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lunes, 12 de mayo de 2025
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«En materia de sanidad se trabaja de manera correcta», destacó el Ing. Lussich

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El Presidente de la Asociación Rural del Uruguay, Manuel Lussich “recordó” algunos episodios ocurridos en el último año, procediendo luego a enumerar la situación que reseñamos.
Cuando el cierre del Prado del año pasado, ya se empezaba a sentir el cambio en la tendencia de los precios de los productos primarios.
Pocos advirtieron cuál sería la profundidad y la extensión de la crisis, con precios que aunque hace poco empezaron a recuperarse, no en todos los rubros, y con valores en los insumos que con frecuencia han marchado desfasados en el tiempo con los de los productos, afectando así el margen de la actividad.
Además de los problemas que traía la crisis internacional, se instaló en toda la región una de las peores sequías de que se tenga memoria.
Al principio se la negó, al mismo tiempo que se nos trataba de imprevisores.
Pero la realidad fue más fuerte y se terminó por aceptar lo que rompía los ojos.
EL COSTO DE
LA SEQUIA
La Asociación Rural del Uruguay, continuando el camino de siempre, de diálogo, propuestas y posiciones constructivas, encargó un trabajo técnico para estimar el costo que la seca tenía.
Ya en el mes de febrero el resultado, que por supuesto era parcial, asustaba.
Sin embargo, se siguió cobrando adelantos del impuesto a la renta, IMEBA, el 1% municipal como si acá no estuviera pasando nada, como si las ventas que se efectuaban fueran parte del giro normal de la empresa y como si la renta fuera a ser parecida a la del ejercicio anterior.
El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, con muy escasos recursos, implementó un plan de ayuda. Se repartió ración a pequeños productores y si bien el impacto fue limitado el esfuerzo debe ser reconocido.
La crisis y la sequía golpearon a todos los rubros agropecuarios pero a algunos más que a otros. En ese sentido debemos destacar el daño provocado en la lechería y la ganadería, en especial sobre la cría.
La producción de carne, con una capacidad de respuesta impensable hasta hace poco tiempo,  se viene recuperando mas rápido de lo esperado.
Sin duda la explicación de este aumento de producción tiene que ver con el avance de la agricultura y nuevas prácticas de suplementación con granos,  cada vez más comunes aún en zonas típicamente ganaderas.
La alta faena de estas últimas semanas, muy por encima de la del año pasado, podrá continuar sólo si la relación de precios mejora sustancialmente.
SANIDAD TRABAJA
CORRECTAMENTE
Reconocemos – prosiguió Lussich – que en materia de sanidad animal se sigue trabajando de manera correcta.
Tenemos diferencias con la implementación de algunas campañas. Con otras en cambio, como el plan piloto para la erradicación de la mosca de la bichera, estamos en un todo de acuerdo.
Pero por encima de todo, los logros sanitarios se mantienen y nuestros productos acceden a prácticamente todos los mercados.
Seguimos teniendo, sin embargo, dificultades para la colocación de carne ovina, especialmente con hueso, situación que mejora con la reciente apertura de Rusia. Somos conscientes además de los esfuerzos oficiales en este sentido.
La granja también sufrió la tendencia creciente en el aumento de los costos. La sequía y la caída en el precio del dólar, que favoreció la importación, traerá sin duda consecuencias no deseadas.
LA LECHERÍA
La lechería viene rezagada en la recuperación de sus precios.
La baja o nula rentabilidad está llevando a productores a  tomar decisiones radicales que han incluido en algunos casos el envío de vientres a frigorífico.
Especialmente en este subsector, se aplica claramente lo que dijimos antes sobre la inconveniencia del cobro del IMEBA en momentos de crisis.
Los problemas de precio a su vez, se agravan considerablemente con rebrotes proteccionistas en el MERCOSUR.
AGRICULTURA
Y TRANSFORMACIONES
Voy a referir algunas palabras al nuevo escenario productivo que se establece en el país a partir de la expansión agrícola, que desde el año 2003 crece a tasas que asombran, y que viene cambiando no sólo el paisaje productivo sino hasta la lógica social de algunas localidades de nuestro país.
Los precios de los granos y las nuevas tecnologías de producción, permiten que la agricultura ofrezca rentas por la tierra difíciles de alcanzar con otras actividades.
A la vez, estas mismas tecnologías permiten llevar la agricultura a gran parte del país.
Se trata de un proceso en principio saludable, porque representa un conjunto de oportunidades de mejorar la situación económica de los productores.
Y no me refiero sólo a la propia renta del negocio.
Esta nueva agricultura, donde la contratación es lo destacable, supone oportunidades de venta de servicios para muchos productores y nuevos empresarios en el medio rural.
La competencia por la tierra entre diversos rubros supone oportunidades y desafíos de un nuevo modo de producir, quizás con otra tecnología, quizás con otra incorporación de capital, seguro, con otra forma de gestionar el negocio.
Cada productor sabrá encontrar respuesta a las nuevas relaciones de precios y atender en estos, nuevos modos de producir la conservación de suelos.

«La competencia por la tierra entre diversos
rubros supone oportunidades y desafíos

Aprovecho también para mencionar los cambios en el nuevo régimen de devolución de impuestos indirectos, que ya es el tercero en esta administración y que ha afectado especialmente al trigo con negocios ya acordados a futuro, para una siembra ya realizada.
En este tema lo que se debe hacer es devolverle a cada producto los impuestos indirectos que se generen a lo largo de su cadena, nada más ni nada menos.
COMPETITIVIDAD
Estos nuevos escenarios de precios relativos que van a generar transformaciones en los sistemas de producción, requieren como nunca un Estado no sólo moderado en el gasto sino muy selectivo en él.
Esto no es lo que hemos tenido a la vista en los últimos años.
En los últimos discursos de la Expo Prado se advirtió sobre la necesidad de mantener la competitividad cuidando el gasto público.
Pero este no ha cesado de aumentar; en el primer semestre de este año fue un 6% superior al mismo período del año anterior, justo en el peor momento de la economía.
Si lo comparamos con el de 2006, vemos que en valores absolutos, pasó de 4.800 millones de dólares a 7.700 millones gastados en 2008, un 60% de aumento.
Si llevamos la comparación hasta el 2005, el aumento pasa a ser del 80%.
Este aumento del gasto público se disimuló detrás de los buenos precios internacionales; pero hoy nos pesa y será muy difícil desandar el camino.
El manejo de las cuentas públicas y de la inflación, así como las cambiantes estrategias para abordarlas cuando el gasto se hace insoportable,  generan  permanentes problemas en el tipo de cambio que viene evolucionando a la baja en los últimos seis años.
Esta tendencia amagó a revertirse en la segunda mitad de 2008, pero a comienzos del año 2009, el Comité de Política Monetaria, aumentó la tasa de interés de referencia (para los préstamos interbancarios a corto plazo en moneda nacional), profundizando el sesgo contractivo de la política monetaria, con el efecto esperable de caída de la demanda de dólares y en consecuencia caída en su valor.
Se suma a esto, el efecto que las Letras de Regulación Monetaria en pesos, con tasas atractivas, tienen en la demanda de moneda nacional.
Como consecuencia se verificó una brusca caída del dólar y en lo que va del año el tipo de cambio vuelve a lo de siempre, en una enfermedad que tiene su origen en el gasto, en el tamaño del Estado, como se señala de modo recurrente desde esta tribuna.
La política en materia de precios de la energía claramente no fue favorable al sector productivo.
Todos sabemos lo que pasó en el mundo con el precio del petróleo, pero ¿cómo se puede entender que en los últimos cuatro años y medio, si bien el petróleo aumentó,  el gasoil haya subido mucho más?
Las tarifas eléctricas también aumentaron de manera muy importante, afectando la competitividad de sus usuarios, en particular de los que no pueden descontar el IVA.
GASTO PÚBLICO
Pero si la cuantía del gasto ya genera problemas macroeconómicos, peor es pensar en su calidad.
Sabemos que la infraestructura productiva está peor, que se nota un deterioro en rutas y caminos, cuyas repercusiones se extenderán en el tiempo. Y que la gente de campo sigue sin ser prioritaria para acceder a los servicios que se ofrecen en las ciudades.
Las mismas oportunidades que tienen los habitantes de ciudades y pueblos las reclamamos para los hombres del campo.
Queremos además, encontrar facilidades para mejorar la educación en todas las destrezas que el campo requiere, no sólo para los nuevos modos de producir, sino para hacer justicia con la gente que persiste en seguir en su pago y tiene el derecho de lograr un trabajo calificado y digno.
La UTU, las universidades, otros institutos deberán aportar la flexibilidad educativa necesaria para el nuevo escenario rural. Cada cual en lo suyo, peones, mandos medios, profesionales, técnicos, todos deben ser alcanzados por nuevas propuestas educativas.
Sin más y mejor inversión en educación, tecnología e infraestructura no tendremos desarrollo.

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