Por Jorge Pignataro
Tal como lo había anunciado EL PUEBLO en anteriores ediciones, con presencia de varias autoridades de la Intendencia y de Educación Secundaria, un numeroso grupo de los alumnos fundadores del Liceo de la Zona Este, dejaron inaugurado en la mañana de ayer viernes, un espacio artístico. Rieles del ferrocarril, una antigua bicicleta, entre otros elementos, conforman esta obra obsequiada a la institución por la Generación 63, en el cumpleaños N°63 del liceo.

Fueron varias las personas que hicieron uso d ela palabra en el acto: el actual Director del liceo Pablo Menoni, la Inspectora Regional Isabel Delgue, los ex alumnos Juan Carlos Ferreira y Rosario Dubarry, el Director de Servicios Públicos de la Intendencia Mario Furtado, entre otros.
Lo que sigue son palabras de Juan Carlos Ferreira y Teresita Jara, quienes además de ex alumnos fueron creadores fundamentales de la obra confeccionada:
UNA COMUNIDAD ESPIRITUAL (Por el Arq. Juan Carlos Ferreira)
“En 1963 entramos por primera vez al flamante Liceo de la Zona Este: había sido un modesto galpón destinado a depósito, después reciclado para edificio de enseñanza secundaria. Una voz cascada nos dijo Bienvenidos, era la voz de quien lideró la experiencia de uno de los dos primeros liceos de barrio de Salto
120 gurises comenzamos el camino en lo que fue nuestra segunda casa, como antes había sido la escuela. Bajo ese techo humilde jamás tuvimos lujos… pero siempre tuvimos todo. El testimonio que hoy dejamos también fue hecho con materiales humildes: hierros viejos sobre una base de hormigón El Poeta de la Patria, al referirse a lo que él llamaba mi casita de Punta Brava escribió en 1924: La casa que allí he construido no es grande, y es también de muy poco preci porn como está dada de blanquísima cal, puede, por su color de porcelana, satisfacer me parece el gusto más exigente. Es perfectamente amable (…) con sus inocentes líneas y sus techumbres ingenuas.
Nacimos cerca de las vías del ferrocarril, de la Estación Midland, de los Talleres Norte y al ferrocarril debemos esos tres rieles que son los pilares que nos sustentaron. Había un equipo de docentes, administrativos y funcionarios que no olvidamos, desde don Juan Herrmann -un director con autoridad pero jamás autoritario- hasta la dulce doña Anita, quien mantenía limpios nuestros vidrios para que siempre entrara el sol. Y detrás de cada uno de nosotros estaba una familia, no sólo un padre o una madre -que a veces faltaba- sino también tíos y abuelos que hicieron todo y más para que esos gurises tuvieran lo que ellos quizás no tuvieron. Y había una sociedad que hacía posible el liceo público y gratuito, de ADN vareliano, tan propio del Uruguay ilustrado.
Muchos de esos gurises venían desde las chacras en bicicleta, en ómnibus desde barrios lejanos y algunos desde Pueblo Constitución, que aún no era villa. Jamás escuchamos una queja de esos compañeros. No es casualidad que estos fierros nobles provengan de la chacra de uno de los nuestros.
En el Liceo nos esperaban los libros -El llamado de la selva, los cuentos de Quiroga-, las láminas de Geografía y de Historia Natural, los instrumentos de Física y de Química… las Ciencias y el Arte a nuestro alcance en cinco salones de blanquísima cal. Y en el patio los recreos, con un sauce, una pelota de trapo y partidos de dos contra dos
Fueron cuatro años tras un ideal la formación integral, esa circunferencia en la que todos los puntos equidistan del centro y en el centro está el ser humano, quien es la medida de todas las cosas. No llegamos al ideal pero como decía Eduardo Galeano, la utopía nos hizo caminar.
La Generación 63 sigue en el camino; somos ese disco de arado que está de cara al mundo -que empieza en Salto-, mirando al cielo para intentar devolver algo de lo recibido. Quienes vinimos a este liceo -y somos miles- formamos parte de diferentes grupos de ex alumnos, de amigos, de compañeros del trabajo, de la comisión del barrio, del deporte, de un partido político… pero sobre todo, somos parte de la comunidad espiritual del Liceo de la Zona Este. El Maestro Tabarez dijo una vez En el camino está la recompensa. Sí, en la vida de sesenta generaciones, el Liceo de la Zona Este ha sido y es, una recompensa”.

Palabras de Teresita Jara:
“Hace 60 años un grupo de vecinos de la Zona Este guiados por el entusiasta profesor Juan Hermann comienzan un gran proyecto. Crear un liceo para los adolescentes del barrio y chacras aledañas. Después de ardua lucha consiguen un viejo galpón que humildemente se transforma en el Liceo Zona Este. Hoy quedamos los sobrevivientes de aquella aventura y queremos testimoniar nuestro reconocimiento al liceo con un espacio artístico realizado con materiales nobles y sencillos (como aquellos luchadores). Estos representan nuestra vida en aquel momento. La ubicación, un barrio de actividad ferrocarrilera. Elementos de trabajo en zona de chacras. También aluden a nuestro traslado en búsqueda del conocimiento. Bajo su techo nos sentíamos cobijados, respetados y éramos felices. Con el correr del tiempo nos damos cuenta que formamos parte de algo muy grande como jamás imaginamos: La comunidad espiritual del liceo Zona Este. Dentro de unos días entregaremos al Liceo y a las autoridades de Secundaria este hermoso regalo que permanecerá para siempre. Se eligió este lugar (entrada por calle Agraciada) porque allí hay una placa en homenaje a nuestro director fundador Juan Hermann”.