también lo son. Cuidado con esos mensajes que se dan. Quien dé una información así, debería asumir y ha­cerse cargo que es él quien está generan­do enfrentamientos. Ante hechos de esa magnitud, deberían hacerse cargo tam­bién aquellos que todos los días están «fogoneando» con que el policía no es un trabajador sino un represor del que trabaja, o que los sindicatos están en una vereda y los po­cías en la otra. ¿Y al Sindicato Policial en qué vereda lo ubica­mos?

En definitiva, volve­mos a lo del comien­zo. Estamos en días de fiestas pero tam­bién de reflexión. Ojalá que la serena reflexión nos con­duzca a una anag­nórisis plena, y esta, a tomar las mejores decisiones para el tiempo que se vie­ne. Ojalá quede atrás este tiempo de incer­tidumbre, por lo sa­nitario, por lo social en general. .. Y po­damos entrar en un tiempo nuevo: sin ni­ños de manos vacías, sin tanta hipocresía, con más solidari­dad, amabilidad y respeto. Ese tiempo está allí nomás, es el tiempo que nos que­da de vida y en cua­tro días, ya empieza a transcurrir su pri­mer año. Brindemos por él. iSalud!Hoy nos toca escribir es­tas líneas en medio de las fiestas, estas líneas que hacen la última contratapa de lunes del año 2021. «Las fiestas de fin de año», «las tradiciona­les fiestas», «Navidad y Año Nuevo», llá­meles como quiera, pero lo cierto es que tienen esa cosa que

no es fácil de descri­bir y que las diferen­cia de otras fiestas, entiéndase la de un casamiento, un cum­pleaños, etc.
Ese algo especial que tienen, es una mezcla de sensacio­nes, buenas y malas, alegrías y tristezas, nostalgia e ilusio­nes. Son quizás una muestra reducida a unos pocos días, de los contrastes que se viven en todo un año, o quizás en toda una existencia.
Se festeja (los uru­guayos casi que no tenemos otra forma de hacerlo que co­miendo y bebien­do en abundancia), y al mismo tiempo se piensa profun­damente, solemos en-si-mismarnos (cada uno metido en-sí-mismo) para intentar compren­der algunas cosas. Y cuando lo logra­mos, viene la famosa toma de conciencia y con ella también, muchas veces la pre­ocupación, la angus­tia, el dolor. iY pensar que son fiestas!

Por
Jorge Pignataro

Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/afey
- espacio publicitario -